América Latina tiene limitado acceso a medicamentos de calidad

La calidad de los medicamentos en América Latina.
En muchos países latinoamericanos las farmacias no son los únicos establecimientos que venden medicamentos. Foto: Presidencia de República Dominicana

En América Latina el comercio de medicamentos falsificados, no registrados y de calidad subestándar —es decir que no cumplen con las normas de calidad o sus especificaciones—, sigue siendo una amenaza para la salud pública, advierte una investigación.

Publicada en la Revista Panamericana de la Salud, la investigación revisó los registros de las autoridades reguladoras nacionales de medicamentos de 13 países de América Latina y encontró 596 incidentes relacionados con prácticas que atentan contra la calidad de los medicamentos, entre 2017 y 2018.

De ellos, 239 estaban referidos a medicamentos falsificados, 236 a subestándar y 116 a no registrados.[pullquote]3[/pullquote]

Los antiinfecciosos (antibióticos, antiparasitarios, antivirales, antituberculosos), los fármacos para el dolor o cuidados paliativos, las hormonas y otros medicamentos endócrinos y anticonceptivos representaron el 41 por ciento de todos los incidentes compilados, seguidos de los medicamentos para las vías respiratorias, trastornos de conducta y gastrointestinales.

El estudio señala que además de socavar la capacidad de prevenir, tratar, curar y paliar las enfermedades, los medicamentos subestándar y falsificados también minan la confianza de los pacientes en la red de abastecimiento de medicamentos y en intervenciones estratégicas como las campañas de vacunación, y contribuyen a la resistencia a los antimicrobianos, con impacto negativo en el plano socioeconómico también.

Consciente de que las cifras reunidas en la investigación solo muestran los casos denunciados, el autor del trabajo, Robin Rojas-Cortés, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dijo por correo electrónico a SciDev.Net que si bien, “las dimensiones del mercado ilegal no detectado son desconocidas pueden ser enormes”.

“No obstante, las cifras encontradas en este estudio dan cuenta de un problema mayor de salud pública en Latinoamérica. Si bien, se podría esperar que haya una proporción en el mercado de medicamentos subestándar (con desviaciones de calidad), las falsificaciones y los no registrados deberían ser cero”, agregó.

Los países con mayor número de incidencias fueron Perú (31 por ciento), Brasil (28 por ciento), y Chile y Colombia (10 por ciento cada uno). Además de estos países, la investigación incluyó también a Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá y Venezuela. En general, cada país analizado presenta desafíos de vigilancia diferentes, precisó Rojas-Cortés.

Las tiendas y mercados fueron los lugares en los que se detectaron más incidentes (46 por ciento).

Rojas-Cortés, de la Unidad de Medicamentos y Tecnologías de la Salud del Departamento de Sistemas y Servicios de Salud de la OPS, también señala que otra incidencia importante son los robos, que no suelen ser reportados, generándose subregistros.

Los productos auténticos robados suelen reingresar al mercado en versiones subestándar o falsificadas, ya que “una vez que abandonan la cadena legal de distribución se pierde control sobre sus contenidos, etiquetas, condiciones de transporte y almacenamiento, y fácilmente pueden dejar de ser aptos para consumo”, explicó.

Para Liliana Finkielsztein, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, el artículo muestra una parte de lo que realmente ocurre en un continente donde las condiciones sanitarias de la población proporcionan el caldo de cultivo ideal para la proliferación del mercado ilegal de medicamentos.

Según la Organización Mundial de la Salud, del total de incidentes relacionados con medicamentos en todo el mundo informados entre 2013 y 2017, el 21 por ciento provino de las Américas.

“En la región, el acceso equitativo a los medicamentos, como bienes indispensables para garantizar el derecho a la salud, es un objetivo de alcance lejano. Los costos elevados de los medicamentos hacen que sean inasequibles para la mayoría de la población y promueven la proliferación de falsificadores y de un circuito de comercialización ilegal”, señaló Finkielsztein, que dirige el proyecto Ubanex “Sumando Salud y Bienestar – Los Medicamentos llegan a Todos”.

Rojas-Cortés destaca, por otra parte, la existencia de una relación entre el grado de desarrollo del sistema regulador de medicamentos de un país y la cantidad de incidentes que detecta y fiscaliza.

En consecuencia, para mejorar la situación actual, recomienda a los gobiernos invertir en fortalecer sus sistemas regulatorios de medicamentos y productos médicos y en proteger esa cadena de suministros para asegurar la llegada a pacientes y consumidores de productos auténticos, eficaces, seguros y de calidad.

“Es vital que todos los actores involucrados en la cadena estén preparados para reaccionar y responder ante sospechas de desviaciones de identidad y calidad mediante mecanismos claros, eficientes y transparentes de comunicación y colaboración con las autoridades”, puntualiza.

Este artículo fue publicado originalmente por SciDevNet.

RV: EG

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