Los traficantes de personas, las milicias, e incluso los funcionarios estatales, cometen atrocidades en los países africanos que cruzan muchos migrantes de ese continente para alcanzar la costa del mar Mediterráneo, indicó un nuevo informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y organizaciones aliadas.
Quemaduras con aceite, metales ardiendo o plástico derretido, descargas eléctricas e inmovilización en posturas dolorosas, golpizas, imposición de trabajos forzados, e incluso la muerte, son padecimientos de los que son víctimas o testigos los migrantes cuando son transportados tratando de llegar a Europa, según el reporte.
La difusión del informe, titulado “En este viaje a nadie le importa si vives o mueres”, coincidió con la observación este jueves 30 del Día Mundial contra la Trata de Personas.[pullquote]3[/pullquote]
Los horrores que sufren los refugiados y migrantes en estas rutas “han sido invisibles durante demasiado tiempo, y este informe documenta asesinatos y violencia generalizada de la peor naturaleza contra la gente que huye desesperadamente de la guerra, la violencia y la persecución”, dijo el titular de Acnur, Filippo Grandi, en la sede de la Agencia en Ginebra.
De acuerdo con el estudio, en 47 por ciento de los casos, las víctimas informaron que los perpetradores fueron autoridades policiales, lo que derrumba la idea que los responsables son siempre contrabandistas o traficantes.
Aunque es extremadamente difícil recopilar información precisa, los datos sugieren que al menos 1750 personas murieron en 2018 y 2019 cuando emigraron de naciones de África occidental u oriental con dirección a países como Libia, Egipto o Argelia.
Esto representa al menos 72 muertes al mes y convierte a esta ruta en una de las más mortales del mundo para refugiados y migrantes.
Cerca de 28 por ciento de las muertes reportadas en 2018 y 2019 ocurrieron en el desierto del Sahara. Otros puntos de alta letalidad fueron Sabha, Kufra y Qatrun, en el sur de Libia, el centro de tráfico de migrantes de Bani Walid, al sureste de Trípoli, y varios lugares de la ruta de África occidental, como Bamako y Agadez.
En lo que va de 2020 se calcula que habrían muerto al menos 70 refugiados y migrantes, 30 de ellos asesinados por traficantes en Mizdah, en mayo pasado
El documento explica que esos decesos se agregan a los miles de personas que han muerto o desparecido en los últimos años en sus desesperados periplos hacia el mar Mediterráneo o en su travesía a Europa una vez que llegan a la costa africana.
Quienes sobreviven muchas veces quedan con daños de salud, especialmente de salud mental, debido a la experiencia traumática que padecieron.
Las mujeres y las niñas, aunque también algunos niños y hombres, corren un mayor riesgo de sufrir violaciones sexuales y violencia de género, sobre todo en los puestos de control y áreas fronterizas, así como en el periplo por el desierto.
De los entrevistados, 31 por ciento dijeron haber sido víctimas o testigos de violencia sexual y aseguraron que eso sucedió en más de un sitio a lo largo del camino. Los principales perpetradores de estos crímenes en el norte y el este de África fueron los traficantes, mientras que en África occidental fueron las fuerzas de seguridad.
Se reporta también la prostitución forzada y otras formas de explotación sexual de parte de los traficantes. De enero de 2017 a diciembre de 2019, Acnur documentó más de 630 casos de tráfico de refugiados en el este de Sudán, con casi 200 niñas y mujeres que habían sufrido ese abuso.
Al llegar a Libia, uno de los principales destinos de los migrantes y refugiados que intentan cruzar a Europa, están sujetos a más atropellos en medio del conflicto armado y la debilidad del estado de derecho que afectan al país.
Además, la Guardia Costera Libia intercepta a muchas de las personas que intentan cruzar el Mediterráneo, las regresa a territorio libio y las detiene arbitrariamente en instalaciones en las que encaran abusos y condiciones deplorables de vida.
El informe reconoce algún avance durante los últimos años, cuando algunos responsables libios han sido arrestados o se les ha sancionado, y también señala que ha disminuido el número de personas en los centros de detención oficiales.
Autoridades en Libia tomaron medidas contra los grupos armados y traficantes que atropellan a los migrantes y refugiados, y Acnur instó a la comunidad internacional a respaldar al gobierno en el combate a las redes de trata y tráfico de personas.
Con respeto a los países que se encuentran en las rutas migratorias, Acnur los conminó a fortalecer la vigilancia y protección a la gente que las transita, creando opciones legales para estos viajeros forzados, y a cooperar para identificar a los transgresores de la ley y presentarlos ante la justicia.
Pero para que funcione, todo esto tiene que ir de la mano con el combate a los problemas de origen que hacen que los ciudadanos prefieran arriesgar su integridad y su vida en esos viajes antes que quedarse en sus comunidades.
A-E/HM