Remesas podrían incentivar la recuperación agrícola en Cuba

Arnoldo Piró, de 48 años, recolecta rábanos en los canteros de una parcela de cultivos organopónicos en el municipio del Cerro, en La Habana. Las remesas podrían apuntalar la recuperación de la agricultura en Cuba y consolidar su sostenibilidad. Foto: Jorge Luis Baños/IPS
Arnoldo Piró, de 48 años, recolecta rábanos en los canteros de una parcela de cultivos organopónicos en el municipio del Cerro, en La Habana. Las remesas podrían apuntalar la recuperación de la agricultura en Cuba y consolidar su sostenibilidad. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Las remesas pudieran convertirse en un factor de crecimiento económico en Cuba: además de un importante ingreso para financiar necesidades básicas en las familias, resultarían idóneas para incentivar el estratégico sector de la producción de alimentos.

Vietnam y China, con gobiernos de orientación socialista como el cubano, evidencian que si esas remuneraciones se orientan hacia empresas y negocios locales pueden dinamizar el producto interno bruto (PIB), bajo un marco legal adecuado y audaz, consideran analistas de este país insular caribeño.

Algunos economistas cubanos han analizado cómo una mayor autonomía de los productores agrícolas y el estímulo al uso de las remesas en la industria nacional, influyeron en que ambos países asiáticos sean hoy grandes exportadores de alimentos, mientras Cuba importa buena parte de lo que la población come.

“Las remesas en Cuba no solo debían emplearse para el consumo, sino como capital de trabajo, al dejarlas que formen parte de las inversiones necesarias para un negocio en el país”, indicó el economista Omar Everleny Pérez Villanueva en diálogo con IPS.

“Ante la crisis que nos atraviesa y cuya solución no es de corto plazo, veo muy factible utilizarlas, a fin de mover los pequeños negocios necesarios para la vida normal de los cubanos”, argumentó Pérez Villanueva.

En este país caribeño de 11,2 millones de habitantes no existen datos oficiales sobre los totales de estas transferencias monetarias, pero autores y entidades que estudian el tema estiman en alrededor de 3000 millones de dólares anuales los envíos desde el exterior, a través de vías formales e informales.

Ello las convierte en la segunda fuente de ingreso de divisas al país, por detrás de la exportación de servicios profesionales, incluidos los médicos.

La mayor parte de las transferencias provienen de Estados Unidos, donde viven 1,3 millones de emigrantes cubanos, según un estudio difundido en abril de 2019 por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que ubicó en 120 naciones la diáspora del país.

No obstante, unos 1000 millones de dólares podrían dejar de entrar a Cuba en 2020 por este concepto, debido a los impactos globales de la pandemia de la covid-19, de acuerdo con la consultora The Havana Consulting Group, con sede en Miami.

El 4 de junio, la administración del presidente estadounidense Donald Trump anunció nuevas sanciones contras entidades cubanas –alrededor de 240- con las cuales las empresas norteamericanas y sus subsidiarias tienen prohibido establecer vínculos.

Entre ellas mencionó al banco Fincimex, utilizado por varias compañías como la estadounidense empresa Western Union para el envío de remesas a Cuba, aunque hasta ahora no se ha concretado la medida.

Un empleado toma pedidos para llevar a domicilio, en el interior de la cafetería El Vampirito, administrada por trabajadores privados, en el céntrico barrio de Vedado, en el municipio de Plaza de La Revolución, en La Habana. Los emprendimientos privados han sido impulsados en Cuba por remesas recibidas de familiares en el exterior. Foto: Jorge Luis Baños/IPS
Un empleado toma pedidos para llevar a domicilio, en el interior de la cafetería El Vampirito, administrada por trabajadores privados, en el céntrico barrio de Vedado, en el municipio de Plaza de La Revolución, en La Habana. Los emprendimientos privados han sido impulsados en Cuba por remesas recibidas de familiares en el exterior. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

En abril de 2019, Washington redujo a 1000 dólares cada tres meses, la cantidad de dinero que puede remitirse a la isla, tras haberse levantado los límites durante el proceso de normalización de relaciones diplomáticas con el gobierno de Barack Obama (2009-2017).

Una encuesta del Centro de Estudios de la Población de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba reveló en 2016 que 77 por ciento de las personas emigradas enviaban algún tipo de ayuda a sus familias y amistades en la isla, de forma permanente u ocasional.

El propio estudio indicó que dicho apoyo lo recibe un tercio de las y los residentes en el país, con vínculos familiares o de otro tipo con los emigrantes.

“Un abrupto recorte de las remesas no pienso que podría ocurrir, ya que en las administraciones de Estados Unidos donde estaba prohibida las remesas, llegaban a Cuba por distintas vías ayudas familiares», consideró Pérez Villanueva.

Pero sí analizó que «en el ejercicio hipotético que se produzca un cierre de las vías legales donde llegan las remesas como Western Union, entre otras, verdaderamente habría una afectación significativa a muchas familias cubanas”.

Canalizar las remesas a la inversión

Sobre un empleo más proactivo de las remesas, analistas han sugerido crear un fondo de inversión para actividades económicas, estatales o privadas, con una tasa de interés atractiva y que pueda cobrarse cada cierto tiempo por quien aporta fondos o por uno de sus familiares.

El investigador Ángel Marcelo Rodríguez explicó a IPS que una manera interesante de convertir las remesas en un factor de crecimiento económico sería “poderlas invertir en pequeñas y medianas empresas asociadas al sector de los servicios y la producción agrícola”.

Tanto Pérez Villanueva como Rodríguez apuntan que sería necesaria una ley de pequeñas y medianas empresas, tema en el cual insisten economistas, académicos e integrantes del sector privado el cual ha crecido discretamente desde 2010, a partir del programa de reformas económicas impulsadas por el expresidente Raúl Castro (2008-2018).

Una Ley de Empresas debe ser aprobada en abril de 2022 por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento unicameral, según el cronograma legislativo.

Clientes aguardan su turno en el exterior de una sucursal de la empresa estadounidense de transferencias internacionales Western Union, en Marianao, uno de los municipios de La Habana. Se calcula que a Cuba llegan anualmente en promedio unos 3000 millones de dólares en remesas. Foto: Jorge Luis Baños/IPS
Clientes aguardan su turno en el exterior de una sucursal de la empresa estadounidense de transferencias internacionales Western Union, en Marianao, uno de los municipios de La Habana. Se calcula que a Cuba llegan anualmente en promedio unos 3000 millones de dólares en remesas. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Otra decisión pertinente sería la posibilidad de que nacionales inviertan en sectores de la economía. Las leyes actuales solo reconocen personalidad jurídica a empresas estatales y cooperativas, además de inversionistas foráneos.

La ley de Inversión Extranjera, de 2014, permite que cubanas y cubanos residentes en otros países inviertan en el país, pero hasta el momento no ha trascendido que bajo esta norma se haya concretado algún negocio de los delineados en la cartera de oportunidades.

El 18 de junio, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, aseguró en una comparecencia televisiva que el gobierno creará facilidades para que cooperativas y trabajadores privados exporten a través de empresas estatales especializadas, “para lo que no tenemos que esperar a que estos últimos tengan personalidad jurídica”.[related_articles]

Debido a los impactos socioeconómicos de la covid-19, América Latina y el Caribe recibiría este año unos 77 500 millones de dólares en remesas, casi un 20 por ciento menos que en 2019, muestran proyecciones del Banco Mundial y análisis de IPS.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), alertó que la caída en dichos ingresos es una de las causas de la contracción económica regional de 5,3 por ciento del PIB, según ese organismo.

Un informe de la Cepal y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), publicado el 16 de junio, llamó a evitar que la pandemia conduzca a una crisis alimentaria regional.

El texto insistió en los efectos sobre las actividades del sistema alimentario (producción, transformación, distribución, comercio y consumo de alimentos) y sus resultados, sobre todo en términos de seguridad alimentaria y bienestar social.

El gobierno cubano considera la producción de alimentos un eje estratégico del plan de desarrollo nacional; por lo cual insiste en producir internamente todo lo posible y sustituir importaciones, ante las afectaciones financieras agravadas por el coronavirus y el fortalecimiento del embargo aplicado por Estados Unidos desde 1962.

La Cepal pronosticó una caída del 3,7 por ciento del PIB de la isla en 2020.

La falta de liquidez de la economía, que arrastra una crisis de casi tres décadas, llevó a las autoridades a solicitar una moratoria de pago de su deuda con los acreedores gubernamentales y estatales del Club de París, la cual debe ser renegociada en la primavera de 2021, de acuerdo con medios internacionales.

Cuba importa alrededor de 80 por ciento de sus alimentos, equivalentes a un desembolso anual de 2000 millones de dólares, según datos oficiales.

De 600 a 800 millones de dólares podrían ahorrarse con una mayor productividad de las  tierras, mediante adecuados estímulos, descentralización de los mecanismos de comercialización e inversiones que capitalicen y modernicen la agroindustria, opinan analistas.

“Cuba tiene una responsabilidad no solo con sus ciudadanos. Existe un compromiso regional hacia el Caribe, porque muchos de las islas no tienen áreas agrícolas para alimentar a sus habitantes. Con adecuadas inversiones, además de autoabastecerse, el país podría aspirar a exportar alimentos hacia estos mercados”, reflexionó Rodríguez.

Ed: EG

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