La propuesta del designado primer ministro de Eslovaquia de financiar a periodistas de investigación para que actúen como vigilantes anticorrupción del gobierno y los organismos públicos hade sido rechazada por la mayoría del sector como «un camino al infierno».
El populista Igor Matovič y su partido, el conservador Gente Común (OLaNO), ganaron las elecciones legislativas del 29 de febrero con la promesa de emprender un combate frontal contra la corrupción.
Tras su triunfo y su designación como nuevo primer ministro, el político propuso la creación de una unidad especial de periodistas de investigación para que controle el uso de los fondos públicos por los miembros del gobierno y de instituciones estatales.
El planteamiento surge solo dos años después de que el periodista de investigación eslovaco Jan Kuciak y su prometida Martina Kusnirova fueran asesinados a tiros en su vivienda, y ha recibido un rechazo casi unánime por parte de la comunidad periodística del país.
Critican que podría comprometer la independencia de los periodistas y temen que podría ser una forma para que los líderes políticos se absuelvan de la responsabilidad de erradicar la corrupción.
Además, llamaron a Matovič a impulsar nuevas leyes que garanticen que los profesionales de la comunicación puedan realizar su trabajo en forma más eficiente y segura.
«Es bueno que Matovič esté pensando en nosotros, y esta idea puede estar bien intencionada, pero es un camino al infierno», dijo a IPS el especialista Arpad Soltesz, director del Centro de Periodismo de Investigación Jan Kuciak.
Sugirió que la unidad propuesta esté compuesta por periodistas de investigación que trabajen en todo el país y que puedan investigar la corrupción en el gobierno central, así como entre las autoridades regionales y los organismos estatales.
Matovic dijo que podría proponer una ley para garantizar la financiación de esa unidad, con un fondo de 11,5 millones de dólares y que una organización de periodistas, aún por determinar, decidiría en qué trabajos y cómo manejar ese fondo.
Eslovaquia ha sido foco de escándalos de corrupción en los últimos años, que han involucrado a los niveles más altos del poder.
Cuando el 21 de febrero de 2018 fue asesinado a tiros en su hogar junto con su prometida, cerca de Bratislava, Kuciak investigaba los vínculos entre la mafia italiana y el partido socialdemócrata Smer, desalojado ahora del poder tras mantener la hegemonía electoral los últimos 15 años, en una derrota que el asesinato del periodista y su manejo han tenido un gran peso.
Los periodistas eslovacos consideran que la unidad propuesta por Matovič genera grandes dudas sobre la independencia de los informadores y los medios en un país como Eslovaquia.
Marek Vagovic, jefe de la información de investigación en el medio digital Aktuality.sk, justamente para el que trabajaba Kuciak cuando fue asesinado, reflexionó en una entrada en su cuenta en Facebook que “uno de los pilares clave de los medios respetables es su independencia, por lo que no es apropiado tomar cualquier apoyo financiero del gobierno/ estado. Ni ahora, ni en el pasado, ni en el futuro… Podría reducir la confianza pública en nosotros».
El trabajo que realizan los reporteros de investigación es ampliamente reconocido como una parte vital de cualquier democracia en muchos estados. Pero se trata de un trabajo muy costoso, por los recursos que se requieren, por lo que no todos los medios pueden tener equipos que se dediquen a ello.
Debido a ello, en muchos países existen fondos privados o públicos dedicados a financiar labores de investigación de periodistas.
Pero son fondos claramente independientes en su manejo del gobierno o las instituciones que los financian, como los dos que existen en los Países Bajos, que reciben millones de euros anuales del Ministerio de Educación holandés y también de otras fuentes y cuya asignación a cada solicitud deciden expertos independientes.
Los planes de Matovič hasta el momento sugieren que el dinero para el fondo eslovaco provendría únicamente del Estado, algo que preocupa a los periodistas locales que señalan a la vecina Hungría como un ejemplo de lo que puede salir mal cuando el gobierno financia los medios.
Se estima que el primer ministro húngaro, el populista de extrema derecha Viktor Orban, y su partido Fidesz, controlan hasta 90 por ciento de los medios de comunicación del país, ya que han utilizado políticas y fondos públicos para ir eliminando a los medios de comunicación críticos e independientes.
Tan solo en 2018, 467 medios de comunicación, algunos de los cuales habían sido creados con fondos públicos, fueron «entregados» a la Fundación de Prensa y Medios de Europa Central (Kesma), dirigida por personas cercanas a Orban, por sus propietarios progubernamentales. Esto los puso en la práctica bajo el control del régimen.
Beata Balogova, editora en jefe del diario eslovaco Sme, dijo a medios locales: «Perdóneme si, en una región donde Viktor Orban creó Kesma, estoy un poco preocupada por iniciativas similares».
Balogova y otros también han cuestionado el poder real de los periodistas para hacer frente a la corrupción.
Matus Kostolny, editor en jefe de Dennik N, escribió en su diario: «Los periodistas de investigación pueden descubrir docenas de escándalos, pero no tienen ninguna posibilidad de descubrir todo y, a diferencia del Estado, no tienen la posibilidad de investigar, seguir y utilizar (para luchar contra la corrupción) documentos de la policía, los fiscales y el servicio secreto».
A su juicio, “es tentador dejar que lo hagan los periodistas, pero, en realidad, son el primer ministro y sus socios de coalición quienes deben ser responsables del desempeño del gobierno».
Periodistas y medios insisten en que lo que el gobierno debe garantizarles es la seguridad en su labor y ponen como ejemplo que antes de su asesinato, Kuciak alertó a la policía que había sido amenazado por el prominente empresario local Marian Kocner, sobre cuyas opacas actividades había escrito y seguía investigando.
Pero sus denuncias no fueron escuchadas hasta después de su muerte, cuando tiempo más tarde Kocner fue arrestado y actualmente es enjuiciado como mandante del asesinato.
«El gobierno no debería pagarles a los periodistas de investigación. Debería permitirles hacer su trabajo libremente y protegerlos si alguien los ataca o quiere matarlos. Y luego el gobierno debería actuar según lo que descubran», dijo Balogova.[related_articles]
Los profesionales de periodismo también demandan una legislación que facilite su trabajo y no lo obstaculice o haga imposible.
Las leyes actuales sobre difamación facilitan altas y masivas multas cada vez que un artículo informativo cita a personas u organizaciones. Se trata de multas que pueden acabar con un medio pequeño y que disuaden a todos a publicar historias sobre casos de corrupción.
Otro obstáculo es la falta de acceso a la información sobre el uso de fondos públicos.
«Los ministerios ocultan información sobre sus actividades, utilizando exenciones legislativas o reclamando confidencialidad comercial. Se necesita que esto cambie», planteó en un blog Zuzana Petkova, de la no gubernamental Zastavme Korupciu (Stop a la Corrupción).
Por su parte, Soltesz, del Centro de Periodismo de Investigación Jan Kuciak, dijo a IPS que también las fuentes deben ser protegidas legalmente, para que se animen a informar sobre casos de corrupción.
«Me gustaría ver una legislación en la cual cualquier periodista que revele su fuente en contra de su voluntad enfrente una sanción legal, de la misma manera que un médico o un abogado deben cumplir con las reglas de confidencialidad del paciente cliente», afirmó.
Matovič defiende su propuesta, asegurando que no hay razón para que el fondo afecte la independencia de los periodistas, según remarcó a la emisora pública RTVS.
No está claro tampoco si el designado primer ministro podrá implementar su plan de una unidad de periodistas de investigación financiada con un fondo público, aunque parece que existe apoyo dentro de los cuatro partidos que van a respaldar su gobierno.
Ello por la oposición mayoritaria de los periodistas, los medios y los gremios periodísticos locales.
«Nadie en ningún medio serio ve con forma positiva este plan. Decimos gracias, pero no gracias. El periodismo debe permanecer independiente», sentenció Soltesz.
T: MF