Una persona adulta joven requiere 15 metros cúbicos o 15 kilogramos de aire, 1,5 litros o 1,5 kilogramos de agua y 0,75 kilogramos de alimentos sólidos todos los días. Esto significa que alrededor de 87 por ciento de nuestro requerimiento básico diario es aire.
La pregunta entonces es: ¿qué pasa con nuestra salud y nuestro ambiente si se contamina el mismo aire? La respuesta corta y simple es: «la contaminación mata».
La quema de biomasa (BB) en las cocinas rurales sigue siendo la principal fuente de energía, particularmente en los países del Sur en desarrollo. Alrededor de 3000 millones de personas dependen de fuegos abiertos o de cocinas simples para cocinar.
El Panorama Mundial de Energía 2011 de la Agencia Internacional de Energía afirmó que 39% de la población mundial usa combustible de biomasa para cocinar o para la calefacción y se consume en gran medida en los países en desarrollo.
Por ejemplo, en la década del 2000 se halló que más de 80% de la energía doméstica en la India proviene de la biomasa, de los cuales sobre 90% de los hogares utilizan estiércol o madera para cocinar. Grandes cantidades de partículas gaseosas y de pequeño tamaño que pueden ingresar a nuestros pulmones se liberan de la BB usada para cocinar en el área rural.
Esto degrada negativamente la calidad del aire interior y afecta gravemente la salud humana y, a mayor escala, contribuye al cambio climático y a la contaminación atmosférica mundial.
Las cocinas tradicionales que tienen una combustión incompleta del combustible de biomasa y emiten cantidades sustanciales de contaminantes son muy comunes en la región del sur de Asia. Los tipos comunes de combustible de biomasa utilizados son madera, estiércol animal seco, bagazo de caña de azúcar, residuos de cultivos y otros insumos similares.
Ishora Devi, de 50 años, es una de las usuarias habituales de combustible de biomasa en una cocina tradicional. Cada día se levanta en torno a las 4: 30 o 5: 00 de la mañana y enciende la estufa tradicional de su hogar para cocinar alimentos para humanos y animales (búfalos). Su familia, ella incluida, tiene ocho miembros, a lo que hay que sumar sus dos búfalos.
Por lo general, su cocina se enciende tres o cuatro veces al día, y en cada ocasión es por una o dos horas, lo que significa que cada día pasa entre cuatro y ocho horas cerca de la estufa, en un área con humo. “Uso alrededor de 10 kilógramos de leña cada día”, explicó.
El techo de su cocina se volvió negro debido a la continua quema de leña y la emisión de partículas de hollín. También el color de la puerta muestra una marcada diferencia en el color: la mitad inferior es clara, mientras que la mitad superior es marrón o casi negra.
Esto indica que el humo una vez liberado es más caliente y más ligero, así que intenta subir y se acumula en el techo. Por lo tanto, una persona que trabaja en la cocina de pie tiene más probabilidades de verse afectada en comparación con la que trabaja sentada.
Devi es solo un ejemplo de los miles de millones de personas que utilizan combustible de biomasa y que pasan la mayor parte de su vida en un ambiente lleno de humo. La mayoría de las cocinas no están bien ventiladas, así que el aire dentro de esos espacios no puede fluir suavemente, por lo que muchas personas pueden asfixiarse.
Además de la quema de biomasa doméstica dentro de la cocina, la quema de residuos de cultivos también tiene una fuerte influencia en la contaminación del aire local a regional.
Hallazgos de 2019 destacaron la influencia significativa de la quema de residuos de cultivos en el campo o de la madera en la calidad del aire de Delhi, particularmente durante la temporada posterior a la cosecha, en el otoño y el invierno boreal.
Los investigadores utilizaron la tecnología de punta de la huella digital de isótopos de doble carbono (δ13C / Δ14C) para llegar a esta sólida conclusión. La quema de residuos de cultivos a pequeña escala se observa con frecuencia en sitios rurales en el sur de Asia. Esos pequeños incendios en espacios abiertos emiten enormes cantidades de gases y aerosoles que una vez liberados a la atmósfera, degradan su calidad.
El nepalí Lekhendra Tripathee, profesor asistente de la Academia China de Ciencias y que en los últimos ocho años trabaja en el área de la contaminación del aire en el Himalaya y la llanura de la cuenca del Indo-Ganges, afirma que «la contaminación del aire no tiene límites políticos (administrativos) y podría transportarse fácilmente de un sitio a otro».
«Los humanos son los contaminadores y las víctimas de su acción. Cuanto más controlemos la emisión, más seguro podremos vivir», sentenció.
Cong Zhiyuan, profesor en el Instituto de Investigación de la Meseta Tibetana, en la capital de China, identificó el transporte de las emisiones de biomasa desde el sur de Asia hasta esa Meseta Tibetana y su impacto en los ecosistemas frágiles y sensibles en un artículo publicado en Scientific Reports en 2015.
La quema de biomasa libera enormes cantidades de gases y aerosoles relacionados con el carbono, el nitrógeno, el azufre y muchos más que tienen más probabilidades de amenazar la vida humana, el clima y el ecosistema.
La quema de biomasa es la causa principal de la contaminación del aire, lo que conduce a varias enfermedades crónicas como cáncer de pulmón, infección respiratoria aguda, asma, enfermedad cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, etc.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en 2012 la muerte prematura anual en todo el mundo de 4,3 millones de personas como resultado de la contaminación del aire interior causada por la combustión de biomasa al cocinar.
En general, de todas las muertes por cáncer de pulmón, la contaminación del aire ambiental representa 29% y casi la mitad (sobre 43%) de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica es causada por la contaminación del aire.
Las mujeres, los niños y los adultos mayores son en su mayoría víctimas de la contaminación del aire interior. La OMS informó que la muerte de niños menores de 5 años debido a neumonía es el resultado de partículas (hollín) inhaladas por la contaminación del aire del hogar.
En resumen, la contaminación del aire es un problema global y más grave en el caso del sur de Asia, donde la quema de biomasa es extremadamente alta. El aumento de la dependencia sobre las energías renovables, como la hidroelectricidad, podría ayudar a mantener el ambiente.
T: MF