El último día del mandato de la Misión de Apoyo a la Justicia de las Naciones Unidas en Haití, “cierra la página del mantenimiento de la paz”, pero no concluye el apoyo de la ONU a la nación caribeña, destacó ante el Consejo de Seguridad el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock.
Con estas palabras, Lowcock se refería a la transición entre la MINUJUSTH, las siglas de la Misión, que finalizó sus actividades el martes 15, a la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), una misión política especial, que inició su andadura este miércoles 16.
Sin embargo, Lowcock destacó el martes ante el Consejo de Seguridad que Haití todavía se enfrenta a una grave crisis política, entrelazada con desafíos socioeconómicos, que a su vez afectan al contexto de seguridad que agravan aún más la inestabilidad política.
Elementos claves de la crisis
Este entorno, propicia “un círculo vicioso que el país ha visto demasiadas veces” y que resumió en una serie de elementos clave como la parálisis institucional, escenificada en las cuatro propuestas de formación de gobierno presentadas por el presidente y no confirmadas en el parlamento, o la negativa de la oposición al llamado presidencial a formar un diálogo nacional y la formación de un gobierno de unidad.
A estos dos factores, se le añaden el deterioro de la situación de seguridad durante el último mes “a medida que grandes sectores de la población, insatisfechos con sus dirigentes y las condiciones socioeconómicas del país, son movilizados en nuevas manifestaciones de los dirigentes de la oposición, que exigen cambios, incluso en la presidencia”.
Según las estimaciones preliminares de MINUJUSTH, al menos 30 personas murieron durante las protestas entre el 15 de septiembre y el 9 de octubre, 15 de ellas a manos de agentes de policía.
Y, finalmente, una delicada situación humanitaria con bloqueos de carreteras e inseguridad generalizada que paralizan las actividades normales y obstruyen las operaciones humanitarias.
Pese a la actual situación, destacó los múltiples progresos que el mantenimiento de la paz trajo a la nación caribeña durante los últimos quince años.
Entre ellos, el despliegue de la policía nacional, que dio lugar a importantes cambios sobre el terreno como la disminución casi a la mitad de la tasa de homicidios entre 2004 y 2019; las mejores en el sector judicial, con la promulgación de leyes esenciales desde el año 2004; y los programas de reducción de la violencia en las comunidades.
“Sin embargo, estos logros no ocultan el hecho de que Haití sigue necesitando el apoyo de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas. Si bien el mantenimiento de la paz en Haití ha creado un entorno propicio para que se lleven a cabo los procesos políticos y democráticos, es necesario encontrar más soluciones políticas a los problemas políticos sistémicos”, declaró.
La ONU no abandona Haití
Añadiendo a continuación que “en este difícil contexto, el cierre de la MINUJUSTH no significa que las Naciones Unidas abandonen Haití. Por el contrario, conducirá a la continuación del apoyo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Haití de otra forma”.
Lacroix estimó que el actual periodo de transición sirvió para que las Naciones Unidas obtuvieran las competencias necesarias para adaptarse a las necesidades sobre el terreno, que el cometido político y de buenos oficios lo asumirá la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, y “que el equipo en el país se encargará de todas las actividades de apoyo programático y técnico”.
Tributo a la MINUSTAH
Del mismo modo, quiso recordar el legado de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que operó en el país entre los años 2004 y 2017, y recordó que con el fin de las misiones mantenimiento de la paz no concluye la labor de la ONU para eliminar el cólera o los esfuerzos para combatir la explotación y el abuso sexual y los casos de paternidad relacionados.
Este artículo fue publicado originalmente por ONU Noticias.
RV: EG