La conmemoración del 25 aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), que acoge la capital de Turquía, tiene un llamado común de sus participantes: se necesita una acción urgente para frenar la degradación de las tierras y restaurarlas, porque de ello depende la seguridad alimentaria del planeta.
«Piensen en lo que se necesita para alimentar a 7.500 millones de personas”, dijo el secretario ejecutivo de la CNULD, Ibrahim Thiaw, a cientos de representantes de países y organismos internacionales, participantes en el congreso sobre sobre “Transformación exitosa hacia la neutralidad en la degradación de la tierra: Perspectiva de futuro”.
El encuentro internacional, que acoge entre el lunes 17 y el miércoles 19 la ciudad de Ankara, es parte de la celebración del cuarto de siglo de la Convención y del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, ambos el día 17.
“Solo 20 por ciento del planeta es habitable, y dentro de nuestras propias vidas, una de cada cuatro hectáreas de tierra productiva se ha vuelto inutilizable, tres de cada cuatro hectáreas han sido alteradas sobre su estado natural, y mientras la agricultura impulsa esos cambio, desperdiciamos un tercio de los alimentos (producidos)», añadió Thiaw.
La lucha contra la desertificación, subrayó el alto funcionario originario de Mauritania, es parte crucial de las medidas que hay que adoptar para reducir la migración forzada, mejorar la seguridad alimentaria, estimular el crecimiento económico y ayudar a enfrentar la emergencia climática mundial.
«Debemos tomar medidas para pagar nuestra deuda con la naturaleza y restaurar nuestra tierra, generando un retorno de nuestra inversión 10 veces mayor, multiplicando los beneficios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y creciendo juntos en un ciclo virtuoso en el que todos contribuyan y todos se beneficien», insistió Thiaw.
La restauración y la protección de la frágil capa de la tierra es un problema para «cualquiera que quiera comer, beber o respirar», sintetizó el secretario ejecutivo de la CNULD, también conocida como UNCCD, su sigla en inglés.
Ello, recordó porque la humanidad está en la necesidad de aumentar la producción de alimentos en 50 por ciento, cuando la degradación de la tierra y el cambio climático disminuirán los rendimientos de los cultivos en ese mismo 50 por ciento.
El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebra todos los años justamente para concienciar sobre que la promoción de un buen manejo de la tierra es en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Thiaw destacó que más de mil millones de personas han salido de la pobreza extrema desde que se instituyó la CNULD, pero la errada explotación de los recursos naturales continúa ampliando la brecha de la pobreza en lugar de reducirla.
También consideró un grave error que las mujeres, que son claves para acortar esa brecha, vean restringido su acceso a la actividad económica en 90 por ciento de los países del mundo.
«Por ejemplo, las mujeres representan 40 por ciento de los trabajadores agrícolas, pero solo uno de cada cinco posee su tierra y aún menos la controla», dijo el máximo funcionario de la CNULD.
Levantar esas restricciones para las mujeres “agregaría 240 millones de empleos y 28 billones (millones de millones) de dólares a la economía para el año 2025. Es como duplicar la economía de Estados Unidos, y algo más, en solo seis años», subrayó Thiaw.
Por esa razón, explicó, el Plan de Acción de Género de la CNULD promueve una mayor participación en la toma de decisiones; más poder económico y legal; Y más acceso a recursos, educación y tecnología para las mujeres.
«Hay un punto de inflexión social cuando la participación de las mujeres alcanza 30 por ciento, y necesitamos lograrlo rápidamente”, para beneficiar así a la protección de la tierra y la biodiversidad y mejorar las respuestas al cambio climático, concluyó Thiaw.
El secretario general de la Organización de las Naciones Uniadas (ONU), António Guterres, en un mensaje por video durante la apertura del congreso internacional, recordó que el mundo pierde cada año 24.000 millones de toneladas de suelo fértil y esa degradación de la tierra reduce el producto interno bruto de los países del Sur en desarrollo hasta en ocho por ciento anual.
Por eso, para Guterres es imperativo de combatir la desertificación y la sequía como uno de los esfuerzos básicos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En tanto, el anfitrión de las diferentes celebraciones y del encuentro internacional, el ministro de Agricultura y Silvicultura de Turquía, Bekir Pakdemirli, citó como ejemplo de lo que se puede hacer, el hecho de que su país aumentó sus tierras forestales en seis por ciento en los últimos 30 años.
Turquía es el tercer país del mundo en agregar tierras forestales, después de China e India. En todo el mundo, en cambio, las tierras forestales se han reducido en los últimos 10 años en un promedio de 5,2 millones de hectáreas anuales, dijo Pakdemirli.
De los 196 Estados miembros de la CNULD, 169 están afectados por la desertificación, la degradación de la tierra o la sequía.
En 2015, la comunidad internacional acordó lograr un equilibrio en la tasa de degradación y restauración de la tierra mediante la adopción de medidas concretas para evitar, reducir y revertir la degradación de la tierra.
Ese equilibrio tiene como objetivo la Neutralidad en la Degradación de la Tierra (NDT), mediante la cual los países adoptan medidas destinadas a lograr un manejo sostenible de la tierra, donde se reponga a la tierra lo que se le quite por la actividad humana.
En los últimos cuatro años, ya son 122 países los que se comprometieron a tomar medidas voluntarias y medibles para detener la degradación de la tierra para 2030.
Además, 44 de los 70 países que han sufrido sequías en un pasado reciente han establecido planes nacionales para gestionar la caída de la pluviosidad de manera más efectiva en el futuro.
Si bien se ha producido una cantidad significativa de la degradación y transformación de la tierra en los últimos 50 años, Thiaw dijo que hay historias de éxito que muestran el camino, como la de la región de Anatolia Central de Turquía.
Allí, la rehabilitación y restauración durante décadas provocó un aumento de la cubierta forestal, lo que muestra que el cambio es posible cuando el conocimiento tradicional, la tecnología y las comunidades se unen de manera creativa.
El secretario ejecutivo de la CNULD aseguró que la restauración de 150 millones de hectáreas de tierras agrícolas para 2030 puede generar hasta 40.000 millones de dólares en ingresos adicionales para los pequeños agricultores.
Además, aseguró Thiaw, puede alimentar a 200 millones adicionales de personas y consumir varias gigatoneladas de dióxido de carbono, lo que ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático.
T: MF