¿Hace falta una convención mundial de principios comunes para la construcción de la paz? Esa fue la pregunta que sobrevoló durante el Sexto Foro Anual sobre Paz y Desarrollo, que se desarrolló en la capital sueca, en medio de lo que se calificó como un clima internacional de amenaza para la seguridad planetaria.
Las crecientes intervenciones militares, la propagación de emergencias humanitarias, la migración forzada, el aumento guerras civiles, eventos extremos provocados por el cambio climático, y la pobreza generalizada y el hambre relacionada con los conflictos, son los componentes de esa amenaza, resumieron participantes en el encuentro de tres días.
El Foro, que concluyó el jueves 16, fue organizado por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri), junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores sueco.
Durante muchas décadas, dijo el ministro sueco de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Peter Eriksson, las reglas de la guerra estuvieron regidas por la Convención de Ginebra, pero no ha sucedido lo mismo con las de la paz y el desarrollo.
«¿Necesitamos desarrollar y adoptar principios comunes para construir la paz?», se preguntó durante la inauguración del Foro, ante más de 400 políticos, investigadores y profesionales de alto nivel participantes en el encuentro.
El ministro recordó que las Naciones Unidas están implementando reformas para mejorar la respuesta a la crisis, mantener la paz y el desarrollo sostenible, mientras que el Banco Mundial ha iniciado el desarrollo de una nueva estrategia para responder a la «Fragilidad, Conflicto y Violencia».
Por su parte, la Unión Europea trabaja en su «Enfoque Integrado para Conflictos y Crisis» y la Unión Africana intensifica su «compromiso con respuestas a la crisis».
También el Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE/CAD) ha elaborado nuevas recomendaciones sobre el nexo entre Desarrollo Humanitario y Paz.
Tras recordar esos datos, Eriksson se preguntó: ¿existen mecanismos suficientes para unir a quienes dan respuesta a las crisis con aquellos que trabajan en construir la paz y el desarrollo? Y si esto no sucede, agregó, ¿qué se necesita?
Jan Eliasson, presidente de la Junta de Gobierno del Sipri y ex secretario general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), recordó que durante los últimos cinco años el Foro ha dado forma al debate mundial sobre el tema, desarrollando ideas innovadoras y construyendo puentes cruciales.
Comentó que el Sipri tiene un programa en el Sahel que se centra en las perspectivas locales sobre la paz y la seguridad, mientras también desarrolla la incorporación de esas perspectivas locales en las intervenciones internacionales en Malí y en el resto de la región africana.
Además, el Sipri, en cooperación con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, realiza un proyecto para comprender mejor los vínculos entre la seguridad alimentaria y el hambre, con el fin de ayudar a mejorar la sensibilidad al conflicto de uno de los programas más importantes de respuesta a las crisis.
«Nuestro trabajo sobre género y la inclusión social en los procesos de paz continúa avanzando a medida que avanzamos en la base de conocimientos y los vínculos entre los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”, dijo Eliasson.
También el Sipri particiá en la recién creada Comisión Lancet-Sight, que evalúa cómo la salud y la igualdad de género contribuyen a sociedades pacíficas, justas e inclusivas.
Los desafíos globales nunca pueden superarse de manera aislada, sino que solo pueden abordarse a través del diálogo y la cooperación, enfatizó Eliasson.
Susan Wilding, quien dirige la oficina en Ginebra de Civicus, la alianza global de organizaciones de la sociedad civil, aseguró a IPS que «la respuesta a la pregunta del ministro debería ser SÍ. Necesitamos desarrollar principios comunes para la construcción de la paz».
La activista recordó que las recomendaciones la OCDE/CAD hablan de «prevención siempre, desarrollo siempre que sea posible, acción humanitaria cuando sea necesario, además del nexo humanitario de desarrollo y paz».
Pero lo que no tienen en cuenta, especialmente en lo que respecta a la parte de prevención, es el nexo con los derechos humanos, criticó Wilding.
«¿Cómo podemos esperar prevenir los conflictos si no nos enfocamos primero en la prevención de los abusos de los derechos humanos? ¿Cómo podemos esperar alcanzar los ODS a nivel nacional mientras prevalecen los abusos de los derechos humanos y las restricciones del espacio cívico?», se preguntó.
A juicio de la representante de Civicus, «si no empezamos a ver el vínculo entre los derechos humanos, el espacio cívico y la agenda humanitaria, de desarrollo y de paz, seguramente fracasaremos en nuestros esfuerzos por alcanzar cualquiera de los objetivos».
Alex Shoebridge, asesor de consolidación de la paz de la organización humanitaria Novib Oxfam, dijo a IPS que si bien el Banco Mundial, la ONU y algunos donantes han tratado de reflexionar sobre su contribución a la construcción de la paz, es necesario un cambio más esencial en el apoyo internacional a esa construcción.
Señaló que la paz sostenible solo se puede lograr mediante esfuerzos liderados localmente que sean inclusivos, interconectados y que vayan más allá de los gobiernos.
Este es especialmente el caso en contextos donde los gobiernos mismos son parte del conflicto, como se produce en un número creciente de contextos, incluidos los países de ingresos medios, señaló Shoebridge.
«Las mujeres y los jóvenes deben desempeñar un papel clave en la configuración de los futuros pacíficos para sus países, y no estar al margen o participar de una manera simbólica», añadió.
Para el especialista humanitario, se requiere también que el apoyo externo a la construcción de la paz vaya más allá del ciclo del proyecto y más allá de las soluciones técnicas centradas en la reforma de las instituciones dirigidas por el estado.
Las investigaciones muestran que se necesitan al menos dos décadas para que un país emerja de los legados del conflicto y los transforme. Los conflictos son relacionales, con profundas desigualdades, agravios históricos y normas de género negativas que sostienen y perpetúan conflictos entre grupos.
Además, destacó Shoebridge, 60 por ciento de los conflictos tienen lugar en países que han experimentado conflictos anteriormente, lo que significa que el desarrollo y la asistencia humanitaria deben hacer más para garantizar que los resultados de la construcción de la paz se respalden a corto, mediano y largo plazo.
«No podemos quitar el ojo de la pelota, cuando las causas estructurales del conflicto, como la desigualdad y la marginación, siguen sin resolverse», concluyó.
T: MF