El sistema, la juventud y la democracia

Roberto Savio, fundador y presidente emérito de IPS y editor de Other News. Autor de la nota sobre el cambio climático, el Acuerdo de París y la juventud.
Roberto Savio

Si alguna vez necesitáramos una prueba para ver cómo el sistema político se ha vuelto autorreferente e incapaz de actualizarse, la última marcha estudiantil en más de mil ciudades es muy buen ejemplo.

Por supuesto, los políticos se refirieron a ella en declaraciones y Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, un viejo zorro político con mucho kilometraje, incluso besó la mano de Greta Thunber (un gesto totalmente demagógico).

No obstante, esta manifestación juvenil sin precedentes ha dado vida a una nueva iniciativa sobre el cambio climático. Tenemos la suerte de que el síndrome de Asperger que sufre Greta trae poca empatía y una gran determinación, por lo que es totalmente improbable que sea cooptada por la adulación y el reconocimiento…

Fue interesante ver la reacción de los políticos. En el parlamento italiano, lo que escuchaban más los privilegiados con acceso a información confidencial era: de cualquier modo, ellos no votan, son demasiado jóvenes…

Todos debemos recordar que en 2017 el gobierno italiano puso en su presupuesto 20.000 millones de dólares para salvar a cuatro bancos italianos; pero solo 2.000 millones de dólares para todos los subsidios y ayudas a la juventud.

Los directores de escuelas desde Alemania hasta Italia declararon que los estudiantes tenían que estudiar, no participar en manifestaciones… había, como de costumbre, una teoría conspirativa, con el argumento de que el cambio climático es demasiado complejo para los jóvenes y que Greta era una evidente marioneta en manos de los adultos.

Los medios han insistido en las relaciones entre su familia y los activistas del cambio climático, para demostrar que ella ha sido utilizada. Pudiera ser así, pero a estas alturas es demasiado tarde para desacreditarla, y ella actuó persiguiendo sus propios objetivos…  Los cientos de miles de estudiantes no la copian sino que ella ha despertado un acorde que ya vibraba en el ambiente.

El hecho es que los adultos se sienten incómodos cuando cientos de miles de estudiantes de todo el mundo se movilizan en torno a una utopía (una categoría totalmente desaparecida del mundo político).

Esto mide la distancia entre lo que somos ahora y lo que éramos cuando jóvenes; cuando el mundo era más idealista que ahora y todos teníamos alguna esperanza y estábamos comprometidos. Y esa distancia es bastante larga… muchos de nosotros hemos traicionado o puesto a dormir esos ideales. Nuestro escape es el escepticismo y el paternalismo.

Conocemos la realidad, sabemos qué son los sueños y que los jóvenes debieran escuchar nuestras experiencias.

En mayo del 68, Tristan Tzara, padre del dadaísmo, arengó desde su balcón a los estudiantes que marchaban: “Criez, criez, vous serez tous des notaires” (Griten, griten, todos ustedes serán notarios)… Y para aquellos de nosotros que no hemos traicionado ideales y compromisos es la triste comprensión de que somos una generación fracasada, que no ha sido capaz de poner en práctica nuestra visión de una sociedad mejor…

Excepto que cuando éramos jóvenes, la amenaza más existencial era la bomba atómica. Hicimos muchas marchas. Ahora no solo está volviendo esa amenaza con la abolición del Tratado de las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, sino que hay una nueva amenaza existencial: el cambio climático.

Lo que es muy impresionante es que muchos estudiantes hablan de cómo están cambiando su estilo de vida: de no usar una botella de plástico, reducir el consumo de carne, usar menos agua cuando se limpian los dientes…  El cambio de estilo de vida va mucho más allá del cambio climático…  llega al corazón de nuestra sociedad de consumo y sus valores.

Una sociedad donde los gastos de publicidad son mayores que los presupuestos de educación, y es muy significativo el hecho de que los grandes usuarios de Internet, las primeras víctimas voluntarias de la comercialización de la Red, empiecen a dudar de Google, Twitter y sus usos por las personas, no como ciudadanos sino como consumidores.

Ahora están haciendo caso omiso de la publicidad. Los fabricantes de la industria automotriz están muy tristes porque el automóvil ya no sea un símbolo de categoría social entre los jóvenes … Nike, jeans y el teléfono inteligente son los símbolos de esa categoría o estatus, y su impacto en el clima es mucho menor…

Son extremadamente interesantes las reflexiones de un equipo de alto nivel del Foro Económico Mundial en Davos: Vemos con gran simpatía la movilización de la sociedad civil. Gracias a ella se han llenado varias lagunas en el campo de la asistencia médica, los museos y el arte, y muchos problemas sociales.

Esto tiene un doble efecto positivo: reduce las tensiones sociales y mantiene a los voluntarios ocupados y fuera de los compromisos políticos. En otras palabras, los activistas de la sociedad civil son vistos como hámsteres: corriendo todo el tiempo sin ir a ninguna parte…

Quizás sea así y es hora de que nuestra generación enfoque tres consideraciones.

La primera, que es bueno recordar que hasta la crisis de 2008, con la excepción del francés Jean-Marie y su sucesora Marine Le Pen, los partidos populistas, xenófobos y nacionalistas, eran marginales. Ahora están en todas partes, excepto en Portugal, y con frecuencia en el poder, como en Italia, Austria, Polonia, Hungría o en la coalición de gobierno en diversos países, incluidos los nórdicos europeos.

Nadie podía anticipar en aquellos momentos los nacionalistas rabiosos, como los de DonaldTrump (Estados Unidos), Jair Bolsonaro (Brasil), Ivan Duque (Colombia), Nerendra Modi (India), Rodrigo Duterte (Filipinas), Shinzō Abe (Japón), o Xi Jinping (China), ni cómo el sistema multilateral, basado en la idea de paz y cooperación, se desintegraría.

Ahora sabemos lo que significan el capitalismo y las finanzas sin control. Por ahora tenemos un sistema financiero 40 veces más poderoso que el mundo de la industria y los servicios. Sin control alguno, los bancos han sido multados desde 2008 por prácticas ilegales de más de 800 mil millones de dólares.

Nadie previó un mundo donde 40 personas tienen la misma riqueza que 2.300 millones de personas; un mundo en el que la familia propietaria de la cadena estadounidense Walmart obtiene en un minuto el equivalente del salario anual de uno de sus empleados.

Durante la última década los paraísos fiscales han escondido del sistema fiscal al menos 30 billones (millones de millones) de dólares: seis veces el presupuesto de Estados Unidos.

Los países ahora no pueden actuar globalmente, mientras que las finanzas lo hacen a diario y sin ningún control. La última década ha visto un deterioro constante de la democracia, de la justicia social, de la preocupación por asegurar un futuro para los jóvenes y detener la amenaza existencial a nuestro planeta, al hombre, a los animales y a las plantas.

Solo ha habido dos nuevos cambios: La llegada de la mujer a la escena política, con millones movilizándose contra la injusticia y el patriarcado. ¿Acaso esa movilización de mujeres trajo algún cambio en las legislaciones y presupuestos? Apenas.

Por el contrario, reforzó el prestigio de los dinosaurios, como Vladimir Putin (Rusia), Trump,  Viktor Orban (Hungria), Matteo Salvini (Italia), Le Pen y compañía, quienes defienden los valores de la civilización occidental en contra de la disolución de la familia, el avance de la mujer (asociada con el mismo aliento con lesbianas, gays  transexuales, una lógica reveladora).

Y ahora los jóvenes se están movilizando… hasta ahora la extrema derecha no ha hecho comentario alguno. Sin embargo, las menciones al cambio climático, las energías alternativas y el estilo de vida están destinadas a crear oposición tarde o temprano… extraño destino para la extrema derecha, que ahora está en contra de la paz, el desarrollo y la justicia social como valores centrales.

En un tiempo muy corto, ya está yendo contra la mujer, y ahora irá contra los jóvenes…

Segunda lección. De hecho, el principal valor de esta campaña es que los jóvenes, manifestando,  piden  al sistema político que asuma sus responsabilidades. “No tenemos tiempo”, y es cierto.

Todos estamos fascinados por el Acuerdo de París sobre el cambio climático, con la participación de todos los países del mundo. Sin embargo, es importante ver cómo se concibió ese tratado. Para hacer una carpa lo suficientemente grande como para acomodar a todos, las reglas son: cada país decidirá qué objetivos adoptará; y cada país es responsable de verificar la implementación de su compromiso.

¿Qué pasaría si hiciéramos eso con el sistema fiscal? Cada ciudadano decidiría cuántos impuestos pagar, y cada ciudadano sería responsable de asegurarse de que cumplió.

Bueno, sobre la base de los compromisos asumidos hasta hoy, la temperatura mundial aumentaría 3,5 grados centígrados desde 1840. Los científicos han sostenido siempre que un límite razonable es de 1,5 grados centígrados, después de lo cual hablan de cambios irreversibles. París adoptó el objetivo de 2 grados centígrados, para facilitar las cosas.

Entonces el Sr. Trump abandonó el  Acuerdo, explicando que el cambio climático es un engaño chino para bloquear el desarrollo estadounidense. Ha cancelado todas las leyes sobre control climático elaboradas antes que él, hasta el punto de que ahora está abriendo a la extracción todos los parques nacionales.

Esto complace, por supuesto, a sus financiadores, como los poderosos hermanos Charles y David Koch, que poseen la mayor parte de la industria del carbón; a las empresas petroleras; a los trabajadores desplazados por la lucha contra el cambio climático, como los mineros.

Y también gusta a un gran número de estadounidenses que ven a China como la principal amenaza y creen que Estados Unidos es víctima de la explotación internacional, especialmente de sus aliados (Canadá, Europa, Japón).

El retiro de Trump le ha dado una coartada perfecta a países como Polonia (carbón), Arabia Saudita (petróleo) y otros para eludir esta cuestión. Por tanto, ahora los gobiernos dicen que evaluarán la situación en 2020, cuando se llevará a cabo la primera conferencia sobre la implementación del Acuerdo de París.

Pero los estudiantes están aquí para recordarles que es lamentable el hecho de que, de acuerdo con la unanimidad de los científicos, a menos que cambiemos la tendencia actual, en 2030 estaremos por encima del famoso umbral de 1,5 centígrados.

Los científicos piden un esfuerzo sin precedentes, pero a estas alturas, el cambio climático ya se considera un tema de izquierdas y los tiempos no son realmente los mejores.

En otras palabras, hay muchas posibilidades de que todavía estemos debatiendo cuando lleguemos a 2020… La muy importante encíclica Laudatio Si, de este Papa, que vincula en un enfoque holístico el clima con la justicia social, las migraciones, el progreso tecnológico, etc, ha sido en gran medida ignorada.

Los jóvenes nos piden que actuemos ahora. Como dijo Greta en Davos: cuando lleguemos a la sociedad, el daño ya estará hecho. Esta es una llamada intergeneracional muy importante y poderosa: “Padres, si dicen que nos aman, ¿por qué no cuidan nuestro futuro?”

¿Deberían los jóvenes tomar una lección de la violencia de los chalecos amarillos para ser escuchados, en lugar de hacer marchas pacíficas? Esta parece ser la única manera en que las manifestaciones de muchos obliguen a un presidente olímpico a escuchar…

Ahora, a la tercera lección. El movimiento climático llega después de varios otros movimientos de base.

La protesta más traumática fue contra la Organización Mundial de Comercio, en Chicago en 1999, cuando miles de manifestantes contra el capitalismo sin control impuesto por el Consenso de Washington (una visión neoliberal holística de las relaciones internacionales y nacionales, basada en la reducción extrema del Estado y un capitalismo sin trabas), suscrito en 1989 por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Por ese Consenso se cambiaron la tendencia de la cooperación a la competencia y concluyeron que los costos sociales exitosos resultaban improductivos. Solo el comercio y las finanzas eran las herramientas para el mundo. La entonces primera ministra británica Margaret Thatcher dijo una frase famosa: “… no hay sociedad, solo individuos…”

Entonces se creó en 2001, en la brasileña ciudad de Porto Alegre, el Foro Social Mundial, un lugar de reunión para compartir prácticas y opiniones alternativas al Foro de Davos, y comenzó un proceso de conferencias con varios cientos de miles de personas de todo el mundo: un proceso que continúa hoy, aunque con una gran pérdida de impulso.

Diez años más tarde, en 2011, el Movimiento de los Indignados comenzó en Madrid, solicitando un cambio en el sistema democrático y financiero, llegó a 68 ciudades de España y duró hasta 2015.

Los partidos antisistema en ese país salieron a la luz en 2013 y se presentaron a las elecciones europeas de 2014.  Podemos logró 1.253.837 votos, y cuatro escaños. Los otros no lo lograron: el Partido X obtuvo 105.561 votos; el Movimiento de Renovación Democrática Ciudadana obtuvo 105.688; y Recortes Cero 30.827. Si se hubieran presentado juntos, habrían tenido siete escaños. Pero un proverbio dice que la izquierda solo se une frente a un pelotón de fusilamiento…

Sin embargo, muchos otros movimientos de ciudadanos tomaron las calles en diferentes países.

Para concluir esta revisión del principal movimiento de ciudadanos, en 2011 estaba Ocupar Wall Street contra la codicia, la corrupción, la desigualdad social y el poder de las finanzas y las corporaciones sobre las instituciones políticas, con varios cientos de miles de personas. Algunos ven la Primavera Árabe y las protestas masivas de Argel como parte de la misma revuelta.

Pero es instructivo ver cómo el sistema político interpreta esos acontecimientos. Fueron calificados como movimientos anarquistas. El horizontalismo (no eligieron a ningún líder), la autonomía de las instituciones existentes y el desafío, demonizando a los ricos e introduciendo una guerra de clases, se consideraron propios de anarquistas que rechazan el sistema político.

Así que el contenido de la demostración quedó borroso por la forma en que la estructuraron.

Es un hecho que ha sido una gran desventaja actuar sin las reglas de organización que aplican los partidos políticos desde sus inicios en el siglo XX. Podemos, el único sobreviviente de la ola de Indignados (junto con 5 Estrellas en Italia) se estructuró como un partido político.

Nos guste o no, las leyes se hacen en el parlamento, y las protestas externas, por grandes que puedan ser (pensemos en el movimiento de mujeres), pueden quedar perfectamente marginadas, sin otro riesgo que las elecciones recurrentes.

Pero el sistema político de hoy no es libre. Está condicionado por las finanzas, las corporaciones, el tráfico de armamentos, el desarrollo tecnológico: muchas más personas quedarán desempleadas por la inteligencia artificial que por los inmigrantes.

El sistema político no es la representación de los ciudadanos, en el sentido antiguo. Hay 32.000 cabilderos en el legislativo Congreso estadounidense y 16.000 en el Parlamento Europeo: apenas un síntoma de democracia sin trabas …  Los hermanos Koch, que donan en cada elección cientos de millones de dólares al Partido Republicano, tienen el mismo voto que corresponde al hombre negro desempleado que vive en los suburbios. ¿Compiten al mismo nivel?

Ahora bien, el movimiento estudiantil les pide a los que están en el poder que introduzcan cambios urgentes en su nombre.

Hasta ahora el sistema ha podido hacer caso omiso de las peticiones del movimiento del pueblo y dejar que se desmoronen.

“Los estudiantes no votan”, fue el principal comentario interno después de la última gran manifestación. Sin embargo, los estudiantes están denunciando una amenaza existencial que alcanzará tanto a los hermanos Koch como a los desempleados negros (pero recuerden que los más débiles se verán mucho más afectados).

Si el sistema no escucha las voces de los jóvenes, aumentará la brecha entre las instituciones políticas y los ciudadanos. Y la historia nos dice que las voces de la calle se pueden ignorar una vez, dos veces, muchas veces: pero no para siempre…

Los jóvenes son quienes ven claramente que el cambio climático es una grave hipoteca de su futuro, ya afectado por los empleos precarios, el desempleo, la pobreza y un futuro difícil donde las pensiones serán mínimas. Ven una creciente injusticia y participación.

Representan una revuelta basada en el idealismo y los hechos concretos… También son una minoría debido a nuestra demografía cambiante…

Si el sistema político ignorara este último movimiento de masas, asumirá un riesgo sin precedentes. Lo que va a suceder será algo que dará forma a la historia. Si se ignorara, la democracia estará en gran peligro… Matar al idealismo es una gran responsabilidad…

Periodista italo-argentino, Roberto Savio  fue cofundador y director general de Inter Press Service (IPS), de la que ahora es presidente emérito. En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”. 

RV:EG

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