En los últimos años, los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) sufren cada vez más las consecuencias de huracanes, tormentas tropicales y otros eventos climáticos debido al aumento de un grado centígrado en la temperatura global, con respecto a la era preindustrial, y tienen un mayor impacto en las comunidades más vulnerables.
La Caricom y otros pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) reclaman desde hace tiempo que el aumento de la temperatura global no supere 1,5 grados para fines de este siglo y así evitar lo peor.
El Informe Especial sobre Calentamiento Global de 1,5 grados, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), señala que los riesgos para los sistemas naturales y humanos, que afectan a la salud, los medios de vida, la seguridad alimentaria, el suministro hídrico, la seguridad humana y el crecimiento económico, son significativamente mayores cuanto más aumenta la temperatura global, lo que preocupa aún más a los países bajos.
En especial, a los PEID les preocupa la posibilidad de perder entre 70 y 90 por ciento de los arrecifes de coral si la temperatura global aumenta 1,5 grados y hasta 99 por ciento, si aumenta dos grados.
IPS entrevistó al secretario general adjunto de la Caricom, Douglas Slater, quien dijo que la organización trabaja con la Alianza de Pequeños Estados Insulares, y que los PEID de la Caricom son verdaderos líderes en el movimiento que los nuclea.
También comentó que en la 24 Conferencia de las Partes (COP24) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la región pudo, en cierta forma, garantizar que los procedimientos para implementar el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, acordado en 2015, se definieran con claridad.
IPS: ¿Cómo le va a la Caricom en la lucha contra el cambio climático?
DOUGLAS SLATER: Desde la COP21, en Francia, se tomaron ciertas decisiones. La región pensó que en la COP24 debíamos asegurar los procedimientos para implementar el Acuerdo de París y que las modalidades estuvieran claramente detalladas y definidas. En cierta medida, diría que se logró.
Otro asunto que llevamos a la COP24 y por el que abogamos es la respuesta al estudio del IPCC sobre el aumento de 1,5 grados.
El mundo ya apuesta a limitar el recalentamiento global a menos de dos grados. Insistimos en que no tiene que ser más de 1,5. Ahora puede parecer que están cerrados, pero las diferencias son tan significativas, en especial en lo que nos atañe.
Debo decir que nos costó convencerlos de aceptar la redacción de las conclusiones del IPCC. De hecho, la mayoría de las partes apoyaron las conclusiones y las acciones para responder a ellas. Pero hubo algunos grandes actores que no lo hicieron y como trabajamos por consenso, no pudo figurar en el documento final de forma contundente como para respaldar lo que queríamos.
Hubo cuatro países, algunos pesos pesados como Estados Unidos, Rusia, Kuwait y Arabia Saudita, que se resistieron. Insistiremos y habrán otras oportunidades. De hecho, hay una reunión en mayo de este año, en la que seguiremos presionando.
IPS: ¿Hubo otros resultados tangibles?
DS: Sí, incluimos ciertos términos que impulsarán a las partes a trabajar hacia lo que queremos. También está el tema del Diálogo de Talanoa, que se decidió en la anterior Presidencia de la COP, a cargo de Fiyi.
El texto sugiere trabajar juntos de forma inclusiva para asegurar que muchos temas, como las contribuciones determinadas a escala nacional, se ajusten para cumplir con los plazos. También implicó un desafío para que fuera aceptado por todos, pero creo que se puede decir que las partes reconocieron lo que está pasando y aceptaron aumentar su ambición de reducir los gases invernadero.
Pero es una lucha constante y tenemos que seguir alzando nuestra pequeña pero poderosa voz porque el cambio climático es un asunto existencial para nosotros. Saliendo de la temporada de huracanes de 2017, tuvimos, de primera mano, la experiencia de lo que nos puede pasar, y no queremos que se vuelva a repetir.
IPS: Debido a que en el Caribe los gobiernos cambian cada cinco años o menos, ¿cree que con cada cambio, el nuevo gobierno cambia el nivel de atención al cambio climático?
DS: Me parece, por lo que he observado en los últimos años, que los partidos políticos de la región comprenden el impacto que puede tener en nosotros el cambio climático y, en general, suelen estar a favor.
No es un problema. Puede variar el grado de énfasis, pero no creo que sea un problema. Creo que está claro para todos nuestros líderes que el cambio climático es una realidad y que puede destruir nuestra sostenibilidad, en especial la económica.
En mi opinión, no importa quién esté en el gobierno, la política debe apuntar a atender la resiliencia al cambio climático y creo que, en general, ocurre eso.[related_articles]
IPS: ¿Cuáles son los mayores desafíos para los países de la región de forma individual o grupal?
DS: Creo que tenemos que reconocer la importancia de implementar algunas medidas, como recomiendan nuestras instituciones técnicas, que ayudarán a construir resiliencia. En el caso de los huracanes, por ejemplo.
Una de las razones de los daños devastadores es que las normas de construcción deben actualizarse. Creo que con eso construiremos una región más resiliente. Creo que ese es el mensaje, pero la implementación lleva cierto tiempo por la falta de recursos. Trabajamos en eso.
Sé que Dominica, en especial después del huracán María, trabaja de forma asidua en la construcción del primer país resiliente al cambio climático, probablemente del mundo; un buen augurio para la región. Esperamos que lo queaobtengamos de esa experiencia se puede difundir en toda la región.
Me preocupan particularmente algunos estados de la Caricom, como Haití. Lo menciono por la degradación del suelo y sus consecuencias, con las que tenemos que lidiar ahora. Esperemos que pueda ajustarse y comprender la necesidad de reforestar porque es una medida de resiliencia.
Creo que si nuestros Estados miembro pueden trabajar con varios ministerios e instituciones regionales podemos movilizar recursos; ese es el gran desafío. En general, sabemos lo que tenemos que hacer. Hay cierta disposición a hacerlo, la dificultad es contar con los recursos para hacerlo.
Tenemos algunas instituciones excelentes, como la CDEMA (Agencia de Gestión de Emergencia de Desastres del Caribe), que se puso manos a la obra, pero necesitan recursos a veces para responder a algunos desafíos.
Trabajamos con algunas organizaciones internacionales y otros socios del desarrollo para ver cómo podemos aunar esfuerzos.
Traducción: Verónica Firme