El nexo entre desertificación, degradación de suelos y cambio climático es uno de los principales temas que esta semana congregan a las 197 partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación.
La 17 sesión del Comité para la Evaluación de la Implementación de la Convención (CRIC17, por sus siglas en inglés), que comenzó el lunes 28 y prosigue hasta el miércoles 30, tiene por escenario a Guyana, Estado miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom).
Se trata de la primera reunión de una entidad subsidiaria del Convenio en llevarse a cabo en el Caribe anglófono.
Troy Torrington, director de asuntos multilaterales y globales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guyana, dijo que se trata de una cita importante para el Caribe, ya que pone de relieve el rol de los suelos en el combate al cambio climático.
“Es crucial que hagamos mayor énfasis en la tierra si queremos tener éxito en afrontar el desafío climático mundial”, señaló Torrington a IPS.
“En efecto, la tierra realiza varios aportes importantes al clima. Uno de los principales tiene que ver con el secuestro de carbono. Este enriquece la tierra… y con una buena planificación, manejo y prácticas en el uso de la tierra, se puede impulsar de modo significativo las soluciones al desafío climático mundial”, agregó.
En 2009, Guyana firmó un pacto con Noruega según el cual el país nórdico accedió a pagar hasta 250 millones de dólares en un plazo de cinco años para que Guyana mantuviera baja su deforestación. Fue la primera vez que un país industrializado, consciente de sus propias emisiones de dióxido de carbono, pagó a un país en desarrollo para que mantuviera sus árboles en pie.
El pacto tuvo lugar en el marco de la iniciativa REDD+ (de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques), desarrollada por la Organización de las Naciones Unidas.
Melchiade Bukuru, director de la oficina de enlace de la Convención en Nueva York, coincidió con Torrington en materia de secuestro de carbono, observando que éste, que otrora perteneció al suelo en el que sirve como fertilizante, es un contaminador aéreo.
También dijo que para lograr la neutralidad en la degradación de suelos es necesario que unos 500 millones de acres (unos dos millones de kilómetros cuadrados) de tierras degradadas vuelvan a ser fértiles.
“A menos que aprovechemos la capacidad de nuestro suelo de secuestrar carbono para devolverlo a donde pertenece, no podremos lograr ni siquiera el objetivo de dos grados estipulado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”, expresó Bukuru.
En la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la convención climática se aprobó el Acuerdo de París, que se comprometió a impedir que el recalentamiento planetario no supere los dos grados, así como a realizar esfuerzos para limitar el aumento de temperaturas a 1,5 grados y a llegar a las cero emisiones netas en la segunda mitad de este siglo.
Bukuru dijo que la degradación de suelos es también un importante desafío para los países, añadiendo que cada año el planeta pierde 12 millones de hectáreas de tierra fértil por culpa de este fenómeno.
Mientras, las tormentas de arena y polvo también forman parte del debate. Andrea Sealy, meteoróloga del Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología, con sede en Barbados, planteó que episodios severos de polvo en el Sahara afectan de manera significativa la calidad del aire, especialmente en los países del oriente del Caribe.
“Si hay mucho polvo, éste también perjudica a los paneles solares. Al quedar cubiertos de polvo, disminuye la cantidad de radiación que absorben. Así que ese es otro tema que necesitamos examinar, porque en la región dependemos en buena medida de la energía solar y nos volveremos aún más dependientes”, dijo Sealy a IPS.
“El polvo también afecta a los ecosistemas marinos. Es posible que afecte, además, a los ecosistemas terrestres. Se han realizado estudios sobre la Amazonia que muestran que tiene un efecto positivo sobre el suelo. Sin embargo, en los ecosistemas marinos repercute negativamente porque se producen brotes de algas”, explicó.
[related_articles]Como en los últimos años varios países experimentaron períodos de sequías extremas, el comisionado de tierras y sondeos de Guyana, Trevor Benn, dijo que la tierra y el agua están ligadas inextricablemente.
Benn señaló el caso del vecino Barbados, explicando que esa nación insular se está quedando sin agua, pero agregando que algunas personas no logran ver hasta que punto esa escasez se vincula con el uso de la tierra.
En el marco de la Convención sobre Desertificación, la CRIC17 evaluará el primer estudio global de la degradación de la tierra en base a datos de observación del planeta reportados por los gobiernos.
El estudio muestra las tendencias en materia de degradación de suelos entre 2000 y 2015, en base a datos aportados por 145 de los 197 países que son parte del pacto, y se prevé que sirva como punto de partida para examinar los avances en la reducción.
La CRIC17 incluirá diálogos interactivos sobre tres asuntos emergentes relacionados: el plan de acción de género como herramienta para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas por la degradación de suelos, nuevas fuentes de financiamiento de iniciativas para el combate a este flagelo, y el avance en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 15.3.
El mismo se propone, para el año 2030, “luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo”.
La CRIC se reúne una vez entre las sesiones de la COP a fin de evaluar los informes de cada país presentados de acuerdo con las decisiones de la misma.