Cuba inició 2019 entre sentimientos encontrados de su población, en los cuales se entrecruzan desde la esperanza hasta la preocupación, desaliento y un moderado optimismo ante la marcha de una economía que no acaba de traer mejoría a sus vidas.
“Estamos cansados. Pasa el tiempo y la prosperidad no llega”, se quejó una profesora universitaria de 65 años que prefirió no identificarse, ante la pregunta de IPS sobre esa mezcla, quizás incompleta, de expresiones que se constata en conversaciones en las calles y en las cada vez más activas redes sociales.
“Pero yo creo que (el presidente Miguel) Díaz-Canel está haciendo bien su trabajo. Se ve que conoce los problemas, ha puesto a los ministros y otros dirigentes a rendir cuentas sobre su labor en la televisión y está propiciando el debate y diálogo permanente con la población. La gente aprecia esa forma de gobernar”, agregó la académica.
El nuevo año no es uno más, sino el del 60 aniversario de la Revolución cubana de 1959, cuya celebración este primero de enero tuvo por escenario el cementerio Santa Ifigenia, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, donde permanecen las cenizas del histórico líder cubano Fidel Castro (1926-2016).
Desde allí, el expresidente Raúl Castro (2008 -2018), quien se mantiene como primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba, único legal en el país, admitió que un reto a enfrentar en 2019 “es la situación de la economía”.
Una afirmación en que coincidió con su sucesor, el presidente Díaz-Canel, para quien “el pueblo espera una respuesta económica que impacte en su día a día”.
Castro aprovechó la ocasión para respaldar la gestión de su sucesor en el gobierno, al que le esperan entre otras tareas priorizadas el referendo para la aprobación o no, en febrero próximo, de la nueva Constitución y la continuación del proceso de reformas aprobado en 2011, pero aún incompleto.
“Sin el ánimo de hacer una valoración apresurada, puedo afirmar que el proceso de transferencia a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades marcha bien, digo más, muy bien, sin tropiezos ni sobresaltos, y estamos seguros de que así continuaremos”, subrayó el exmandatario.
Una de las mayores tensiones económicas se concentra en las finanzas externas debido al incumplimiento de los ingresos planificados por exportaciones, el turismo y la producción azucarera, cuya zafra apenas alcanzó el millón de toneladas el año que termina y obligó inclusive a la exportación de dulce para el consumo interno.
A ese panorama se sumó el impacto de una prolongada sequía, seguida por el huracán Irma que en 2017 causó daños evaluados en 13.000 millones de dólares, lo cual condicionó la economía también en 2018 afectaciones en los arribos de materias primas, equipos e insumos.
En aras de recuperar la credibilidad crediticia, Castro logró reestructurar en 2015 la deuda con el Club de Paris, que aglutina a los gobiernos acreedores.
Según medios especializados independientes, el acuerdo condonó a Cuba 8.500 millones de dólares de la deuda oficial de 11.100 millones que había dejado de pagar hasta 1986, más otros cargos.
El resto de la deuda externa se reestructuró hasta 2033, lo que se tradujo en pagos de 40 millones de dólares en 2016 y 60 millones en 2017. El gobierno no brinda mayores datos sobre este tema, debido al embargo estadounidense, que la actual administración de Donald Trump ha recrudecido.
Pero las continuas referencias a tensiones financieras que agravan las dificultades económicas, durante el último período de sesiones de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), hacen temer que Cuba está en problemas para el pago de su tercera cuota de la deuda renegociada.
El monto de las deudas a amortizar en 2019 será “ligeramente superior al monto de nuevos créditos que vamos a tomar, lo que significa que no vamos a incrementar el nivel de endeudamiento”, afirmó a ese respecto el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, al presentar ante la Asamblea las proyecciones del año que comienza.
Si 2018 terminó con un modesto crecimiento de 1,2 por ciento del producto interno bruto (PIB), se espera para 2019 un aumento de solo 1,5 por ciento, también insuficiente para alcanzar los niveles de desarrollo necesarios “para satisfacer las siempre crecientes necesidades de la población”, según reconocen las autoridades.
En los últimos meses se hicieron evidentes las deficiencias en el transporte colectivo, más visibles a partir de la aplicación en diciembre de controles a transportistas privados, escasez de pan por falta de harina de trigo y problemas técnicos en los molinos, así como sensible disminución de la oferta de huevos.
El desabastecimiento incluso en el mercado en divisas era notorio y podría empeorar. Tanto Díaz-Canel como Gil insistieron en que habrá que reducir las compras externas.
Se estima que el país importa alrededor de 80 por ciento de los alimentos que consume.[related_articles]
No obstante, se ha tenido cuidado en proteger la canasta familiar normada a precios subsidiados por el Estado, que incluyen productos cárnicos, leche, café, azúcar, pan, arroz, granos, huevos y combustibles domésticos, entre otros.
Esa canasta no cubre los requerimientos de todo el mes y las familias requieren completar las necesidades en mercados de libre oferta y demanda.
La economía y sus complejidades no es el único problema a enfrentar por Cuba en los próximos meses.
“La región se asemeja a una gran pradera en tiempos de sequía. Una chispa pudiera generar un incontrolable incendio que dañaría los intereses nacionales de todos”, alertó Castro al analizar los efectos de la política de Washington hacia Venezuela, Nicaragua y este país.
Analistas desde Estados Unidos alertan que Trump podría endurecer aún más su política hacia Cuba y entre las opciones que baraja figura la de permitir la entrada en vigor del título tercero de la ley Helms-Burton de 1996, que endureció el embargo contra la nación caribeña.
La activación de esa norma, congelada desde hace 22 años, permitiría a los ciudadanos estadounidenses de origen cubano demandar en tribunales de Estados Unidos a las compañías que se están beneficiando de propiedades en Cuba que eran de su propiedad antes de la Revolución.
Al respecto, el economista cubano Luis René Fernández comentó a IPS que “si eso sucede, será como un bumerán”.
Recordó que desde la aprobación de esa ley, todos los presidentes han decidido cada seis meses no aplicar ese título por intereses de Estados Unidos “mucho mayores que cualquier propiedad que tenían cubanos al momento de irse de Cuba”.
“En última instancia el asunto se decide en Cuba y económicamente, incluso, Estados Unidos ya no detenta la hegemonía de hace 10, 20, 30 y mucho menos 60 años. El mundo ha cambiado y sigue cambiando”, remató el especialista en temas cubano-estadounidenses.
Edición: Estrella Gutiérrez