Camboya a 40 años de la caída del Jemer Rojo

Un turista observa las fotografías de las personas que murieron durante el régimen del Jemer Rojo. Crédito: Robert Carmichael/IPS.
Un turista observa las fotografías de las personas que murieron durante el régimen del Jemer Rojo. Crédito: Robert Carmichael/IPS.

Esta semana se conmemora el triunfo del ejército de Vietnam sobre el régimen camboyano del Jemer Rojo. Entre abril de 1975 y enero de 1979 murieron entre 1,5 y dos millones de camboyanos, una cuarta parte de la población de este país asiático.

El aniversario, cumplido el 7 de enero, no se celebra realmente, pues después de tantos años, sigue siendo un asunto delicado y controvertido, en parte porque el genocidio vino “de adentro”. Casi todas las familias tienen alguna disputa que se remonta a esa época oscura de Camboya.

¿Cómo pudo pasar?

La guerrilla marxista creció con apoyo de Vietnam del Norte. El general camboyano Lon Nol, quien llegó al poder en 1970 tras un golpe de Estado, quiso luchar contra el avance de los comunistas y recibió apoyo de Estados Unidos, que estaba saliendo de la guerra de Vietnam (1955-1975).

Los bombardeos estadounidense golpearon a muchos civiles, que comenzaron a descreer del gobierno y dieron la bienvenida a los soldados del Jemer Rojo, cuando estos marcharon hacia Phnom Penh, en 1975.

Pero la euforia se volvió temor. La vida de la gente corría peligro si la consideraban “intelectual”. Ser capaz de leer, hablar otros idiomas o incluso, usar gafas, podía ser fatal.

En el documental “Iron legs” (piernas de hierro), de la realizadora Vanna Hem, San Sovan explica cómo escapó de la muerte.

“Me pidieron que escribiera algo”, recuerda. Ella es zurda, pero usó la derecha para que la letra le quedara ilegible y así quedó libre, tildada de “analfabeta”.

Hambre y tortura

El líder guerrillero Pol Pot quería construir una sociedad agraria, sin interferencia externa. La gente tuvo que abandonar las ciudades y fue obligada a trabajar en el campo. Muchas personas murieron de hambre, de agotamiento o por enfermedades.

El régimen sospechaba de todo y todo posible enemigo sufría torturas y era asesinado. La ejecuciones ocurrían en “Tuol Sleng” o “prisión S21”, en la capital camboyana, la que refleja claramente la violencia vivida en aquellos años.

Como era una escuela, todavía se pueden ver los salones convertidos en cámaras de tortura. El edificio permanece intacto desde entonces.

Este periodista de IPS visitó el museo del genocidio el joven tailandés Toby, quien se encontraba por primera vez en la capital de Camboya. Durante la recorrida, Toby permanece muy callado. “¿Podemos irnos?”, preguntó al rato.

Cuando supo que soldados del Jemer Rojo habían matado niños, dio por terminada la visita. El régimen consideró que se vengarían cuando se enteraran de que habían sido asesinado a sus padres.

Justicia

En una rara entrevista con el periodista estadounidense Nate Thayer, Pol Pot declararía que “tiene la conciencia tranquila”.

El líder del Jemer Rojo reconoció haber matado enemigos del movimiento, pero arguyó: “teníamos que defendernos. Decir que millones murieron es demasiado”.

La entrevista tuvo lugar en Anlong Veng, cerca de la frontera con Tailandia, donde Pol Pot vivió más de 20 años tras la caída del régimen. Murió en 1998 y nunca compareció ante la justicia. Lo mismo sucedió con la mayoría de los líderes del movimiento.

Hay un tribunal del Jemer Rojo, que en noviembre de 2018 emitió un veredicto final, tras 20 años de investigaciones.

Dos altos comandantes, Nuon Chea, de 92 años, y Khieu Samphan, de 87, fueron procesados y condenados a cadena perpetua. El primero era la mano derecha de Pol Pot, y el otro, el jefe de Estado.

Antes, Kaing Guek Eav, conocido como Duch, de 76 años y quien fuera el jefe de la prisión S21, había sido condenado a cadena perpetua.

Esas son las únicas condenas emitidas por el Tribunal de Camboya, desde su creación en 1997, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas. El costo total del tribunal asciende a 300 millones de dólares.

Casi no se enseña

“Gracias al juicio, la gente por lo menos habla de ese período difícil”, comentó un joven consultado por IPS. “En mi escuela había muy poca información sobre el Jemer Rojo en clases de historia, a pesar de que el régimen se mantuvo durante casi cuatro años”, acotó.

En Europa, las escuelas enseñan sobre la llegada al poder y las consecuencias del régimen Nazi, comparable al del Jemer Rojo en materia de atrocidades cometidas y del número de víctimas. Enseguida después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los juicios de Núremberg ayudaron a procesar los traumas.

Primer ministro controvertido

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“Si fueran más profundo, inevitablemente llegarían a la responsabilidad de los dirigentes políticos actuales”, opinó un entrevistado que prefirió no revelar su identidad, y enseguida susurró: “Como Hun Sen”.

Es una costumbre de los camboyanos bajar la voz cuando se refieren al primer ministro. No por respeto, sino por temor a meterse en problemas.

Hun Sen fue un comandante durante la época del Jemer Rojo. Pero siempre negó haber desempeñado un papel activo en el genocidio. En 1977 desertó y se fue a Vietnam.

Ese país vecino, que invadió Camboya dos años después, lo puso en el nuevo gobierno camboyano, y en 1985, se convirtió en primer ministro, puesto que ocupa hasta ahora.

Futuro

Hun Sen se opuso, de hecho, a la idea de seguir procesando a los responsables del genocidio “pues podría derivar en una guerra civil”, una de sus declaraciones preferidas para defender su política, una dictadura de hecho.

El primer ministro destaca la paz y la estabilidad de los últimos 15 años gracias a su gobierno, un mensaje popular entre la generación de sobrevivientes del Jemer Rojo.

Este país tiene una población muy joven; casi la tercera parte tiene menos de 30 años. Esta generación nació después de la guerra civil y no se crío con miedo.

Hay personas jóvenes y ambiciosas con sueños y esperanzas para el futuro. Muchas de ellas no necesitan que un tribunal les dé un veredicto sobre los dirigentes políticos actuales, los que, claramente, tiene raíces en el pasado oscuro del Jemer Rojo.

Traducción: Verónica Firme

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