Las aguas servidas generan problemas en todo el mundo y son responsables de 75 por ciento de la contaminación de los océanos. Un recorrido por el asentamiento irregular de Lord Howe, al borde del río Mataniko, cerca la ciudad portuaria de Honiara, capital de Islas Salomón, muestra la gravedad del problema.
Alrededor de 40 por ciento de la población de Honiara, unas 67.000 personas viven en por los menos 30 asentamientos dispersos.
El saneamiento llega a 32 por ciento de las islas Salomón, y en la capital, el sistema de alcantarillas, que no llega a los asentamientos irregulares, desemboca en los cursos de agua de la zona y en el mar.
Durante siglos, la pesca ocupó un lugar central en la nutrición, la seguridad alimentaria y el sustento de las poblaciones isleñas del océano Pacífico, y así se mantuvo hasta el siglo XX.
Con el crecimiento de la población, 70 por ciento de la cual reside en ciudades y pueblos a lo largo de la franja costera, los desperdicios, y en especial las aguas servidas no tratadas, se convirtieron en una gran amenaza para el mar y la pesca.
“Áreas con gran densidad de población, como ciudades y áreas turísticas, se asocian con el vertido excesivo de aguas servidas mal tratadas en los arrecifes”, indicó Johann Poinapen, director del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad del Pacífico Sur, en Fiyi.
“Muchas comunidades costeras subsisten gracias a la pesca, y poner en peligro a las lagunas y a las zonas pesqueras es un riesgo para sus medios de ingresos”, alertó.
La pesca de subsistencia cerca de la costa, que suele incluir pez de aleta, trochus, moluscos, almejas, cangrejos y pepinos de mar, representa alrededor de 70 por ciento de la captura en las islas del Pacífico y 22 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Aguas servidas contaminan los océanos
Los estados insulares han identificado a las aguas servidas como causa de los problemas ambientales y de salud, los que pueden ser desde “zonas muertas” y la pérdida de arrecifes de coral hasta brotes de contaminación causados por los mariscos.
El vertido de esos desperdicios en áreas costeras echa a perder hábitats de especies marinas, según la profesora Monique Gagnon, especialista en ecotoxicología de la Facultad de Ciencias Moleculares y de la Vida, en la Universidad Curtin de Australia Occidental.
“Los efluentes o la contaminación por nutrientes producen eutrofización, y el crecimiento de algas puede cambiar los hábitats marinos, amenazando a las poblaciones locales de peces y alentando a otras especies invasivas”, explicó Gagnon a IPS.
Problemas de salud y ambientales
Los efluentes humanos generan superproducción de algas y cianobacterias en los cursos de agua y en el mar. El florecimiento de algas tóxicas puede infectar todo tipo de peces y mariscos y llevar a la desaparición de los corales y su peces.
Las aguas servidas también agotan el oxígeno en los ecosistemas acuáticos, creando condiciones de hipoxia, lo que lleva a la muerte de peces por parálisis. Además, el consumo de pescado contaminado por biotoxinas puede generar graves enfermedades, como intoxicaciones paralizantes y ciguatera.
Un estudio sobre contaminación marina en Islas Marshall en 2016 concluyó que nueve de 10 sitios en océanos y lagunas estudiadas sufrían una fuerte contaminación, en particular debido a una bacteria presente en desperdicios animales y humanos.
En Samoa, el Ministerio de Salud relacionó casos de tifoidea con mariscos pescados cerca de la costa y echados a perder por efluentes vertidos por los pueblos costeros.
Problemas graves de aguas servidas no tratadas en ciudades
La falta de plantas de tratamientos de aguas servidas y de servicios de recolección de residuos en las ciudades de los estados del Pacífico, además de la falta de saneamiento en áreas rurales, generan un aumento de efluentes que van desde ríos y arroyos al mar.[pullquote]1[/pullquote]
El problema es grave en las ciudades, donde a los servicios carentes de recursos les cuesta atender el creciente flujo migratorios desde las áreas rurales. Las ciudades crecen con rapidez, 4,7 por ciento al año en islas Salomón, 3,5 por ciento en Vanuatu y 2,8 por ciento de Papúa Nueva Guinea.
La situación en Honiara es típico de lo que pasa en otras ciudades y pueblos melanesios.
La falta de recursos impide mejorar el saneamiento
El ayuntamiento de Honiara fabrica inodoros a un precio accesible, en especial para los residentes de los asentamientos irregulares, y ofrece una fosa séptica. Pero la falta de recursos representa un gran impedimento para la realización de sus operaciones.
“No tenemos capacidad para hacer esto en toda la ciudad, pero podemos vaciar los sistemas sépticos de todas aquellas personas que puedan pagar 400 dólares de Islas Salomón (unos 51 dólares estadounidenses)”, indicó George Titiulu, de Servicios de Salud y Ambiente del ayuntamiento.
“Hicimos estudios en el río Mataniko que revelaron una alta concentración de Escherichia coli en el agua”, reconoció Titiulu.
La proporción de personas en las islas del Pacífico que tienen mejor infraestructura de saneamiento aumentó de 29 a 31 por ciento en los últimos 25 años, entre 1990 y 2015, señala la Organización Mundial de la Salud. Eso deja a 6,9 millones de personas sin servicios básicos en la región.
En Islas Salomón, como en otros estados insulares del Pacífico en desarrollo, los obstáculos para mejorar la situación incluyen la falta de infraestructura básicas, la experiencia, la capacidad técnica y la existencia de fondos confiables.[related_articles]
Pérdidas económicas serán significativas si no se atiende la contaminación
Numerosos estudios concluyen que la destrucción del hábitat de distintas especies, sumado al cambio climático y a la sobreexplotación de recursos marinos, causará la disminución de la pesca en las próximas décadas.
Para la población insular, eso puede llevar a una pérdida económica significativa, a un aumento del costo de la pesca y a la disminución de los alimentos disponibles. La Comunidad del Pacífico pronosticó que dentro de 15 años, se necesitarán 115.000 toneladas más para sortear la falta de alimentos.
“Atender la contaminación de las aguas servidas en las islas del Pacífico no es fácil”, aseguró Poinapen en diálogo con IPS. Según él, todos los actores, no solo el gobierno, deben participar en la creación e implementación de soluciones apropiadas, así como enfoques educativos, políticos y legislativos.
Pero para empezar, cree que “una de las mayores brechas relacionadas con la contaminación por aguas servidas es la falta de datos básicos para informar a todos los actores sobre la gravedad del asunto”, observó.
“Sabemos que la contaminación existe en muchas masas de agua receptoras, pero desconocemos el grado que alcanza, pues no hemos realizado una cuantificación contundente y sistemática de los varios contaminantes y sus efectos”, subrayó Poinapen.
Traducción: Verónica Firme