Ingenio y voluntad de convivir con el Semiárido en Brasil

Solange de Oliveira Matos, presidenta de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, posa con orgullo frente a las hortalizas de su terreno, regadas con agua almacenada de lluvia, mediante un sistema de cisternas que ha mejorado la agricultura en el Semiárido de Brasil, así como la vida de sus habitantes. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Solange de Oliveira Matos, presidenta de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, posa con orgullo frente a las hortalizas de su terreno, regadas con agua almacenada de lluvia, mediante un sistema de cisternas que ha mejorado la agricultura en el Semiárido de Brasil, así como la vida de sus habitantes. Crédito: Orlando Milesi/IPS

Jóvenes y periodistas sudamericanos tuvieron oportunidad de conocer sobre el terreno las experiencias de los habitantes de las comunidades de la ecorregión del Semiárido, para su convivencia activa con la sequía que cíclicamente afecta a la región del Nordeste de Brasil, la última de casi siete años y concluida en 2017.

Más de 30 jóvenes y periodistas de Bolivia, Chile, Perú y el anfitrión, Brasil, coincidieron en encuentros internacionales separados en las ciudades de Cajazeiras y Sousa, ambas en el estado de Paraíba, y conjugaron sus visitas a comunidades que cambiaron el combate contra las sequías por su convivencia con ellas, mejorando tanto sus vidas como su producción.

En esta ecorregión de 1,03 millones de kilómetros cuadrados,  viven 27,2 de los 208 millones de habitantes que tiene Brasil, según datos oficiales, que han ingeniado alternativas para modificar hábitos y cultivos.

Por ejemplo, en el distrito del Perímetro Irrigado Varzea de Sousa, 178 agricultores familiares cultivan principalmente coco, mientras cuatro grandes empresas producen soja, maíz. Los agricultores familiares diversificaron sus cultivos hacia papas dulces, guayaba, maíz, frijoles, banano y verduras.

En el Curso de los jóvenes y el Encuentro de los periodistas, especialistas  en ciencias agrarias y ambiente aportaron los problemas propios del Semiárido, acuciados ahora por el cambio climático, así como el impacto positivo que ha tenido para el área la introducción de las energías limpias, en particular la solar.

Durante la semana de sus actividades, los estudiantes y los periodistas conocieron con los agricultores familiares y los actores sociales, en las propias comunidades ese impacto del cambio climático, que aquí se traduce en la disminución dramática del agua disponible para sus cultivos tradicionales.

Centenares de cisternas que acopian el agua de lluvia, diseminadas por esas comunidades ayudan a mitigar esa escasez.

Mientras, paneles solares aprovechan la alta irradiación para abastecer de electricidad a las pequeñas producciones agrícolas, así como todo tipo de establecimientos, desde una panadería comunitaria gestionada por mujeres hasta parroquias y hoteles.

Además, las excretas de animales se utilizan en biodigestores que producen biogás  y, además, generan abono para cultivos orgánicos.

Las universidades de Paraíba imparten carreras relativas a los problemas de la zona y buscan respuesta a las situaciones que enfrentan las comunidades.

Estudian, por ejemplo, las características de la Calotropis procera, nativa de África, Asia e Indochina, una planta muy presente en Paraíba capaz de crecer en medio de piedras y que conserva en su interior la cantidad de agua necesaria para su ciclo vital.

En estas sedes universitarias estudian decenas de jóvenes cuyas familias son afectadas directamente por la sequía. Se crea entonces un nexo entre generación de conocimientos y análisis de experiencias vitales en una ecuación que busca solucionar las urgencias derivadas del cambio climático.

Los agricultores del municipio de Sousa fueron grandes productores de cocos de Brasil. Hoy, tras la severa sequía, han disminuido su producción y es difícil encontrar cocos que contengan 600 centímetros cúbicos de agua, el promedio anterior.

“Hoy ninguna de sus mujeres está en estado de vulnerabilidad social”, afirma orgullosa María Solange Oliveira Matus, presidenta de la Asociación Comunitaria Rural de Varzea Comprida Dos Oliveiras, en el municipio de Pombal, de 33.000 habitantes,  al referirse a las 67 familias integradas en esta experiencia.

Mientras, grandes y pequeños agricultores, entre ellos muchos desplazados por diferentes obras en el estado,  esperan el arribo de las aguas del río São Francisco, a unos 200 kilómetros al sur, que asegurará el abastecimiento del recurso para las ciudades paraíbanas.

El deseo ferviente, que cuentan estos pobladores, es que también se puedan irrigar sus  pequeñas propiedades rurales, como se les prometió hace ya ocho años.

 

El director del Centro de Ciencias y Tecnología Agroalimentaria de la Universidad Federal de Campina Grande, Anielson dos Santos Souza, y la asesora en investigaciones en microbiología de suelos, Adriana Lima, explican la estrecha relación del centro académico con las comunidades rurales del estado Paraíba, durante el internacional Encuentro de Periodistas en el Semiárido, la ecorregión del Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
El director del Centro de Ciencias y Tecnología Agroalimentaria de la Universidad Federal de Campina Grande, Anielson dos Santos Souza, y la asesora en investigaciones en microbiología de suelos, Adriana Lima, explican la estrecha relación del centro académico con las comunidades rurales del estado Paraíba, durante el internacional Encuentro de Periodistas en el Semiárido, la ecorregión del Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Paneles solares instalados en el campus de la Universidad Federal de Campina Grande, en el municipio de Pombal, donde estudiantes realizan sus prácticas y producen energía para las instalaciones del plantel. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Paneles solares instalados en el campus de la Universidad Federal de Campina Grande, en el municipio de Pombal, donde estudiantes realizan sus prácticas y producen energía para las instalaciones del plantel. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Mujeres de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras reciben a jóvenes y periodistas de Bolivia, Brasil, Chile y Perú, para conocer experiencias y vivencias de los pobladores rurales en el uso de fuentes renovables de energía, como la solar, durante encuentros paralelos realizados en Paraíba, uno de los estados de la ecorregión brasileña del Semiárido. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Mujeres de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras reciben a jóvenes y periodistas de Bolivia, Brasil, Chile y Perú, para conocer experiencias y vivencias de los pobladores rurales en el uso de fuentes renovables de energía, como la solar, durante encuentros paralelos realizados en Paraíba, uno de los estados de la ecorregión brasileña del Semiárido. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

El biodigestor que genera gas metano y abono orgánico a partir de las excretas de animales, en Várzea Comprida dos Oliveiras, en el municipio de Pombal. Joaquim Soza, estudiante de ingeniería ambiental, cuenta que el gas se utiliza en la panadería comunitaria que opera un grupo de mujeres, mientras los biofertilizantes nutren los cultivos ecológicos de la comunidad. Crédito: Orlando Milesi/IPS
El biodigestor que genera gas metano y abono orgánico a partir de las excretas de animales, en Várzea Comprida dos Oliveiras, en el municipio de Pombal. Joaquim Soza, estudiante de ingeniería ambiental, cuenta que el gas se utiliza en la panadería comunitaria que opera un grupo de mujeres, mientras los biofertilizantes nutren los cultivos ecológicos de la comunidad. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

La cisterna donde se acumula el agua gris generada en el proceso de producción en la Panadería Comunitaria de Várzea Comprida dos Oliveiras, del municipio brasileño de Pombal. Esa agua se reutiliza en el regadío de árboles frutales y hortalizas. Crédito: Orlando Milesi/IPS
La cisterna donde se acumula el agua agua de lluvia para el regadío de árboles frutales y hortalizas en la Comunidad Varzea Comprida dos Oliveiras, en el municipio de Pombal, en la región del Nordeste de Brasil.  Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Un integrante de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras ara la tierra antes de sembrarla. Sus habitantes, dentro del municipio de Pombal, han diversificado sus cultivos, entre las medidas para convivir con las recurrentes sequías en el Semiárido del Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Un integrante de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras ara la tierra antes de sembrarla. Sus habitantes, dentro del municipio de Pombal, han diversificado sus cultivos, entre las medidas para convivir con las recurrentes sequías en el Semiárido del Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Solange de Oliveira Matos, presidenta de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, posa con orgullo frente a las hortalizas de su terreno, regadas con agua almacenada de lluvia, mediante un sistema de cisternas que ha mejorado la agricultura en el Semiárido de Brasil, así como la vida de sus habitantes. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Solange de Oliveira Matos, presidenta de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, posa con orgullo frente a las hortalizas de su terreno, regadas con agua almacenada de lluvia, mediante un sistema de cisternas que ha mejorado la agricultura en el Semiárido de Brasil, así como la vida de sus habitantes. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

El atardecer en la rústica cancha de fútbol en los terrenos comunes de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, en el municipio de Pombal, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
El atardecer en la rústica cancha de fútbol en los terrenos comunes de la Comunidad Várzea Comprida dos Oliveiras, en el municipio de Pombal, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Panadería Comunitaria de Pombal, en el norte de Brasil, símbolo del aprovechamiento de todos los recursos naturales: cocinan con gas metano proveniente del biodigestor, la energía eléctrica proviene de paneles solares y recuperan las aguas grises para destinarlas a frutales y hortalizas. El establecimiento tiene otra característica: lo operan solo mujeres. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Panadería Comunitaria de Pombal, en el norte de Brasil, símbolo del aprovechamiento de todos los recursos naturales: cocinan con gas metano proveniente del biodigestor, la energía eléctrica proviene de paneles solares y recuperan las aguas grises para destinarlas a frutales y hortalizas. El establecimiento tiene otra característica: lo operan solo mujeres. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Vista de la ciudad de Cajazeiras, en el estado brasileño de Paraíba, en un día luminoso y soleado, normal en esta zona con temperaturas que bordean habitualmente los 30 grados centígrados. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Vista de la ciudad de Cajazeiras, en el estado brasileño de Paraíba, en un día luminoso y soleado, normal en esta zona con temperaturas que bordean habitualmente los 30 grados centígrados. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Expertos y periodistas analizan el sistema de energía renovable que se usa en las localidades de Paraíba, en la ecorerregión del Semiárido, en el Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Expertos y periodistas analizan el sistema de energía renovable que se usa en las localidades de Paraíba, en la ecorerregión del Semiárido, en el Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Embalse en Cajazeira, parte del Sistema de recuperación y mejor utilización de las aguas del río São Francisco, en el estado brasileño de Paraíba. El distrito del Perímetro Irrigado Várzea de Sousa, que opera desde 2006, lo integran 178 agricultores familiares, que tienen cinco hectáreas cada uno y donde cultivan principalmente coco. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Embalse en Cajazeiras, parte del Sistema de recuperación y mejor utilización de las aguas del río São Francisco, en el estado brasileño de Paraíba. El distrito del Perímetro Irrigado Várzea de Sousa, que opera desde 2006, lo integran 178 agricultores familiares, que tienen cinco hectáreas cada uno y donde cultivan principalmente coco. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Periodistas sudamericanos participantes en el encuentro en el Semiárido que analizó los problemas de agua y energía en Paraíba, en Brasil. En su apogeo, en 2013, el distrito del Perímetro irrigado de Várzea de Sousa produjo el equivalente a 6,5 millones de dólares. La sequía derrumbó la producción a 1,6 millones en 2016. Pero ahora los agricultores volvieron a poder regar tres días a la semana. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Periodistas sudamericanos participantes en el encuentro en el Semiárido que analizó los problemas de agua y energía en Paraíba, en Brasil. En su apogeo, en 2013, el distrito del Perímetro irrigado de Várzea de Sousa produjo el equivalente a 6,5 millones de dólares. La sequía derrumbó la producción a 1,6 millones en 2016. Pero ahora los agricultores volvieron a poder regar tres días a la semana. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Canalización de cemento aún sin llenar de agua, a la espera que se ponga en funcionamiento el proyecto para una mejor utilización de las aguas del río São Francisco, en el estado de Paraíba, en Brasil. Los críticos indican que la exposición del agua al sol significa fuertes mermas por la evaporación. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Canalización de cemento aún sin llenar de agua, a la espera que se ponga en funcionamiento el proyecto para una mejor utilización de las aguas del río São Francisco, en el estado de Paraíba, en Brasil. Los críticos indican que la exposición del agua al sol significa fuertes mermas por la evaporación. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Una casa abandonada en un sector que será inundado cuando entre en funcionamiento la acumulación de aguas para un mejor aprovechamiento de ella, en el estado de Paraíba, en la región del Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Una casa abandonada en un sector que será inundado cuando entre en funcionamiento la acumulación de aguas para un mejor aprovechamiento de ella, en el estado de Paraíba, en la región del Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Una vaca pasta en terrenos que van a ser inundados por el sistema de recuperación del río São Francisco, en el estado de Paraíba, en el norte de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Una vaca pasta en terrenos que van a ser inundados por el sistema de recuperación del río São Francisco, en el estado de Paraíba, en el norte de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Túnel de 18 kilómetros en el canal norte que permitirá traer el agua desde el río São Francisco para asegurar el abastecimiento humano, como prioridad. Muchos fueron desplazados por las obras que permitirá que lleguen las aguas a unos 280 kilómetros al sur, a fin de irrigar también pequeñas propiedades rurales, en el estado nordestino de Paraíba, en Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Túnel de 18 kilómetros en el canal norte que permitirá traer el agua desde el río São Francisco para asegurar el abastecimiento humano, como prioridad. Muchos fueron desplazados por las obras que permitirá que lleguen las aguas a unos 280 kilómetros al sur, a fin de irrigar también pequeñas propiedades rurales, en el estado nordestino de Paraíba, en Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Una familia de un asentamiento de desalojados en Sao José das Piranhas, a 80 kilómetros de la ciudad de Sousa, donde brindaron una recepción a periodistas internacionales que llegados para conocer la realidad de la ecorregión del Semiárido, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Una familia de un asentamiento de desalojados en Sao José das Piranhas, a 80 kilómetros de la ciudad de Sousa, donde brindaron una recepción a periodistas internacionales que llegados para conocer la realidad de la ecorregión del Semiárido, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Palmeras cargadas de cocos en una zona donde se perdió cerca del 90 por ciento de este cultivo durante los casi siete años de sequía, en el estado brasileño de Paraíba. Ahora, la finca más grande, de 1.025 hectáreas, solo cultiva 47 de cocoteros. Los agricultores familiares diversificaron sus cultivos hacia batata (boniato), guayaba, maíz, frijoles, banano y hortalizas. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Palmeras cargadas de cocos en una zona donde se perdió cerca del 90 por ciento de este cultivo durante los casi siete años de sequía, en el estado brasileño de Paraíba. Ahora, la finca más grande, de 1.025 hectáreas, solo cultiva 47 de cocoteros. Los agricultores familiares diversificaron sus cultivos hacia batata (boniato), guayaba, maíz, frijoles, banano y hortalizas. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Canal con agua represada y expuesta a altas temperaturas que provocan una fuerte evaporación. El agua de este Perímetro viene de grandes embalses. El complejo tiene dos ejes, con 260 kilómetros el primero y 217 kilómetros el segundo. Su meta es beneficiar a 12 millones de habitantes de 390 municipios, incluyendo Fortaleza, capital de estado de Ceará, con cuatro millones de habitantes, también en el Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Canal con agua represada y expuesta a altas temperaturas que provocan una fuerte evaporación. El agua de este Perímetro viene de grandes embalses. El complejo tiene dos ejes, con 260 kilómetros el primero y 217 kilómetros el segundo. Su meta es beneficiar a 12 millones de habitantes de 390 municipios, incluyendo Fortaleza, capital de estado de Ceará, con cuatro millones de habitantes, también en el Nordeste brasileño. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Sistema de tuberías para elevar y luego hacer descender por gravedad el agua para el mejor uso del recurso en el distrito del Perímetro Irrigado Varzea de Sousa, inaugurado el año 2006. Además de 178 agricultores familiares, lo integran cuatro grandes empresas que cultivan soja, maíz y algodón en 1.513 hectáreas. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Sistema de tuberías para elevar y luego hacer descender por gravedad el agua para el mejor uso del recurso en el distrito del Perímetro Irrigado Varzea de Sousa, inaugurado el año 2006. Además de 178 agricultores familiares, lo integran cuatro grandes empresas que cultivan soja, maíz y algodón en 1.513 hectáreas. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Dos participantes en el encuentro internacional de periodistas toman agua de coco en la feria de la ciudad de Sousa, donde se venden directamente al consumidor una gran variedad de frutas y hortalizas producidas por agricultores familiares de la zona, en el estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Dos participantes en el encuentro internacional de periodistas toman agua de coco en la feria de la ciudad de Sousa, donde se venden directamente al consumidor una gran variedad de frutas y hortalizas producidas por agricultores familiares de la zona, en el estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Un agricultor familiar llega en su camioneta a vender en la feria de Sousa, en el Nordeste de Brasil, y exhibe orgulloso la calidad de sus cocos y bananos dulces. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Un agricultor familiar llega en su camioneta a vender en la feria de Sousa, en el Nordeste de Brasil, y exhibe orgulloso la calidad de sus cocos y bananos dulces. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Una empleada del Hotel Voita, en Sousa, muestra el panel fotovoltaico instalado en el estacionamiento, que permite autoabastecerse de electricidad, reducir los costos y asegurar el servicio cuando hay cortes de suministro en la ciudad del estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Una empleada del Hotel Voita, en Sousa, muestra el panel fotovoltaico instalado en el estacionamiento, que permite autoabastecerse de electricidad, reducir los costos y asegurar el servicio cuando hay cortes de suministro en la ciudad del estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Semillas nativas almacenadas por los participantes de la Asociación de Agricultores del Asentamiento Acaua a fin de asegurar la calidad de su producción agrícola. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Semillas nativas almacenadas por los participantes de la Asociación de Agricultores del Asentamiento Acaua a fin de asegurar la calidad de su producción agrícola. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

Una lámpara LED hecha con una botella de plástico por jóvenes aprendices de la Fábrica de Bombillas instalada en el municipio de Aparecida, a 20  kilómetros de Sousa, en el estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil.  Crédito: Orlando Milesi/IPS
Una lámpara LED hecha con una botella de plástico por jóvenes aprendices de la Fábrica de Bombillas instalada en el municipio de Aparecida, a 20 kilómetros de Sousa, en el estado de Paraíba, en el Nordeste de Brasil. Crédito: Orlando Milesi/IPS

 

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