“Estamos extremadamente contentos con la reconstrucción de nuestra escuela, destruida por el Talibán en 2013, lo que nos obligó a estar sentados sin techo”, se alegró Mujahida Bibi, quien cursa octavo grado en una escuela pública para niñas de la zona tribal de Pakistán.
El centro de enseñanza pública se encuentra en Waziristán del Norte, uno de los siete distritos de las Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA), que fue sede de la organización Tehreek Talibán Pakistán.
Con las operaciones militares, que comenzaron en junio de 2014 en esta área con el fin de expulsar a los talibanes, la zona regresa rápidamente a la normalidad.
Al igual que Bibi, Abdul Qadim, de 16 años, disfruta de su nueva escuela en la vecina Waziristán del Sur, donde cursa noveno grado.
“El Talibán destruyó nuestra escuela en 2012; los alumnos ricos se mudaron a zonas más seguras para seguir estudiando, mientras los más pobres nos quedamos en edificios sin techo durante tres años”, relató a IPS.
El territorio montañoso de las FATA, en la frontera con Afganistán, estuvo plagado de combatientes desde 2001, cuando el Talibán fue expulsado de Kabul por las fuerzas encabezadas por Estados Unidos y los insurgentes escaparon buscando refugio en la vasta área tribal de Pakistán.
Desde 2005, el Talibán comenzó a atentar contra edificios estatales, escuelas, hospitales y otros, y no solo en FATA, sino también en la vecina provincia de Jiber Pajuntjwa, una de las cuatro que tiene Pakistán, con el fin de perjudicar la educación, en especial de las niñas, que la consideran contraria al islam.
Tras el triunfo del ejército pakistaní, comienza la reconstrucción de los centros de enseñanza.
El Talibán destruyó o dañó por lo menos 750 escuelas, 500 de ellas en Fata y 250 en Jiber Pajtunjwa. En la primera, ya se reconstruyeron 17 por ciento de las escuelas, la mayoría gracias a la asistencia de agencias donantes.
“Desplegamos 10.000 efectivos para proteger las escuelas de futuros atentados”, explicó Javid Shah, un funcionario de educación, a IPS.
Antes de la intervención militar, “muchas veces, después de que las autoridades reconstruían una escuela, los insurgentes volvían a destruirlas”, apuntó. Además de implementar medidas de seguridad, logramos que la población local participara en la protección de los centros de enseñanza, añadió.
Los comités integrados por ancianos y funcionarios locales asumieron la responsabilidad de la seguridad, los que “distribuyeron guardianes para proteger las escuelas de noche cuando el Talibán perpetraba los atentados”, explicó.
El gobierno de Jiber Pajtunjwa completó la reconstrucción de 200 escuelas, dijo el ministro de Educación Atif Jan a IPS. “Destinamos 60.000 dólares, y ahora solo quedan 50 centros de enseñanza dañados por el Talibán por reconstruir”, añadió.
También se difundieron procedimientos operativos estándares entre las autoridades correspondientes con el fin de elaborar un plan de seguridad para las instituciones de enseñanza en sus respectivas áreas.[related_articles]
“En el marco de la Ley de Lugares y Establecimientos Vulnerables y Sensibles, también le pedimos al sector privado que mejorara la seguridad de las escuelas asegurando cámaras CCTV (de televigilancia), guardias de seguridad y aumentando la altura de los muros perimetrales hasta unos tres metros”, añadió.
Musarrat Nasim, de 13 años, es otra de las felices estudiantes que estrenan escuela nueva en la Jiber Pajtunjwa, otro de los distritos de FATA.
“Nuestra escuela fue destruida en 2002 y atravesamos muchas dificultades. Muchas veces tuvimos clase abajo de los árboles, en verano, y al sol, en invierno por la falta de condiciones”, explicó Nasim, quien cursa octavo grado.
En FATA hay 5.572 instituciones educativas con unos 574.512 estudiantes. “El número de alumnos aumentó tras la reconstrucción. Ahora también vienen inscribirse algunos de zonas de difícil acceso”, dijo a IPS el profesor Samir Ahmed, del distrito de Mohmand.
El Talibán destruyó 127 escuelas en ese distrito de FATA, de las cuales 99 ya fueron reconstruidas, precisó. Alrededor de 10 por ciento de los estudiantes abandonaron sus estudios por la falta de locales y de seguridad, pero ahora despegaron las inscripciones, remarcó. “Los padres se agolpan ahora a inscribir a sus hijos”, observó.
También se ofrecen libros y uniformes gratis para incentivar a la gente a mandar a sus hijos e hijas a la escuela.
Abdul Wakil, un mecánico del distrito Bajaur, también de FATA, contó a IPS que sus tres hijos iban a una escuela pública que fue destruida hace tres años. “Desde que la reconstruyeron hace tres meses, están contentos”, relató.
El Talibán quería acabar con las escuelas y mandar a nuestros hijos a la época de las cavernas, pero estamos decididos a desbaratar su conspiración y darle una mejor educación a nuestra generación, explicó Wakil. “Podemos derrotar al Talibán con la educación”, subrayó.
De hecho, la campaña contra la educación llevada adelante por los talibanes, despertó el interés de niñas y niños. El Talibán causó tanto dolor entre las personas más postergadas, que sus propósitos quedaron al descubierto. Los padres están deseosos de ver a sus hijos e hijas educados, añadió.
Traducido por Verónica Firme