Afganistán y Pakistán, los dos países donde la poliomielitis todavía es endémica, se unieron para erradicar la enfermedad y coordinar las campañas para vacunar a los menores de cinco años a ambos lados de la frontera.
Esos dos países, que comparten 2.400 kilómetros de frontera permeable, han sido considerados un obstáculo para las iniciativas que procuran poner fin a la poliomielitis debido a que el grupo extremista Talibán se opone al suministro de la vacuna a niños y niñas.
Esta ciudad, capital de Jiber Pajtunjwa, una de las cuatro provincias de Pakistán, que junto a las vecinas Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA) y a la provincia afgana de Nangarhar fueron declaradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) zonas donde la poliomielitis es endémica.
Desde enero de 2016, “comenzamos campañas sincronizadas en Jiber Pajtunjwa, FATA y Afganistán con el fin de vacunar a todos los niños a ambos lados de la frontera”, dijo a IPS el ministro de Salud de esta provincia, Shahram Tarakai.
“Hay unos 100.000 niños y niñas que no se quieren vacunar a ambos lados de la frontera y suponen una amenaza para la campaña de erradicación de la poliomielitis. Cada uno de los niños debe recibir (las dosis de) la vacuna oral”, subrayó.
El gobierno provincial solicitó el apoyo de autoridades religiosas para romper el rechazo a la vacuna, Ayub Roz, uno de los responsables de la campaña de inmunización de Jiber Pajtunjwa.
El Talibán se opone a la campaña porque sostiene que es una conspiración de Estados Unidos para esterilizar a la población y disminuir el número de musulmanes.
Ayub Roz indicó que las autoridades religiosas participan en la campaña con el fin de disipar los temores de que la vacuna contra la poliomielitis pueda atentar contra el islam y afectar la capacidad de reproducción de las personas.
Maulana Samiul Haq, jefe del famoso seminario Darul Uloom Haqqani, dijo a IPS que se pidió a los líderes religiosos que acompañaran a los trabajadores de la salud para insistir a los padres que es importante inmunizar a sus hijos para protegerlos de las consecuencias de la enfermedad, como las discapacidades.
“Es responsabilidad de los padres proteger a sus hijos de enfermedades y ofrecerles un ambiente seguro y saludable. Convencimos a 10.000 padres para que vacunaran a sus hijos en lo que va del año”, relató.
Muhammad Rizwan, residente de Nowshera, uno de los 26 distritos de Jiber Pajtunjwa, dijo a IPS que no había vacunado a sus hijos porque creía que era contrario al islam.
“A mi hijo mayor, de cuatro años, le diagnosticaron poliomielitis, y ahora las autoridades religiosas me convencieron de vacunar a mis otros dos hijos para que crezcan sanos”, explicó el agricultor.
El Taliban alertó a las personas de que no se vacunaran contra la poliomielitis, pero los religiosos comenzaron a convencer a los padres, quienes “responden y llevan a sus hijos en forma masiva”, relató.
El jefe de policía de Jiber Pajtunjwa, Jan Durrani, informó que se asignaron más de 10.000 agentes para garantizar la seguridad de los vacunadores.
“Los insurgentes asesinaron a 70 trabajadores de la salud durante la anterior campaña de 2012 a 2015, pero este año no se han registrado incidentes”, indicó. El Talibán no quiere que los vacunadores realicen su tarea, pero les hemos garantizado su seguridad, subrayó Durrani.
Un nuevo caso registrado en la provincia afgana de Kunar, fronteriza con FATA y Jiber Pajtunjwa, encendió la alarma, lo que hizo que ambos países aceleraran la campaña en estas áreas.
Más de 60 casos de poliomielitis registrados en 2015 ocurrieron en Afganistán y Pakistán.
Peshawar registró 10 casos, de los 18 que se detectaron en esta provincia en 2015. El hecho obedece principalmente a la libre circulación de niños y niñas de Afganistán y FATA, zonas que necesitan la vacunación. Incluso, dos de los casos resultaron tener vínculos con el virus afgano.
El médico Ijtiar Ali, de FATA, dijo a IPS que la sincronización de las campañas a partir de enero en Afganistán y Pakistán está dando resultados.
“Se registraron seis casos en Pakistán y uno en Afganistán hasta el 16 de marzo porque se instalaron 14 puestos de vacunación en la frontera”, detalló.[related_articles]
La calidad de la vacunación en Torjam, el principal puesto fronterizo por el que pasan cientos de niñas y niños al día, no estaba en su nivel el año pasado por lo que los menores infectados llevaron el virus de un lado a otro, explicó.
Ahmed Barakzai, un funcionario de salud de la provincia afgana de Nangrahar, dijo que la situación comenzó a dar señales de mejoría gracias al apoyo de religiosos y ancianos de la comunidad.
“Redujimos los rechazos a la vacunación de 60.000, registrados en 2015, a 22.000, este año”, detalló. “La única forma de hacer frente a la poliomielitis es asegurar la calidad de la vacunación”, subrayó.
Al igual que en Jiber Pajtunjwa y FATA, logramos la participación de la policía y de las autoridades religiosas en la campaña.
“En algunas zonas, tuvimos que hacer frente a problemas de seguridad porque los vacunadores temían a los combatientes, pero recurrimos a los religiosos para hacer frente a la situación”, explicó.
La médica Saira Afzal Tarar destacó que la sincronización de las campañas dio buenos resultados. “Vamos a reforzar más la vacunación en la zonas fronterizas”, precisó.
En Pakistán viven por lo menos seis millones de refugiados afganos. Los niños afganos trasladaban el virus a Pakistán porque no había vacunación en Afganistán, explicó.
Ahora todos los niños reciben la vacuna oral en los puestos fronterizos gracias a lo cual disminuyeron las posibilidades de infección, destacó.
Traducido por Verónica Firme