El Programa Mundial de Alimentos (PMA) exhortó a la comunidad internacional a apoyar la expansión de la tecnología agrícola resistente a las variaciones climáticas ahora que el fenómeno de El Niño se manifiesta en los países del sur de África con una ola de calor.
«Tenemos que organizarnos y no dejar que la situación, que todavía está en un nivel crítico, degenere hacia el desastre. Creo que existen oportunidades… a través de técnicas climáticamente inteligentes comprobadas, como la agricultura de conservación», declaró la directora ejecutiva del PMA, la estadounidense Ertharin Cousin, en su reciente visita a Zambia, uno de los mayores productores de maíz de la región.[pullquote]3[/pullquote]
Llegó la hora de que el mundo «predique con el ejemplo» con respecto a la adaptación al cambio climático, como se acordó en la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en París en diciembre, subrayó.
«Lo que he visto aquí en Zambia demuestra lo que decía en la cumbre climática, que ‘los más rezagados son los más vulnerables’… por lo tanto, hacer que sean resistentes debe ser el objetivo final de todos nosotros. Y me refiero a la adaptación mediante tecnologías climáticas inteligentes y la diversidad de los cultivos», explicó.
Aunque el desafío es enorme, la directora del PMA cree que el futuro deberá definirse con la esperanza puesta en las cosas que funcionen para mejorar la resiliencia de los pequeños productores.
Tras destacar el caso de Bishop Mweene, un agricultor de conservación del distrito de Pemba cuya cosecha de maíz sobrevivió a una sequía de 22 días, Cousin dijo que cree que la agricultura climáticamente inteligente podría determinar el éxito o el fracaso en el mundo actual.
Si el caso de Mweene «es un ejemplo, entonces tenemos la solución en nuestras manos. Lo único que necesitamos es proyectar estas tecnologías comprobadas a una comunidad más extensa para que puedan cosechar los beneficios como lo está haciendo él», observó Cousin, en diálogo con IPS.
Mweene, de 51 años, se construyó una casa moderna con chapas de hierro gracias al incremento de la productividad lograda con la agricultura de conservación. Esta técnica consiste en una labranza mínima que garantiza la humedad suficiente para la supervivencia de los cultivos en períodos de sequía severa.
Con el Proyecto de Intensificación de la Agricultura de Conservación (CASU, en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el Ministerio de Agricultura de Zambia, con el apoyo financiero de la Unión Europea, y que ahora forma parte de un proyecto de resiliencia rural mediante seguros por índice meteorológico del PMA, Mweene observó un cambio positivo en su nivel de vida.
«Antes de este programa, con frecuencia la escuela enviaba de vuelta a mis hijos a casa por impago de las cuotas, pero ya no. Mediante una mayor productividad, gano más dinero e incluso logré construir una casa de ladrillo con chapas de hierro”, explicó el agricultor, que tiene 23 hijos e hijas, la mayoría de ellos en zonas urbanas.
El coordinador agrícola de la Provincia del Sur, Maxwell Choombe, sostiene que la introducción de seguros para los pequeños agricultores podría ser la clave para que los jóvenes participen activamente en la agricultura comercial.
«Los jóvenes ven a la agricultura como un negocio arriesgado, pero ahora con el seguro… podrían sentirse atraídos” a ella, expresó Choombe.[related_articles]
Stanley Ndhlovu, de la Iniciativa de Resiliencia Rural de Zambia (R4) del PMA, concuerda y señala que el principal reto ha sido el mayor riesgo asociado con la agricultura, que depende principalmente de la lluvia y sin la cual se garantiza el fracaso.
«La R4 refiere al riesgo de desastres. Con el paso de los años nos dimos cuenta de que el riesgo en la agricultura de Zambia está en expansión, especialmente con los cambios en el clima, y eso está expulsando a los jóvenes del sector, que tiene mucho potencial para sacarlos de la pobreza”, afirmó.
El funcionario explicó que la R4, que se puso en marcha en 2015, tiene que ver con desarrollar la transferencia del riesgo, no solo para mitigar los impactos climáticos, sino también para ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático.
«La transferencia del riesgo es básicamente un seguro en nuestro caso. Sabemos que existe el seguro tradicional, pero está fuera del alcance de los pequeños agricultores porque es demasiado caro y la mayoría de los corredores de seguros consideran que es demasiado arriesgado apoyarlos”, explicó Ndhlovu.
“Por tanto, nuestra intervención (del PMA) se basa en el seguro por índice meteorológico, que asegura contra la lluvia y no a la cosecha», precisó.
Según Ndhlovu, el componente del seguro por índice se desarrolló de tal manera que utiliza información satelital para activar un pago a los agricultores según la precipitación recibida, especialmente en los períodos críticos del calendario de lluvias.
Junto con créditos para apoyar la inversión y reservas o ahorros para el riesgo, el PMA priorizó el índice meteorológico con la creación de una estación meteorológica automática en la comunidad y estaciones manuales que miden la lluvia en áreas seleccionadas, para que los agricultores tomen las decisiones oportunas.
Ya hay unos 500 agricultores asegurados por un valor superior a los 77.000 dólares.
«En el último año he visto los efectos positivos que tuvo el seguro en los pequeños agricultores. Además de la mejora en su nivel de vida… ahora tienen la confianza para obtener crédito y creo que este proyecto es lo mejor que le pudo haber pasado a los agricultores rurales», recalcó Angela Mushasho, la funcionaria de extensión agrícola en el área del proyecto piloto.
Traducido por Álvaro Queiruga