Los cambios en las últimas décadas en el gusto popular en el condado de Busia, en el oeste de Kenia, relegaron el cultivo de las hortalizas autóctonas a un segundo plano, y la mayoría de los agricultores se dedicó a plantar variedades exóticas.
Sin embargo, esto está cambiando debido a la multiplicación de las huertas familiares y la toma de conciencia sobre el valor nutritivo de los cultivos autóctonos.[pullquote]3[/pullquote]
La agricultura de subsistencia es el pilar de las comunidades en Busia, donde el tamaño promedio de las parcelas es de dos hectáreas. Gracias a una organización local comunitaria, Inversión Generadora de Ingreso Sostenible (Singi, en inglés), y sus socios, las huertas se pusieron de moda, lo cual tuvo un enorme impacto en la nutrición y la seguridad alimentaria del condado.
Singi trabaja con más de 50 grupos de agricultores, con un total de centenares de miembros, en su mayoría mujeres. Gracias a las lluvias que se producen en dos estaciones, la mayoría de los hogares pueden mantener sus huertas durante todo el año.
Singi ha sido fundamental en la promoción del cultivo de hortalizas autóctonas en Busia. Mediante el aprovechamiento de los conocimientos locales, la organización revitalizó su consumo. También alienta el cultivo de diversas plantas comestibles silvestres que estaban en el olvido.
El presidente de Singi, William Buluma, informa que la organización se formó en 1996 para luchar contra la inseguridad alimentaria en el condado, que padecía altos niveles de pobreza.
Desde entonces se asoció con la Iglesia Anglicana, el Departamento de Agricultura, el gobierno local y organizaciones no gubernamentales como Biovision Africa Trust, Biodiversidad Internacional, Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos de África (Icipe) y la Organización de Investigación en Agricultura y Ganadería de Kenia (KALRO).
Buluma señala que el Departamento de Agricultura y KALRO dieron a grupos de agricultores cursos de formación en el cultivo de hortalizas. Otros, como la Iglesia Anglicana, los capacitaron en liderazgo y técnicas de producción.
Icipe, en colaboración con Biovision Africa Trust, fomenta la práctica de la agricultura orgánica ecológica desde 2011. En este sentido, proporcionó a los agricultores un paquete de material de formación centrado en la salud, el ambiente y la agricultura.
«La iniciativa mejoró la producción de hortalizas autóctonas que conducen a su existencia en grandes cantidades en los hogares y los mercados, a diferencia de lo que ocurría hace algunos años», destacó Buluma.
«Hay un efecto multiplicador en aquellos que formamos, que a su vez forman a otros, lo que aumenta la plantación de huertas», explicó.
Pero no todo ha sido color de rosa. La falta de equipos frustra a los productores y las plagas que surgen y para las cuales no existen remedios causan estragos en las plantas, reconoció Buluma.
Los suelos también son ácidos, por lo que se aconseja a los agricultores que utilicen abono natural, pero debido a la falta de equipos de compostaje este no puede producirse en grandes cantidades.
No obstante, Buluma está contento porque los agricultores tienen suficientes hortalizas para su propio consumo, además de excedente para la venta. «Al principio muchos hogares tenían que comprarlos o si no tenían dinero se los pedían a los vecinos con huertos familiares, pero eso cesó desde entonces», aseguró.
Roselida Orodi, la presidenta del Grupo de Autoayuda de Agricultores Esikoma Ushirika, expresó que, en colaboración con Singi, instalaron una granja piloto donde se enseña a los miembros sobre el cultivo de las huertas. La mayoría de los hogares producen suficientes productos comestibles para su propio consumo y todavía les queda un excedente para vender en el mercado local, afirmó.
«Las hortalizas autóctonas reciben mejores precios, en comparación con las exóticas como la col rizada y el repollo, porque mucha gente ya aprendió de los expertos que son muy nutritivas. Es una lástima que la comunidad local las haya ignorado”, observó.
El grupo de Orodi planta espinaca, yute, crotalaria, amaranto, hojas de calabaza y col rizada africana, entre otras especies. Los miembros del grupo adquieren las semillas certificadas de la KALRO y también producen semillas propias que venden a los agricultores.
Roselida explica que las hortalizas son resistentes a la sequía, lo cual es una bendición durante la estación seca ya que la demanda crece y eleva los precios. Los hogares obtienen un ingreso que les permite a las familias pagar por otras necesidades, como las cuotas escolares y la ropa de los niños.[related_articles]
Su organización analiza la posibilidad de enviar hortalizas a las escuelas. «Queremos que nuestros niños coman productos autóctonos porque son nutritivos y sanos y, por lo tanto, mantiene las enfermedades a raya”, afirmó.
Anastacia Muleka, del grupo de agricultores POA, del condado de Matayos y también afiliado a Singi, dice que antes compraba sus hortalizas en el mercado, lo que le costaba hasta 10 dólares por semana, pero desde que tiene una huerta propia ya no compra más.
«Gracias a Singi tengo una gran variedad de verduras. Aprendí a añadirle valor al producto, sobre todo por diversos métodos de preservación de las hortalizas para evitar su deterioro”, explicó.
Como su grupo hace hincapié en la agricultura ecológica, también aprendió métodos para elaborar abono a partir del estiércol, que ella utiliza para cultivar sus plantas.
«Desde que instalé la huerta no di marcha atrás. Mi intención es plantar más», subrayó Muleka.
Buluma insta al gobierno de Kenia que adopte una política de fomento del consumo de hortalizas autóctonas y de la agricultura ecológica. Esto mejorará la salud de la población y mejorará la protección del ambiente.
El presidente de Singi sueña con conseguir tierras para instalar un centro que forme a los agricultores en técnicas agrícolas ecológicas para cosechar hortalizas autóctonas. A partir de enero, la organización Biodiversidad Internacional y KALRO capacitarán a los agricultores en la mejora de la calidad y la comercialización de sus cosechas.
Buluma se enorgullece del modelo que emplea para Singi popularizar las huertas, centrado en la difusión del conocimiento y no en repartir dinero.
«El viejo dicho de que más vale enseñarle a un amigo con hambre a pescar que darle pescado describe nuestro enfoque», señaló.
Este reportaje forma parte de una serie concebida en colaboración con Ecosocialist Horizons.
Traducido por Álvaro Queiruga