Zimbabwe se vuelca a la agricultura climáticamente inteligente

La agricultura climáticamente inteligente es popular entre muchos zimbabuenses que tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos. Eso hizo que muchas zonas, como el distrito de Mwenezi en la provincia de Masvingo, que solían ser secas y poco aptas para la agricultura, se volvieran poco a poco productivas. Crédito: Jeffrey Moyo/IPS
La agricultura climáticamente inteligente es popular entre muchos zimbabuenses que tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos. Eso hizo que muchas zonas, como el distrito de Mwenezi en la provincia de Masvingo, que solían ser secas y poco aptas para la agricultura, se volvieran poco a poco productivas. Crédito: Jeffrey Moyo/IPS

La sequía, que causa estragos en vastas áreas de Zimbabwe, empuja a muchas personas a volcarse a la agricultura climáticamente inteligente para hacer frente a la escasez de alimentos.

La agricultura inteligente es una práctica que reduce la exposición, la sensibilidad o vulnerabilidad de los cultivos frente al cambio y la variabilidad climática, siendo un resultado de tecnologías que aumentan de forma sostenible la productividad y ayudan a los agricultores a adaptarse a las consecuencias del recalentamiento planetario.

Según la organización Environment Africa, esa forma de cultivo ayuda a los agricultores de Zimbabwe que están en problemas.

“La agricultura climáticamente inteligente ayuda a reducir las emisiones de gases invernadero y permite que los agricultores puedan hacer frente a las variaciones del clima y a los eventos extremos, lo que mejora la productividad y sus ingresos, y construye la resiliencia de cultivadores con pocos recursos”, dijo a IPS el director de Environment Africa, Barnabas Mawire.

Muchos agricultores, como Livias Gawure, en el ditrito de Mwenezi, en la provincia de Masvingo, son una prueba viviente de los beneficios de la agricultura inteligente.

“La sequía es un problema del pasado para mí después de que puse en práctica cada aspecto de la agricultura climáticamente inteligente para estar por encima del cambio climático aquí en las bajas veld (praderas sudafricanas), donde solíamos tener una magra producción”, explicó Gawure a IPS.

“Me convertí en un orgulloso cultivador de maíz y sorgo, entre otros pequeños granos, que me dejan ganancias todos los años, a pesar de que la región sufra una sequía”, aseguró.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 70 por ciento de los 14 millones de habitantes de Zimbabwe dependen principalmente de la agricultura, pero suelen tener una baja productividad debido al impacto del cambio climático.

“Los zimbabuenses suelen practicar la agricultura climáticamente inteligente, de una forma u otra, de forma más o menos consciente”, reconoció.

Es una actividad que se alienta en este país, dando preponderancia a la agricultura de conservación. Otras prácticas que ya tienen incorporadas los zimbabuenses es diversificar entre distintos cultivos tolerantes a la sequía, como los pequeños granos, y adoptando variedades con menor tiempo de maduración, explicó David Phiri, subcoordinador regional para África austral de la FAO, en diálogo con IPS.

Algunos agricultores como Gawure, en una región agroecológica marginal, optaron por reducir sus cultivos y concentrarse más en la actividad pecuaria.

Esos agricultores no solo diversificaron su actividad volcándose a la ganadería, sino que eligieron animales resistentes a la falta de agua, como cabras y aves autóctonas.

En este país, hay unas dos millones de personas que pasan hambre cada año, según datos del Programa Mundial de Alimentos. A medida que aumenta el déficit de alimentos, la agricultura climáticamente inteligente se convirtió en una buena alternativa para muchos zimbabuenses en situación vulnerable.

“Tengo que agradecer a las organizaciones cuya experiencia en cambio climático nos ayudaron a combatir el fenómeno, y ahora gracias a la agricultura climáticamente inteligente, estamos mejor preparados para situaciones de sequía”, explicó Tambudzai Musina, una viuda del distrito de Mwenezi, al ser consultada por IPS.

El cambio climático obligó a muchos indígenas como ella a adoptar esa práctica, reconoció Musina.

“Para superar la incesante falta de alimentos, le dijimos sí a la agricultura climáticamente inteligente y en forma gradual le ganamos al hambre”, subrayó.

Decididos a librarse del hambre, muchos zimbabuenses como Musina y Gawure también se volcaron de a poco a la recolección de agua, construyendo un terraplén, cubriéndolo de rastrojos y cultivando variedades tolerantes a la sequía, otra forma de agricultura inteligente, que mejora su capacidad de hacer frente a eventos climáticos extremos.

“Las tecnologías climáticamente inteligentes practicadas en Zimbabwe no son totalmente nuevas para los agricultores, pero ahora tienen más sentido que nunca frente al cambio climático, y por ello se vuelcan a la agricultura inteligente”, subrayó Phiri, de FAO.

La agencia implementó un proyecto de tres años, con fondos de la Unión Europea en algunos distritos elegidos en las ocho provincias rurales de Zimbabwe. La iniciativa, que se prolongó de 2010 a 2013, amplió la agricultura de conservación entre los pequeños cultivadores.

“Los agricultores que adoptaron prácticas agrícolas de conservación han logrado, por ejemplo, obtener cosechas decentes, en comparación con quienes no las adoptaron. Lo mismo ocurre para los que se volcaron a cultivos y variedades tolerantes a la sequía”, explicó Phiri.[related_articles]

“En lo que respecta a la seguridad alimentaria doméstica, los hogares que usan tecnologías climáticamente inteligentes lograron asegurar su alimentación”, acotó.

“Sí, los zimbabuenses comprenden que el cambio climático es real y que sus prácticas agrícolas tienen que cambiar y adoptar tecnologías de cultivo de conservación para garantizar la seguridad alimentaria en el ámbito doméstico”, añadió Phiri.

“La mayoría de los agricultores pobres que respondieron al llamado cambiaron completamente sus prácticas agrícolas y parecen adaptarse a los impactos adversos del cambio climático”, observó Mawire, de Environment Africa, a IPS.

Muchos agricultores como Gawure, en el distrito de Mwenezi, avanzaron un paso más en la práctica de la agricultura climáticamente inteligente.

“Construí reservorios de agua para capturar el líquido que escurre cuando llueve, y como muchos agricultores locales, ahora puedo cultivar gracias a pequeños sistemas de irrigación hasta tres meses después de que dejó de llover”, precisó Gawure.

Otra práctica climáticamente inteligente que Zimbabwe emplea es la agroforestería, que integra varias actividades agropecuarias e implica, por ejemplo, la plantación de árboles junto con cultivos tolerantes a la sequía, como el maíz y el sorgo, para estabilizar y enriquecer el suelo.

Las cosas también mejoran a escala doméstica. “Hay una mayor seguridad alimentaria, la capacidad de productividad de la tierra se mantiene y hay una buena recuperación de terrenos degradados”, destacó Mawire.

Traducido por Verónica Firme

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