La Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemoró el “Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas” el lunes 2, ocasión en que el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, se refirió a la triste realidad de una profesión en constante asedio.
Más de 700 periodistas fueron asesinados en la última década, a un promedio de uno cada cinco días, simplemente por difundir las noticias e informar al público, denunció.[pullquote]3[/pullquote]
«Muchos perecen en los conflictos que cubren de manera tan intrépida. Pero demasiados fueron silenciados deliberadamente por tratar de informar de la verdad», aseguró Ban.
Lamentablemente, solo siete por ciento de estos casos fueron resueltos y menos de 10 por ciento de los crímenes son investigados, destacó.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) señala que la impunidad genera más muertes y es a menudo un síntoma del agravamiento de los conflictos y la ruptura de los sistemas de derecho y de justicia.
Según el CPJ, 94 por ciento de los periodistas asesinados son locales y solo seis por ciento son corresponsales extranjeros. Del total, 94 por ciento son hombres.
A principios de este año, la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Irina Bokova, condenó el asesinato de 87 periodistas, trabajadores de medios y productores de medios de comunicación social, solo en 2014.
Akshaya Kumar, directora adjunta de la organización de derechos humanos Human Rights Watch en la ONU, dijo a IPS que con demasiada frecuencia los crímenes contra los periodistas no quedan registrados por el sistema del foro mundial, especialmente en zonas de conflicto armado, como Sudán del Sur, o en lugares en crisis, como Burundi.
Los observadores de la ONU que se encuentran en el territorio como parte de las misiones de paz o del Alto Comisionado para los Derechos Humano pueden y deben hacer mucho más para impulsar la investigación y el procesamiento de los responsables de los ataques contra los periodistas, exhortó.
«De lo contrario, cuando las fuerzas de seguridad del Estado atacan a periodistas valientes, como Esdras Ndikumana, de Burundi, y Peter Julius Moi, de Sudán del Sur, se benefician del clima de impunidad”, advirtió.
La organización Reporteros sin Fronteras (RSF) decidió cambiar el nombre de 12 calles de París en homenaje a periodistas que fueron asesinados, torturados o desaparecidos.
Las calles en cuestión albergan las embajadas de países donde los periodistas fueron víctimas de crímenes que permanecen impunes, y la medida busca llamar la atención sobre la falta de acción de esos Estados y recordarles que es su obligación hacer todo lo necesario para llevar a los responsables a la justicia, señaló la organización con sede en París, en un comunicado difundido el lunes 2.
RSF añadió que eligió esos 12 casos emblemáticos para resaltar el hecho de que los delitos de violencia contra los periodistas por lo general quedan impunes debido a que las investigaciones oficiales son insuficientes o inexistentes.
RSF pide a la población que apoye su campaña #FightImpunity y visite su página en internet http://fightimpunity.org/es/.
El “Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas” fue proclamado por los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU con el fin de resaltar la necesidad urgente de proteger a los periodistas, y para conmemorar el asesinato de dos periodistas franceses en Malí el 2 de noviembre de 2013.
Mientras tanto, el CPJ señaló que la emboscada a un convoy en Sudán del Sur y las muertes a hachazos de blogueros en Bangladesh llevó a ambos países a figurar en el Índice Global de Impunidad que realiza la organización sobre los lugares donde periodistas son asesinados y sus asesinos quedan impunes.
Según el informe publicado en octubre, Eludir los asesinatos, la peor situación se da en Somalia, que superó a Iraq por primera vez desde que el CPJ comenzó a compilar el índice en 2008.
Al menos un periodista fue asesinado en Somalia cada año durante la última década, y el gobierno no ha sido capaz o no tuvo la voluntad de investigarlo.[related_articles]
En Iraq, los asesinatos disminuyeron desde la guerra. Más recientemente, el grupo extremista Estado Islámico secuestró y mató al menos a dos periodistas, pero la violencia y el férreo control de la información en ese país impidieron que el CPJ documentara con precisión los casos adicionales.
Solo Colombia tuvo suficientes condenas en los asesinatos de periodistas y un descenso de la violencia desde 2014 como para quedar fuera de la lista del CPJ.
«A pesar de que la ONU pidió a los Estados que tomen más medidas para proteger a los periodistas en situaciones de conflicto armado y para asegurar la justicia en los crímenes contra la prensa, se ha avanzado poco en la lucha contra la impunidad en todo el mundo», declaró Elisabeth Witchel, autora del informe y consultora del CPJ en la Campaña Mundial contra la Impunidad.
«Más de la mitad de los países en el índice son democracias donde funcionan las instituciones policiales y judiciales, pero los asesinos siguen en libertad. La comunidad internacional debe seguir presionando a estos gobiernos para que cumplan con sus compromisos”, añadió.
«Los casos de impunidad que presentamos son terribles símbolos de pasividad o inacción deliberada por parte de algunos gobiernos», afirmó el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
En octubre, RSF se refirió a los casos de periodistas desaparecidos en una carta enviada al Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias y al Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, ambos de la ONU.
En la carta enviada a los presidentes de estos dos grupos de trabajo, Ariel Dulitzky y Seong-Phil Hong, respectivamente, Deloire les pidió que reabran la investigación de los casos y que inicien los procedimientos pertinentes con respecto a los países que violen la ley internacional en este ámbito.
Los casos mencionados por la carta son los de María Aguilar Cansimbe (México), desaparecida desde 2009, Borja Lázaro (Colombia, 2014), Prageeth Ekneligoda (Sri Lanka, 2010), Ahmed Rilwan (Maldivas, 2014), Pirouz Davani (Irán, 1998), Sofiane Chourabi y Nadhir Ktari (Libia, 2014), Nazim Babaoğlu (Turquía, 1994), «Jefe» Ebrima Manneh (Gambia, 2006) y once periodistas de Eritrea, desaparecidos desde 2001.
También mencionó cinco periodistas desaparecidos que trabajaban para el canal Barqa TV de Libia – un camarógrafo egipcio, Mohamed Galal, y cuatro libios, Khaled Al Subhi, Younes Al Mabrouk, Abdussalam Al Maghrebi y Youssef Al Qamoudi, y al menos nueve periodistas de Iraq, que están desaparecidos desde 2014.
Traducido por Álvaro Queiruga