China cambia el escenario de la cooperación internacional

Martin Khor
Martin Khor

En general, la cooperación Sur-Sur es considerada la prima pobre de la ayuda Norte-Sur en el mundo de la asistencia para el desarrollo.

De hecho, los mismos responsables políticos de los países en desarrollo insisten en que la cooperación Sur-Sur solo es un complemento de la asistencia Norte-Sur y no puede remplazarla.

Sin embargo, este punto de vista generalizado sufrió una sacudida recientemente cuando China anunció que estaba armando dos fondos por un total de 5.100 millones de dólares para ayudar a otros países en desarrollo.

Las promesas realizadas por el presidente chino, Xi Jinping, durante su visita a Estados Unidos en septiembre, le dieron un impulso inmediato al estatus de la cooperación Sur-Sur en general, y en particular al papel de China en el mundo, en rápido ascenso.

El presidente Xi primero anunció que China establecerá el Fondo de China para la Cooperación Climática Sur-Sur, que ofrecerá 3.100 millones de dólares de ayuda a los países en desarrollo para combatir el cambio climático.

En segundo lugar, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Xi declaró que China creará otro fondo con un gasto inicial de 2.000 millones de dólares para la cooperación Sur-Sur, como ayuda a los países en desarrollo para que implementen la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

La mera magnitud de las promesas da un peso político contundente a la contribución china. Las iniciativas de Xi generan la sensación de ser un factor que cambia el escenario de la cooperación para el desarrollo.

Es significativo que Xi empleara el marco de la cooperación Sur-Sur como base para los dos fondos. En el sistema internacional existen dos tipos de cooperación para el desarrollo, Norte-Sur y Sur-Sur.

La primera se basa en la obligación de los países industrializados de ayudar a los países en desarrollo porque aquellos tienen muchos más recursos y también se han beneficiado de sus antiguas colonias.

De hecho, los países del Norte se han comprometido a proporcionar 0,7 por ciento de su ingreso nacional bruto a la asistencia para el desarrollo, un objetivo que lamentablemente solo cumple un puñado de países.

La cooperación Sur-Sur, por el contrario se basa en la solidaridad y el beneficio mutuo entre los países en desarrollo como iguales, y sin obligaciones ya que no existe un pasado colonial entre ellos.

Esta es la postura de los países en desarrollo y la agrupación que los congrega, el Grupo de los 77 y China, conocida como G77 + China.

El propio Xi ha dicho que la cooperación Sur-Sur “es una gran medida pionera que une a los países en desarrollo para su superación, que se caracteriza por la igualdad, la confianza mutua, el beneficio mutuo, los resultados en los que todos ganan, la solidaridad y la ayuda mutua, y que puede ayudar… a allanar un nuevo camino para el desarrollo y la prosperidad”.

En los últimos años, a medida que los países occidentales menguaban su compromiso con la ayuda, trataron de borrar esa distinción y presionaron a los grandes países en desarrollo, como China e India, para que también brinden asistencia al Sur al igual que lo hacen ellos, y preferentemente en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el club de los países ricos.

Sin embargo, los países en desarrollo se mantuvieron firmes en su postura política: el Norte industrializado debe darle una ayuda suficiente a los países pobres y no trasladarle esa responsabilidad a otros países en desarrollo. Estos, sin embargo, también se ayudarán unos a otros, a través de la cooperación Sur-Sur.

El marco tradicional de la cooperación internacional podría cambiar ahora con la promesa de los dos fondos chinos, interesantes en sí mismos.

Muchos han observado que los 3.100 millones de dólares en ayuda climática de China superan los 3.000 millones de dólares que Estados Unidos prometió – y aún no entregó – al Fondo Verde para el Clima (FVC) en la órbita de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

En cuanto al otro fondo anunciado por Xi, los 2.000 millones de dólares iniciales se destinarán a la cooperación Sur-Sur y a la aplicación de la Agenda 2030, adoptada por la ONU en septiembre.

El núcleo de la agenda son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La reducción de la pobreza, la agricultura, la salud y la educación serían otros asuntos que abarcaría el fondo, según Xi.

Xi también declaró que se fundará una Academia de Cooperación y Desarrollo Sur-Sur para facilitar los estudios y el intercambio sobre las teorías y prácticas adecuadas a las respectivas condiciones nacionales de los países.

Los siguientes pasos de China para poner en práctica estos compromisos serían el establecimiento de la base institucional de los fondos y el diseño de su marco, sus objetivos y sus funciones. Es una gran oportunidad para demostrar si la cooperación Sur-Sur puede contribuir tan positivamente como la ayuda Norte-Sur.

Es evidente que la ayuda no es la única dimensión de la cooperación Sur-Sur, que es especialmente importante en los ámbitos del comercio, la inversión, las finanzas y los sectores sociales.

Los acuerdos regionales de comercio de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, el este de Asia y las subregiones de África y América Latina, así como los vínculos comerciales y de inversión entre los tres continentes del Sur, exhibieron una inmensa expansión en las últimas décadas.

Recientemente, la creación del Nuevo Banco de Desarrollo del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el programa chino Un Cinturón y Una Ruta, todos los cuales contienen elementos de cooperación Sur-Sur, conquistaron la imaginación del planeta.

La cooperación Sur-Sur en la ayuda, sin embargo, es de gran importancia simbólica y práctica, ya que tiende a asistir a los más vulnerables, incluidas las personas y los países pobres, y los entornos frágiles, como la biodiversidad y la crisis actual del clima.

Ojalá que los dos fondos que China está en proceso de establecer le den un impulso muy necesario a la cooperación Sur-Sur y a la solidaridad entre las personas.

Editado por Pablo Piacentini/ Traducido por Álvaro Queiruga

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