África vive una lucha por tierras vírgenes, pero esta vez no son británicos, portugueses, franceses ni otros colonialistas los que buscan ocupar zonas baldías, sino que es la población de las ciudades la que se vuelca a la agricultura urbana en un contexto de escasez de alimentos.
Los magros salarios agravaron la situación de muchas personas, como Agness Samwenje, quien vive en el suburbio densamente poblado de Mufaokose, en esta capital de Zimbabwe, y descubrió que dedicarse a la agricultura urbana era una forma de complementar su alimentación.[pullquote]3[/pullquote]
Samwenje, una maestra preescolar que ocupó un terreno cerca de una granja, dijo a IPS: “Esta mini huerta me ayuda a alimentar a la familia porque los 200 dólares que gano al mes no son suficientes para alimentar a todos, desde que mi sueldo es el único ingreso tras la muerte de mi marido hace cuatro años, cuando quedé sola a cargo de tres niños en edad escolar”.
“Gasto poco dinero en alimentos porque los cultivos de mi pequeño terreno complementan la alimentación”, añadió.
Para otros, como Silveira Sinorita, una mozambiqueña desempleada de 34 años, la agricultura urbana se volvió un trabajo con la que tratan de alimentar a sus familias.
“Al no tener empleo, descubrí que la agricultura en esta ciudad es una solución para mis dificultades para llevar comida a casa porque cultivo mis propias papas, frijoles, verduras y maíz fresco, y vendo el excedente”, relató Sinorita a IPS desde la ciudad zimbabuense de Mutare, donde reside.
Forzados por la creciente carencia de alimentos, agricultores urbanos en varios países africanos fueron más allá del cultivo. En ciudades, como Kampala, la capital de Uganda, o Yaundé, en Camerún, muchos residentes crían animales, aves, ganado lechero y cerdos.
La agricultura urbana prolifera en muchos pueblos y ciudades de África, justo cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) exhorta a todas las naciones a erradicar la extrema pobreza y el hambre, siguiendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 800 millones de personas en el mundo practican la agricultura urbana, con la que amortiguan el aumento del precio de los alimentos y la inseguridad.
Pero la agencia alerta que el número de personas que pasan hambre también aumentó a más de 1.000 millones de personas, siendo los “pobres urbanos particularmente vulnerables”.
El problema es que la agricultura urbana en África suele chocar contra la oposición de las autoridades de las municipalidades que poseen tierras; los especialistas sostienen que es una política que no tiene sentido frente a la inseguridad alimentaria.
“La pobreza no perdona ni a los residentes de ciudades por la escasez de empleo en el continente y, por lo tanto, la agricultura urbana se vuelve rápidamente una tendencia porque la gente se ve obligada a complementar sus alimentos, a pesar de que la actividad está prohibida en pueblos y ciudades”, explicó a IPS un funcionario del Departamento de Agricultura, Norman Hwengwer.
La agricultura está prohibida en terrenos municipales baldíos en Zimbabwe.
La FAO también señaló que las huertas comerciales soportan la mayor amenaza debido al crecimiento acelerado del continente y a que no suelen estar reguladas ni contar con apoyo gubernamental.
De hecho, en la investigación “Potencial de crecimiento: Agricultores urbanos de África”, realizada en 2011 por la estudiante de doctorado de la Universidad Colegio de Londres, Anna Plyushteva, sostiene que una mayor participación del gobierno es necesaria para superar la marginalidad y la ilegalidad, a fin de lograr mayores beneficios sociales y ambientales.
“Sin regulación, la agricultura urbana puede acarrear problemas graves. Actualmente, los agricultores informales y su producción quedan expuestos a la contaminación de productos orgánicos e inorgánicos, lo que supone un grave riesgo para la salud pública”, explica Plyushteva.
Para el especialista en desarrollo Mulubwa Nakalonga, de Zambia, cuantas más personas emigran a las ciudades, más presión agregan a los limitados recursos existentes.
“Hay una creciente migración del campo a la ciudad en África porque la gente busca mejores oportunidades laborales que, sin embargo, rara vez encuentran y, terminan volcándose a la agricultura en espacios abiertos para poder sobrevivir, pues no tienen dinero para comprar comida”, explicó.
“A menudo, cuando la gente emigra del campo en cualquier lugar de África, se aferran a su patrimonio de prácticas agrícolas dedicándose a la agricultura urbana, que se pueden ver a muchas personas practicando para evitar pasar hambre”, añadió Nakalonga.
En la capital de Tanzania, Dar es Salaam, por ejemplo, las huertas urbanas en algunas comunidades se parecen a las que se ven en las zonas rurales, de donde la gente emigra.
Pero algunas ciudades apoyan las iniciativas de agricultura urbana. Las autoridades de la sudafricana Ciudad del Cabo, por ejemplo, aprobaron su primera política al respecto en 2007, concentrándose en la importancia de la actividad para el alivio de la pobreza y la creación de empleos.[related_articles]
La FAO proyecta que habrá 35 millones de agricultores urbanos en África en 2020, por lo cual apoya programas en algunos países a fin de capitalizar los beneficios.
De hecho, en la República Democrática del Congo, el Programa de Horticultura Urbana de la FAO aprovecha las capacidades de los agricultores que emigraron a las ciudades.
El programa comenzó en respuesta al éxodo del campo a la ciudad tras cinco años de conflicto, y ahora ayuda a los agricultores a producir unas 330.000 toneladas de verduras al año, mientras ofrece empleos e ingresos a 16.000 horticultores de pequeña escala en pueblos y ciudades.
Los agricultores vendieron 90 por ciento de su producción en mercados y supermercados, según la FAO, lo que ayuda a alimentar a una población urbana que crece porque la gente abandona el campo en busca de seguridad.
Mientras, en Nairobi, varias organizaciones y agencias han ayudado a popularizar el concepto de “granja vertical en una bolsa”, que se refiere a las huertas creadas por muchas personas en las ciudades mediante grandes bolsas llenas de tierra de la que crecen las plantas.
Como el hambre golpea tanto a la población rural como a la urbana en África, cada vez más personas creen que la solución radica en la agricultura urbana.
Editado por Phil Harris / Traducido por Verónica Firme