Es posible que usted tenga una vaga idea de qué es la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM), pero si no se mueve en los círculos internacionales del desarrollo, probablemente no tenga la certeza del significado real del término.
En su intervención en un seminario sobre el tema realizado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York el lunes 15, Sofía García, de Aldeas Infantiles SOS, una organización que atiende las necesidades de más de 80.000 niños y niñas en 133 países, ofreció un excelente resumen.[pullquote]3[/pullquote]
García se refirió a un reciente proyecto del Movimiento Mundial por la Infancia de América Latina y el Caribe, que su organización integra, y explicó qué sucedió cuando se les preguntó a 1.080 niños, niñas y adolescentes de 10 países latinoamericanos cuáles son sus prioridades para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que está elaborando la ONU.
«SOS trabaja con niños sin cuidado parental, y por lo general… tienen una autoestima muy baja», señaló García.
«Pero 10 minutos después de que les explicamos la iniciativa y les dijimos ‘queremos escuchar tu voz, tú eres el agente de cambio’, niños que ni siquiera se consideraban como oradores de repente querían llegar a ser presidentes de sus países», relató.
El ejercicio concluyó con la publicación de El mundo que queremos, una versión ilustrada, dirigida a niños y niñas, de los 17 ODS propuestos.
«Este es el verdadero poder de la educación para la ciudadanía mundial», afirmó García.
El seminario tuvo el respaldo de varias misiones ante la ONU, incluidas las de Corea del Sur y de Estados Unidos, y fue auspiciado por Concord, una alianza de más de 2.600 organizaciones no gubernamentales europeas, Soka Gakkai Internacional e Inter Press Service (IPS).
«Junto al derecho a la vida y el derecho a la libertad debe estar el derecho a la educación», subrayó Usman Sarki, representante permanente adjunto de Nigeria ante la ONU.
«Es la clave de todas las libertades y el fundamento de la dignidad. Todos los demás derechos deberán depender del derecho a la educación», aseguró.
Pero la realidad actual no refleja esa convicción.
Vivimos en un mundo donde 58 millones de niños y niñas no asisten a la escuela y donde 100 millones más no terminan el ciclo primario, según el último informe de seguimiento de la Educación para Todos, que publica la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Si añadimos el dato de que hay 168 millones de niños y niñas que trabajan, y 200 millones de adultos desempleados, entonces la urgencia de la situación se hace evidente.
En total, unos 781 millones de personas no saben leer ni escribir, una estadística asombrosa en una época en que no solo la alfabetización básica, sino también la alfabetización informática, determinan cada vez más la diferencia entre una vida digna o la pobreza.
Sin embargo, la ECM trasciende la cantidad de personas que hay en las aulas, ya que el concepto de ciudadanía mundial refiere a un «sentido de pertenencia a una comunidad más amplia y a la humanidad”, según Unesco.
Su objetivo es transformar la pedagogía del aula, crear lazos de entendimiento cultural y conciencia cívica y forjar una ciudadanía mundial para el siglo XXI basada en los derechos humanos, la paz y la equidad.
La aplicación de la ECM será de naturaleza local, realizada de conformidad con los ministerios de educación de los países y adaptada a las necesidades específicas de los Estados o comunidades.
La ECM reconoce que la alfabetización básica no alcanza para conquistar la igualdad de condiciones en un mundo plagado de desigualdades, donde la brecha entre la riqueza de los países más ricos y los más pobres pasó de una proporción de 35 a 1 durante la época colonial a 80 a 1 en la actualidad.[related_articles]
Hoy en día, las 85 personas más ricas del planeta poseen más riqueza acumulada que 50 por ciento de la población mundial.
Es la calidad de la educación la que cerrará esas brechas y alcanzará objetivos esquivos, como la paz, la seguridad y la contención del extremismo violento.
Sarki, el diplomático de Nigeria, llamó la atención sobre el creciente número de personas del Norte industrial que se involucran en los «teatros de la guerra de Medio Oriente”.
«¿En verdad podemos decir que estas personas no son educadas? Muchos lo son. De hecho, los autores intelectuales de la actividad terrorista son muy educados. La pregunta es, ¿qué tipo de educación recibieron? Podemos ser educados y seguir con una mentalidad cerrada», dijo.
El concepto de ECM se remonta a 2012, cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lanzó la Iniciativa Mundial por la Educación en Primer Lugar, y después de mucho trabajo, en el que Corea del Sur tuvo un papel importante, la iniciativa se incorporó al borrador cero del documento para la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015, que se definirá con las negociaciones a fines de mes.
Ya surgieron decenas de iniciativas internacionales y comunitarias centradas en la ECM.
Por ejemplo, la ECM es una de las áreas estratégicas clave en el programa de educación de la Unesco para el período entre 2014 y 2017, mientras que grupos como Aldeas Infantiles SOS le dieron prioridad al concepto en su labor, con el fin de incluir a la población más vulnerable.
García, la asesora post 2015 de Aldeas Infantiles SOS, dijo a IPS que la organización trabaja muy de cerca con las familias en riesgo de separación o con niños sin atención parental. Por eso, «para nosotros, la educación no formal es tan esencial como la educación formal», explicó.
«Hay muchos lugares para aprender, y el aula es solo uno de ellos», aseguró a IPS en el marco del seminario del lunes 15.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga