Cuando Laxmi, de 26 años, se casó en el sur de Nepal, no sabía que pasaría la mitad del día inhalando el humo de su cocina a leña.
«El humo me hizo toser tanto que no podía respirar. Cocinar era difícil», dijo a IPS la joven oriunda de la aldea de Chhaimale, al sur de Katmandú.[pullquote]3[/pullquote]
En ese momento, la familia usaba una cocina rudimentaria, del tipo que ahora es considerado ineficiente, inseguro e insalubre. Estas estufas liberan contaminantes peligrosos, como el monóxido de carbono, partículas y óxido nitroso, causan quemaduras y a veces desfiguración, y arriesgan la salud de millones de personas, en particular de las mujeres.
Se sabe que los gases tóxicos provocan problemas respiratorios, neumonía, ceguera, enfermedades cardíacas, cáncer y bajas tasas de fertilidad. Cada año 4,3 millones de muertes prematuras en todo el mundo se atribuyen a la contaminación del aire de los espacios interiores.
En Nepal este problema afecta a unos 22 millones de los 28 millones de habitantes.
Hace seis meses, Laxmi y su suegro, Damodar Acharya, se dieron cuenta de que las mujeres en su pueblo de 4.000 habitantes hacían las tareas domésticas con más rapidez y tenían más tiempo libre para hacer otras cosas, gracias a que usaban cocinas más eficientes.
La familia de Laxmi también decidió ponerse al día.
«Quería instalar una estufa mejorada, pero no tenía una idea de cómo hacerlo o a qué organización podía recurrir para pedir ayuda”, explicó Damodar a IPS.
Afortunadamente, la organización internacional sin fines de lucro Fundación Paz Global (GPF, en inglés) estaba presente en el pueblo ayudando a la gente a construir cocinas a leña limpias de ladrillos de barro, hechas con materiales locales.
A diferencia de las estufas tradicionales, las cocinas eficientes tienen cámaras herméticas que impiden que el humo se escape por el espacio. También tienen pequeñas chimeneas que expulsan los gases tóxicos de la vivienda.
La organización nos cobró “500 rupias”, unos cinco dólares, “pero lo hicieron todo, incluso la mezcla de las materias primas y la construcción de la estufa, y nos enseñó a limpiarla cada varias semanas», explicó Damodar.
Según Khila Ghale, de GPF-Nepal, la tarifa de cinco dólares «incluye los gastos de la mano de obra del albañil para construir la cocina, el costo de los ladrillos, tres o cuatro tipos de vigas, y los materiales que componen la chimenea”.
El costo total de una estufa de ladrillos de barro de dos aberturas oscila entre los 12 y 15 dólares. Las mismas no están subsidiadas por el gobierno, por lo cual organizaciones como GPF ayudan cada vez que pueden.
Sin embargo, esos cinco dólares siguen siendo demasiado para la mayoría de las familias en Nepal, donde más de 75 por ciento de la población gana menos de 1,25 dólares por día.
Ghale, que trabaja directamente con la gente para crear conciencia sobre los beneficios de las cocinas mejoradas, dice que, para que sean sostenibles, es importante supervisar su uso y explicarles a los usuarios los beneficios y desafíos que implica su correcto mantenimiento.
«La estufa es sostenible, pero tiene que limpiarse y repararse adecuadamente para su uso a largo plazo. Es poco razonable esperar que funcione para siempre, pero si se mantiene adecuadamente, puede ser sostenible”, aseguró.
«Si podemos sensibilizar a las familias sobre los beneficios, sobre todo acerca de los beneficios sanitarios para las mujeres y los niños, las estufas podrían convertirse en una parte esencial de la casa», explicó.
La Alianza Mundial para las Estufas de Cocina Limpias, una iniciativa de la Fundación de las Naciones Unidas, señala que más de 80 por ciento de los nepaleses utilizan combustibles sólidos, como madera y estiércol vacuno, para cocinar. Más de 75 por ciento de los hogares cocinan en el interior, y 90 por ciento lo hacen por cocción a fuego abierto.
En enero de 2013, el gobierno anunció que para 2017 todos tendrían a su alcance soluciones para cocinar de manera limpia. Esta iniciativa se complementa con la meta de la Alianza Mundial para las Estufas de Cocina Limpias, que pretende que 100 millones de hogares hayan adoptado soluciones de cocina limpia para el año 2020.[related_articles]
“Los fuegos abiertos y las cocinas y combustibles tradicionales se encuentran entre los problemas de salud y ambientales más apremiantes del mundo”, sostiene la Alianza Mundial.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud calcula que 3.000 millones de personas en todo el mundo que cocinan con combustibles sólidos y fuegos abiertos en espacios interiores sufren graves consecuencias sanitarias por la contaminación derivada. Más gente muere cada día como resultado de la exposición a la contaminación del aire interior que de la malaria y la tuberculosis.
Unas semanas después de que la familia Acharya construyó su estufa limpia, la vecina de Laxmi, Durga Sharma, y su esposo decidieron que también querían una.
«Tengo que cocinar temprano en la mañana porque tengo dos hijos que van a la escuela”, relató Durga a IPS. El uso de la estufa mejorada le facilitó la vida y mantiene sana a su familia, añadió.
Las mujeres nepalesas como Durga y Laxmi pasan más de cinco horas en la cocina todos los días. Ahora, con las estufas mejoradas, el tiempo que dedican a la cocción se redujo a la mitad, y usan un 50 por ciento menos de leña.
Además, estas estufas son mucho más respetuosas con el medio ambiente que la quema de combustibles sólidos.
Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el carbono negro, que producen las estufas tradicionales, es el segundo mayor contaminante climático después del dióxido de carbono.
Alrededor del mediodía, Laxmi y Durga ya terminaron sus tareas por el día, e incluso tuvieron tiempo para hacer mandados.
Las dos mujeres quieren usar el tiempo libre que les queda para hacer lo que más les gusta. Durga quiere vender vegetales secos en el mercado y Laxmi piensa asistir a clases nocturnas para completar su programa de maestría. Las dos opciones habrían sido imposibles en el pasado.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga