El kilómetro y medio de arenas blancas de la playa Jabberwock la convierte en una de las favoritas de los visitantes y lugareños en la costa nororiental de Antigua y Barbuda.
Pero a Freeston Williams, un residente que frecuenta la zona con fines recreativos, le preocupa la desaparición gradual de la playa.[pullquote]3[/pullquote]
«Viajo por la zona de Jabberwock en el lado norte de la isla y veo que la orilla se acerca cada vez más a la carretera, lo que significa que el área que usamos para el ejercicio se minimiza. No estoy seguro de qué esté causando con exactitud todo esto, pero tarde o temprano nos vamos a quedar sin playa», comentó a IPS.
La directora de ambiente de Antigua y Barbuda, Diann Black-Layne, confirmó que el nivel del mar está creciendo. La funcionaria está movilizando a los legisladores y residentes de la pequeña nación insular caribeña para que se adapten al cambio climático mediante la implementación de actividades nacionales pertinentes.
«En los últimos 10 años experimentamos tres sequías en Antigua. La temperatura del mar Caribe tendrá temperaturas veraniegas todo el tiempo. Eso significa que la temporada de huracanes estará vigente todo el año”, advirtió Black-Layne a IPS.
La alta funcionaria dijo que las tormentas, las inundaciones costeras y la elevación del nivel del mar alterarán los medios de vida en las zonas costeras y los pequeños Estados insulares en desarrollo, al comentar las consecuencias del aumento de dos grados Celsius en la temperatura promedio del planeta, provocado por las emisiones de gases con efecto invernadero, como se indica en el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
«Para las personas que viven en los trópicos hará demasiado calor. Cada edificio tendrá que tener aire acondicionado, las escuelas, las iglesias, las clínicas, las prisiones”, señaló Black-Layn.
«También habrá fallas en la infraestructura, como las carreteras, puertos, aeropuertos y edificios. Las plantas y animales, incluidos los humanos, morirán durante los períodos de calor extremo. Se producirá un colapso de los sistemas agrícolas, lo que hará subir los precios de los alimentos. Habrá un acceso insuficiente al agua potable y de riego y una reducción de la productividad agrícola. Las especies tropicales de peces se trasladarán a aguas más frías, lo que reducirá la pesca en el Caribe», pronosticó.
El turismo es el pilar de la economía de Antigua y Barbuda, la principal fuente de empleo y de generación de divisas. Pero el panorama de los arrecifes, que tienen un gran atractivo turístico, también es sombrío.
Con un aumento de la temperatura del entorno de 1,5 grados, 89 por ciento de los arrecifes de coral padecerán una importante decoloración. Con dos grados quedarán afectados 100 por ciento de los corales para la década de 2050, y con cuatro grados, todos los corales experimentarán una grave decoloración anual.
Con la firma del Acuerdo de Copenhague en 2009, los líderes mundiales acordaron mantener el aumento de la temperatura a menos de dos grados.
Según el IPCC, las temperaturas superficiales promedio mundiales subieron aproximadamente 0,85 grados desde 1900 y las emisiones acumuladas de dióxido de carbono (CO2) determinarán en gran medida el calentamiento global superficial para fines del siglo XXI y después.
Para que haya un 66 por ciento de probabilidades de que el calentamiento causado por las emisiones de CO2 se mantenga por debajo de los dos grados se requiere limitar el total de las nuevas emisiones de gases invernadero a entre 370 y 540 gigatoneladas de carbono, según el IPCC.
Al ritmo actual de emisiones de CO2, alrededor de 9,5 gigatoneladas por año, el mundo superará la meta de los dos grados en menos de 50 años. Y ese análisis supone, de forma conservadora, que la tasa de las emisiones no continuará con su actual trayectoria ascendente del tres por ciento anual.
Con el fin de sensibilizar a la población sobre el cambio climático, la Organización de Estados del Caribe Oriental (Oeco) realizó un taller el martes 14 y el miércoles 15 en el contexto de su proyecto Convocando a la Región a la Acción sobre el Cambio Climático, financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.[related_articles]
Un funcionario de la OECO dijo que se puso al día a los participantes, procedentes de los sectores más afectados por el cambio climático, sobre los niveles de concienciación existentes en Antigua y Barbuda y se debatieron las formas de reforzarlos.
El taller procuró “analizar la campaña de adaptación climática en curso, incluidos los resultados de la encuesta de Conocimientos, Actitudes y Prácticas sobre sensibilidad al cambio climático en la Oeco», explicó la especialista en comunicación de la organización, Tecla Fontenard.
«Tenemos datos que muestran los niveles de concienciación que tiene la gente y dónde están las brechas, y también tenemos datos de Antigua. El taller también determinará las prioridades para un plan de acción de comunicación… que considere aspectos fundamentales del cambio climático en cuatro sectores principales, como la agricultura, el turismo, marino y costero, así como el sector del agua», añadió.
Antigua y otros países de la Oeco tienen una mayor vulnerabilidad a muchas de las presiones económicas y ambientales que surgen en el mundo. Esa situación, junto con la fragilidad de sus recursos naturales y culturales y sus desafíos sociales, presenta una urgencia especial para los objetivos de desarrollo sostenible de la región.
Black-Layne dijo que la administración del primer ministro Gaston Browne tendrá que desarrollar estrategias de adaptación, durante los dos períodos de gobierno siguientes, con el fin de abordar varios problemas, como el aumento del nivel del mar y la invasión del agua salada en los pozos de agua potable.
Cerca de «100 por ciento del agua potable tendrá que surgir de la desalinización. La acidificación del océano perjudicará la industria de la concha y los pescadores tendrán que adaptarse y trasladarse a otras áreas de trabajo», sostuvo.
Pero no todo está perdido, según la funcionaria.
«Desde la perspectiva de la División de Medio Ambiente, cuando se escuchan los pronunciamientos y los impactos previstos del cambio climático en nuestro país, no es muy alentador. De hecho, es muy deprimente y la tentación sería decir cuál es el punto de hacer lo que estamos haciendo», reconoció.
«Pero creemos que siempre hay un punto de redención y no creo que hayamos superado ese punto aún», concluyó.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga