La red de monitoreo del comercio de vida silvestre, Traffic, recurre a una herramienta forense, el análisis de ADN, para rastrear productos de marfil, responsables de la matanza de cientos de elefantes en peligro de extinción en África y Asia.
Muy utilizado en investigaciones criminales, los análisis de ADN (ácido desoxirribonucleico) pueden ayudar a identificar el continente de procedencia del colmillo del elefante.
“Es la primera vez que yo sepa que se usa (esta técnica) para analizar artículos de marfil en venta y probar su procedencia”, explicó Richard Thomas, coordinador de comunicaciones de Traffic, con sede en Gran Bretaña.[pullquote]3[/pullquote]
Vale señalar, precisó, que en la reunión de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, entrado en vigor en 1975), en marzo de 2013, se instruyó a los estados parte a reunir información forense de forma rutinaria a las grandes incautaciones de productos de marfil (de 500 kilogramos).
Esta es una importante demostración de una técnica que sirve en la lucha contra el tráfico de especies amenazadas, apuntó Thomas.
El actual proyecto es un esfuerzo de colaboración entre el Departamento de Conservación de Plantas, Vida Silvestre y Parques Nacionales de Tailandia y Traffic, para luchar contra el generalizado comercio ilegal de marfil en ese país asiático.
Al ser consultado sobre iniciativas de colaboración similares en el continente africano, Thomas explicó que actualmente no existen. “Pero otros estudian el alcance del análisis con el isótopo estable y el ADN del marfil como forma de determinar el origen geográfico del marfil dentro de África”, indicó.
También remarcó que los productos confeccionados con materia animal, por definición, están asociados con la vida y pueden someterse a un análisis de ADN.
“En teoría podría ser una técnica ampliamente utilizada para contrarrestar el tráfico de vida silvestre”, añadió.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), los elefantes de Sri Lanka y Sumatra están en la lista de especies amenazadas, junto con el rinoceronte blanco, el gorila de montaña, el tigre de Bengala, la ballena azul y la tortuga verde, entre otros.
El WWF denuncia que el comercio ilegal de vida silvestre se estima en 10.000 millones de dólares y está bajo control de redes criminales.
En lo que respecta al comercio ilegal de marfil, Thomas explicó: “Somos muy cuidadosos a la hora de especular sobre los precios del mercado negro, en parte, precisamente porque es el mercado negro y por lo tanto no verificable, pero, sobre todo, por la evidencia anecdótica de que los elevados precios mencionados en los medios puede generar interés en grupos criminales de involucrarse en el tráfico”.
Un informe de Traffic señala que sometieron a un análisis de ADN a 160 pequeñas piezas de marfil adquiridas legalmente por los investigadores, principalmente en comercios de Bangkok, en la Unidad de Crimen Forense de Vida Silvestre, del Departamento de Conservación de Plantas, Vida Silvestre y Parques Nacionales de Tailandia.
El objetivo del ejercicio era determinar si los productos se habían fabricado con colmillos de elefantes de África o de Asia.
El elefante Loxodonta africana se encuentra en 37 países de África subsahariana y el Elephas maximas, está en Tailandia y en otros 12 estados asiáticos.
La investigación demostró que la mayoría de los productos se habían fabricado con marfil de elefantes africanos.
“Si bien la relativamente pequeña muestra no puede considerarse representativa del mercado de marfil de Tailandia, sí indica que su origen procedentedel elefante africano es notoria en los comercios de Bangkok”, apuntó.
Esa competencia respalda el componente de aplicación del Plan Nacional de Acción de Marfil, presentado a Cites en septiembre de 2014.
El plan se desarrolló para controlar el comercio del marfil en Tailandia y fortalecer las medidas para evitar el tráfico internacional concentrándose en la regulación y el cumplimiento de la ley, lo que incluye la ejecución de un sólido sistema de registro de marfil, según el informe.[related_articles]
“La posibilidad de usar el ADN y otras técnicas forenses es una gran ayuda para hacer cumplir la ley”, remarcó Adisorn Noochdumrong, subdirector general del Departamento de Conservación de Plantas, Vida Silvestre y Parques Nacionales de Tailandia.
“Estamos muy preocupados por las conclusiones, que aparecen cuando se realiza una ejercicio nacional para registrar los productos de marfil en cumplimiento de la nueva ley que fortalece el control de su comercio en Tailandia”, añadió.
El informe también señala que el gobierno tailandés promulgó en enero una nueva ley para regular y controlar la tenencia y comercio de marfil y demostrar que procedían de elefantes asiáticos domesticados.
Tras la aprobación de la Ley sobre el Marfil de Elefante B.E. 2558 (2015), toda persona que posea marfil, ya sean efectos personales o con fines comerciales, debe registrar todos los artículos ante el Departamento de Conservación de Plantas, Vida Silvestre y Parques Nacionales entre el 22 de enero y 21 de abril de este año.
Las sanciones por no hacerlo incluyen penas de hasta tres años de prisión y/o una multa máxima del equivalente a 200.000 dólares.
“Recordamos a todos quienes registren su posesión de marfil en bruto o artículos fabricados con él que, según la nueva normativa, el material procedente del elefante africano está estrictamente prohibido y no puede venderse en Tailandia”, subrayó Noochdumrong.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme