Desde hace más de 10 años, Mildred Crawford ha sido «una voz en el desierto» que defiende a las mujeres que trabajan en la agricultura.
Crawford, de 50 años, se crió en la pequeña localidad de Brown’s Hall, en Jamaica. Estaba «rebosante de entusiasmo» cuando recibió la invitación de la Organización Mundial de Agricultores (WFO) para formar parte de la delegación de la sociedad civil en la 20 Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que comenzó el lunes 1 en Lima, donde su voz se oiría en un escenario con mucho más eco.[pullquote]3[/pullquote]
Pero pocos días después de llegar a la capital peruana, la alegría de Crawford se convirtió en decepción.
«Incluso en los eventos paralelos no veo que los representantes de los gobiernos vayan a escuchar la voz de la sociedad civil», dijo a IPS.
«Si no están aquí para escuchar lo que tenemos que decir, el impacto será muy escaso. Ya existe una brecha entre la política y la aplicación que es muy grave porque hablamos por hablar, pero no practicamos con el ejemplo», afirmó.
Crawford dijo que las mujeres agricultoras no reciben la atención ni el reconocimiento que merecen, dado su papel en la alimentación de sus familias y la población en general.
«Nuestras agricultoras almacenan semillas. Si viene un huracán y los recursos escasean, comparten lo que tienen entre sí para que la agricultura se renueve», explicó.
La WFO reúne a 70 organizaciones de agricultores y cooperativas agrícolas de unos 50 países. Su delegación en Lima es un ensayo de la que participará en 2015 en la COP 21, en París.
Uno de sus objetivos es dar a conocer el papel que tiene la agricultura de pequeña escala en la adaptación y mitigación de las alteraciones climáticas, y que las negociaciones de la CMNUCC en 2015 así lo reconozcan.
Las negociaciones en París están destinadas a acordar un tratado jurídicamente vinculante que limite las emisiones de gases de efecto invernadero.
Diann Black Layne representa a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID). La adaptación, las finanzas, las pérdidas y los daños lideran la lista de temas que este grupo de países quiere abordar en el mediano plazo.
«Muchos de nuestros países en desarrollo gastan su propio dinero en la adaptación”, explicó a IPS la también embajadora de Antigua y Barbuda para el cambio climático.
Los PEID ya están «muy endeudados» con «dinero prestado» de sus presupuestos nacionales que se ven obligados a utilizar «para financiar sus programas de adaptación y recuperación de fenómenos meteorológicos extremos. Así que, tener que pedir prestado más dinero para la mitigación es complicado”, añadió.
La secretaria ejecutiva de la CMNUCC, la costarricense Christiana Figueres, concuerda en que este tipo de compromisos de los países en desarrollo debe reforzarse con fondos internacionales destinados al clima, en particular para los más vulnerables.
«No hay duda de que hay que aumentar los fondos para la adaptación. Es muy claro que esa es la urgencia entre la mayoría de los países en desarrollo, para cubrir realmente sus costos de adaptación… muchos países están… poniendo su propio dinero en la adaptación porque no tienen otra opción”, dijo.
“No pueden esperar a un acuerdo en 2015 ni pueden esperar que la financiación climática internacional les llegue, así que ya lo están haciendo de su propio bolsillo», planteó.
«En esta COP nos centramos en temas financieros de daños y perjuicios», explicó Black Layne. «En nuestra región, eso incluiría… la pérdida de la industria pesquera y de la concha. Incluso si nos limitamos a un calentamiento de dos grados, perderíamos esas dos industrias por lo que ahora estamos negociando un mecanismo que ayude a la adaptación de los países», añadió.
En la región de la Comunidad del Caribe, la población es sumamente dependiente de la pesca para su desarrollo socioeconómico. Este recurso también contribuye a la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, el empleo, los ingresos en divisas y la estabilidad de las comunidades rurales y costeras, así como la cultura, la recreación y el turismo.
El subsector proporciona empleo directo a más de 120.000 pescadores y trabajo indirecto a miles de personas más, especialmente mujeres, en el procesamiento, la comercialización, la construcción de barcos, la confección de redes y otros servicios de apoyo.
En 2012, el valor de la industria de la concha, solo en Belice, se valoró en 10 millones de dólares.[related_articles]
Una evaluación que se presentó el miércoles 3 a los gobiernos reunidos en la COP 20 señala que actualmente hay cientos de miles de millones de dólares en financiación climática en todo el planeta.
La evaluación, que incluye un resumen y recomendaciones del Comité Permanente sobre Finanzas de la CMNUCC y un informe técnico, es el primero de una serie de informes que reunirá datos sobre los flujos financieros de apoyo a la reducción de emisiones y a la adaptación dentro de los países y mediante el apoyo internacional.
La evaluación calcula la financiación climática mundial entre 340.000 millones y 650.000 millones de dólares anuales para el período 2011-2012.
«Parecería que el financiamiento climático está fluyendo, no exclusivamente pero con prioridad hacia los más vulnerables», afirmó Figueres.
«Esa es una parte muy, muy importante de este informe porque es exactamente como debe ser. Debe ser la población más vulnerable, los países más vulnerables y las poblaciones más vulnerables dentro de los países quienes reciben la financiación climática con prioridad”, agregó.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga