Hay noticias a las 9:00 cada día, y programas en directo los martes, jueves y sábados. Por el momento, esa es la oferta del único canal de televisión de Mosul, que actualmente emite desde Erbil, la capital de Kurdistán iraquí.
“Seguimos en el aire gracias a que conseguimos llevarnos una cámara y una antena parabólica en nuestra huida de Mosul”, recuerda Akram Taufiq, actual director de Futuro de Nínive, el nombre del canal. Nínive es la provincia de la que es capital Mosul.
La vida de este periodista de 56 años está íntimamente ligada a la televisión.[pullquote]3[/pullquote]
Trabajó durante 11 años en el canal público iraquí durante el mandato de Saddam Hussein (1979-2003). De allí pasó a la dirección de Sama al Mosul (Cielo de Mosul), la cadena pública de la segunda ciudad de Iraq, hasta que la emisora cayó en manos del extremista grupo Estado Islámico (EI), a comienzos de junio.
Taufiq asegura que nunca pensó que “algo así” pudiera ocurrir.
“En tres días ya habían acabado con el último núcleo de resistencia”, recuerda este mosulí en su actual despacho, en un barrio residencial a las afueras de Erbil, situada a unos 80 kilómetros al este de Mosul.
Como cada martes, la actividad en el pequeño estudio es frenética y Taufiq invita a IPS a ver la programación en un televisor en su despacho.
Desde una estancia contigua, la presentadora Hani Subhi ofrece las últimas noticias, entre las que destaca la del recientemente establecido campo de entrenamiento para los más de 4.000 voluntarios que engrosarán las filas de la que se ha dado en llamar la “Policía de Nínive”.
La presentadora subraya que son efectivos reclutados “exclusivamente” entre los refugiados de Mosul. “No podemos fiarnos de nadie que provenga de la ciudad (de Mosul) porque pueden ser espías del Estado Islámico,” aclara Taufiq, sin apartar la vista de la pantalla.
Explica que esa fuerza se unirá a las Brigadas de Mosul, grupos de resistencia que conduce acciones de sabotaje contra miembros e intereses del EI dentro de la ciudad.
Taufiq asegura que el momento más esperado es siempre el espacio dedicado a las llamadas en directo desde el interior de Mosul. Hoy han recibido más de 1.700 solicitudes. Desafortunadamente no hay tiempo para todas.
El primero en participar es Abu Omar, un antiguo policía, actualmente en la clandestinidad dentro de la ciudad. Todo aquel vinculado al antiguo aparato de seguridad se ha convertido en objetivo prioritario del grupo yihadista.
“Espero con impaciencia el día en el que la Policía de Nínive entre en la ciudad. Seré el primero en unirme para ayudarles a matar a estos bastardos”, espeta Omar desde un lugar de Mosul sin identificar.
Le sigue Hassan, desde Talafar, un enclave de la etnia turcomana, que se sitúa al oeste de Mosul y que cuenta con una significativa comunidad chií.
“Los turcomanos nos hemos convertido en objetivo principal de los bárbaros del EI porque no somos árabes, y muchos de nosotros ni siquiera suníes”, denuncia Hassan. “Confío en seguir vivo para ver cómo expulsamos a estos salvajes de nuestras casas”, añade.
También están los que denuncian la precariedad reinante en Mosul.
“Necesitamos generadores porque solo tenemos dos horas de electricidad cada cuatro días”, relata Abu Younis, residente del oeste de la ciudad. “El agua también llega de forma intermitente, cada dos o tres días, por lo que tenemos que almacenarla en bañeras y bidones”.
Lo peor, no obstante, es la falta total de seguridad.
“La gente desaparece misteriosamente, eso cuando no se la ejecuta en mitad de la calle, y a plena luz del día”, asegura el mosulí. Su ciudad, lamenta, «se ha convertido en una inmensa prisión al aire libre”.
Se trata de un crudo testimonio que corrobora Bashar Abdala, periodista de Mosul y actual editor jefe de las noticias del canal de televisión. Consiguió trasladar a su mujer y sus dos hijos a Turquía a fines de octubre, pero él prefirió quedarse en Erbil “para seguir trabajando”. Aunque no descarta volver pronto a casa, dice no saber nada del estado en el que se encuentra su antigua residencia.
“Los yihadistas han avisado de que todo aquel que abandone la ciudad perderá su casa. Quieren evitar una huida en masa de la población local”, apunta Abdala durante un descanso.
En un informe publicado el 4 de este mes por el Centro de Control de Desplazamientos Internos (IDMC, en inglés), se indica que el número de personas forzadas a huir de sus hogares en Iraq los 12 meses anteriores rozan los tres millones, de ellas medio millón de Mosul.
Revolución robada
Sin duda, uno de los más conocidos de entre los desplazados de la ocupada ciudad es Atheel al Nujaifi, gobernador de la provincia de Nínive hasta la entrada de los yihadistas y actualmente uno de los principales impulsores del canal de televisión.
Desde su despacho en el mismo edificio, Nujaifi reconoce que muchos mosulíes recibieron con los brazos abiertos al EI.[related_articles]
“Desde el principio intenté convencer a la gente de que no tenían nada que ver con el EI. Una semana después, todos en Mosul se dieron cuenta de que habíamos caído en una trampa”, explica a IPS este dirigente que difícilmente podía imaginar la sorpresa que le reservaba el destino.
En abril de 2013, Nujaifi había recibido a IPS en el edificio de la gobernación de Nínive, en el centro de Mosul, y en medio del clamor de manifestaciones masivas que denunciaban una supuesta marginación de la población suní de Iraq por parte del gobierno chií de Bagdad.
Nujaifi visitó la plaza donde se desarrollaban las protestas, a escasos cien metros de su residencia, mostrando abiertamente su apoyo y lanzando incendiarias declaraciones contra el gobierno de Nuri al Maliki, el entonces primer ministro iraquí.
Ahora, desde Erbil, asegura que uno de los objetivos principales del canal de televisión es “transmitir al pueblo de Mosul que todavía tienen un gobierno”, aunque sea en el exilio.
“El EI nos robó la revolución”, lamenta Nujaifi a altas horas de la noche, justo después de despedirse de los últimos miembros del equipo de televisión. Mañana todos ellos continuarán su trabajo otro día más.
Editado por Estrella Gutiérrez