Ban Ki-moon apuesta a cumbres para resolver crisis del desarrollo

El jefe de la oficina de IPS en la ONU, Thalif Deen, entrevista al secretario general Ban Ki-moon. Crédito: Lyndal Rowlands/IPS

Mientras la recesión económica generalizada continúa, agravada por el brote de ébola en África occidental, y amenaza con perjudicar la nueva y muy publicitada agenda de desarrollo de la ONU para después de 2015, su secretario general, Ban Ki-moon, centra toda su expectativa en dos cumbres.

Se trata de la reunión anual que el Grupo de los 20 (G-20) países industrializados y emergentes realizará el sábado 15 y domingo 16 en Brisbane, Australia, y de la tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (CIFD), que tendrá lugar del 13 al 16 de julio de 2015 en Addis Abeba.

Entrevistado por IPS justo antes de partir hacia Brisbane, Ban describió al G-20 como “el principal foro económico global del mundo”, y pronosticó que la CIFD será “una de las conferencias más importantes a la hora de dar forma a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ya advirtió a los líderes mundiales sobre la urgente necesidad de “un robusto mecanismo financiero” para implementar los propuestos ODS.

El mismo, dijo, debería implementarse mucho antes de la adopción de estas metas, prevista para septiembre de 2015.

En una carta a los líderes del G-20, señaló que la exitosa implementación de las agendas de crecimiento y desarrollo sostenible dependerá en gran medida de movilizar “todas las fuentes de financiamiento”.

“Es difícil depender solamente del financiamiento público”, dijo a IPS, enfatizando la necesidad de obtener fondos de múltiples fuentes, incluidas públicas, privadas, nacionales e internacionales.

El G-20, una inusual mezcla de países industrializados y en desarrollo, está integrado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía, además de la Unión Europea.

Considerado en su totalidad, representa alrededor de dos tercios de la población del mundo, así como 85 por ciento de su producto interno bruto y más de 75 por ciento del comercio global.

El primer ministro australiano Tony Abbott, quien actualmente ocupa la Presidencia rotativa del G-20, ha invitado a varios países que no integran el bloque a participar en la cumbre.

Los anteriores anfitriones de las cumbres del G-20 fueron Estados Unidos (en 2008 y 2009), Gran Bretaña (2009), Canadá (2010), Corea del Sur (2010), Francia (2011), México (2012) y Rusia (2013).

En la reunión de Brisbane, Abbott dará la bienvenida a España como invitado permanente, a Mauritania como presidente de la Unión Africana, a Birmania como presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), a Senegal en representación de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África, y también a Nueva Zelanda y Singapur.

La CIFD, por su parte, se anuncia como una conferencia de la ONU y a ella asistirán los 193 estados miembros.

[related_articles]Al formular declaraciones sobre el financiamiento para el desarrollo, Ban dijo que la ayuda oficial al desarrollo, de las naciones más ricas a las más pobres, “es necesaria pero no suficiente”.

Según las últimas estadísticas disponibles, apenas cinco países –Noruega (1,07 por ciento), Suecia (1,02), Luxemburgo (1,00), Dinamarca (0,85) y Gran Bretaña (0,72)– han alcanzado el objetivo de destinar 0,7 por ciento de su producto interno bruto a la ayuda oficial al desarrollo.

Mientras, la recesión económica se desarrolla en medio de los millones que todavía padecen hambre (unos 800 millones), desempleo (más de 200 millones), carencia de agua (unos 750 millones) y pobreza extrema (más de 1.000 millones), según la ONU.

Ante la consulta sobre una propuesta de crear fuentes innovadoras de financiamiento para el desarrollo, incluido un impuesto a las transacciones de divisas, Ban señaló que designó a un exministro del gabinete francés, Philippe Douster-Blazy, como su asesor especial para explorar esas vías.

La propuesta de financiamiento innovador se aprobó en la CIFD realizada en 2002 en México, y hasta ahora recaudó unos 2.000 millones de dólares.

La tarea más titánica de Ban será garantizar que los países ricos cumplan los compromisos que asumieron en 2009 de realizar aportes anuales que para 2020 lleguen a 100.000 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima, a fin de prevenir las consecuencias más desastrosas del cambio climático.

“Necesito por lo menos 10.000 millones de dólares para dejar el Fondo operativo”, dijo. Hasta ahora, los aportes suman unos 2.500 millones de dólares.

En tanto, en su carta a los líderes del G-20, Ban dice que nuevas amenazas, entre ellas las tensiones geopolíticas y la crisis del ébola, “han surgido para crear mayor incertidumbre” en la agenda de desarrollo de la ONU.

“La cumbre del G-20 en Brisbane es oportuna en cuanto a brindar el liderazgo que se traduzca en un fuerte crecimiento mundial y en un cambio positivo en las vidas de las personas”, escribió. “Por lo tanto, los urjo a ustedes y a sus líderes a aprovechar el momento en Brisbane y a establecer el escenario para el éxito en nuestro trabajo compartido, a fin de construir un mundo más sostenible y próspero para todos”.

La ONU “está lista” para aunar esfuerzos con los líderes del bloque tanto en Brisbane como “más allá”, agregó.

Sin embargo, persiste una duda: ¿cuántos líderes mundiales responderán a su llamado?

Editado por Kitty Stapp

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