El cubano Guy Suárez, propietario en Estados Unidos de una pequeña fábrica de chocolate oscuro enriquecido con vitaminas y suplementos naturales, quisiera importar cacao desde su país de origen, si algún día lo permiten las leyes de la nación que lo acoge desde hace seis años.
“Mientras las relaciones económicas entre Cuba y los Estados Unidos sigan siendo ásperas y unidireccionales no me interesaría hacer negocios”, dijo a IPS, aunque luego confesó que si esa realidad cambiara, la planta podría comprar “el cacao cubano que es único por las características del suelo local y el poco uso de fertilizantes en el país”.
Suárez, otros compatriotas suyos residentes allí y ciudadanos de ese país que quieran negociar con La Habana, tendrán que esperar a que Washington escuche y tenga en cuenta la demanda de Cuba para que cese del bloqueo económico y comercial que Estados Unidos mantiene en su contra desde 1962.
Hasta ahora, los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca han desoído sistemáticamente el reclamo que anualmente presenta La Habana ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra el embargo, considerado parte fundamental del diferendo político entre ambos países, separados geográficamente tan solo por 90 millas. [pullquote]3[/pullquote]
Los perjuicios acumulados para este país caribeño se calcula que ascienden a 116.880 millones de dólares.
El martes 28, Cuba obtuvo nuevamente en la Asamblea de la ONU el apoyo mayoritario de la comunidad internacional a su resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo. Un total de 188 países votaron a favor del proyecto y tres se abstuvieron. En su voto en contra, Estados Unidos estuvo acompañado solamente por Israel.
Para Sara Stephens, directora ejecutiva del estadounidense Centro para la Democracia en las Américas (CDA), ese resultado demuestra que la política de embargo contra Cuba es anacrónica, divide a Estados Unidos de sus amigos y aliados de todo el mundo y debilita su capacidad para hacer frente a los problemas del siglo XXI con eficacia.
A su juicio, ahora que la opinión pública estadounidense y sectores de la diáspora cubana ofrecen un mayor apoyo para poner fin a las restricciones de viaje, el levantamiento del embargo y la normalización de las relaciones, el presidente Barack Obama podría aprovechar para modernizar su política hacia La Habana sin el riesgo de la reacción política que inmovilizó a sus antecesores.
“Acciones como esta abrirían nuevas oportunidades de diálogo con el gobierno de Cuba, restablecerían nuestras relaciones con el Hemisferio, y le proporcionarían al presidente Obama un legado significativo en la política exterior”, afirmó Stephens a IPS por correo electrónico.
Además, la campaña contra el embargo tiene nuevos aliados dentro de Estados Unidos. El influyente diario The New York Times dedicó durante las semanas previas a la votación en la ONU tres editoriales al tema del bloqueo y a la necesidad de la normalización de relaciones bilaterales.
“Por primera vez en más de medio siglo, cambios en la opinión pública estadounidense y una serie de reformas en Cuba, han hecho que sea políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con un embargo insensato”, comentó en uno de sus textos, en tanto en otro consideró “impresionante” la cooperación cubana en la lucha contra el ébola en África.
“El Times lleva 20 años con esa postura, lo que habría que preguntarse es por qué ahora (vuelve sobre el tema)”, comentó a IPS una fuente diplomática conocedora de las relaciones bilaterales, en tanto investigadores cubanos coinciden en que “el ambiente actual es menos agresivo que en el pasado”, aunque no se hacen mayores ilusiones sobre cambios a corto plazo.
En este escenario, el economista Omar Everleny Pérez consideró a IPS que “si la administración estadounidense actual es sensata podría ya realizar acciones para la mejoría de las relaciones con Cuba de cara a la próxima Cumbre de las Américas, prevista en Panamá el 10 y 11 de abril del próximo año”.
Se anticipa que el presidente Raúl Castro asista por primera vez a ese encuentro continental, aunque los anfitriones puntualizaron que las invitaciones solo se cursarán a fines de año.
«No cabe duda de que hay crecientes síntomas de que estamos ante un incipiente deshielo en las muy complejas y difíciles relaciones entre Cuba y Estados Unidos”, aseveró a IPS el politólogo Carlos Alzugaray, quien alertó a la vez que “no es la primera vez que algo parecido sucede para después desinflarse”.
Aunque en esta ocasión “las señales pueden ser clasificadas como más fuertes”, abundó. Las manifestaciones adversas al embargo desde esferas influyentes en Estados Unidos han sido numerosas este año y van desde el presidente de la Cámara de Comercio, Thomas Donohue, hasta Hillary Clinton, posible candidata presidencial del gobernante Partido Demócrata en 2016. [related_articles]
Durante una visita a Cuba en, mayo, Donohue consideró que ya es “hora de eliminar las barreras políticas y trabajar por salvar nuestras diferencias» y recordó que su institución presiona desde hace años por la eliminación del embargo comercial.
Eso sí, dejó explícito que para ello se necesitan “cambios en ambos países».
«Mientras Cuba haga más para demostrar su compromiso con las reformas y mientras haga más por solucionar los conflictos en nuestras relaciones, mayores serán las posibilidades de cambios en la política estadounidense «, reflexionó Donohue, cuya agenda en La Habana incluyó un encuentro con Castro.
Tras asumir en 2008, el gobernante cubano puso en marcha un programa de reformas para modernizar su modelo socialista de desarrollo que este año incluyó la puesta en vigor de una nueva ley de inversiones extranjeras, que amplía los sectores económicos abiertos al capital foráneo, incluido el azucarero y hace posible la llegada de inversionistas de origen cubano residentes en el extranjero.
Las nuevas reglas de juego despertaron interés en el empresariado estadounidense y de la emigración cubana, inclusive en sectores otrora opuestos al gobierno de La Habana. Alfonso Fanjul, un multimillonario de origen cubano con ciudadanía española y negocios en Estados Unidos, visitó Cuba en dos ocasiones (abril de 2012 y febrero de 2013) para verlo todo por sí mismo.
“Yo hablé con él aquí. Me dijo que tenían la voluntad de invertir en Cuba siempre que las regulaciones estadounidenses se lo permitieran. Pero que ellos sí estaban en capacidad y voluntad de invertir en administración de ingenios y bioeléctricas”, confió a IPS un funcionario encargado de negocios del sector azucarero bajo reserva de su identidad.
El vicepresidente de la empresa cubano-española Habanos S.A., Luis Fernández, cree que desde el punto de vista económico hay señales evidentes del creciente interés por estar en Cuba. “Después de muchos años, los grandes grupos comerciales de Estados Unidos se están dando cuenta de que están perdiendo oportunidades”, concluyó a IPS.
Con aportes de Ivet González desde La Habana
Editado por Estrella Gutiérrez