La avenida Bambú se extiende por cuatro kilómetros en el distrito jamaiquino de St. Elizabeth, flanqueada por enormes plantas de bambú que se elevan por encima de la calle y se cruzan en el centro para formar un túnel de sombra.
El bambú forma parte de la cultura de Jamaica desde hace miles de años, pero nunca se consideró una herramienta u opción para resolver algunos de los problemas del país.[pullquote]3[/pullquote]
Hasta ahora.
En septiembre, la Oficina de Normas de Jamaica anunció la producción a gran escala de bambú para la construcción de viviendas de bajo costo y productos de valor agregado, como muebles y carbón vegetal para el mercado de exportación.
Aunque está en sus primeras etapas, el director de la Red Internacional del Bambú y el Ratán, Hans Friederich, dijo a IPS en esta ciudad surcoreana que el proyecto tiene un enorme potencial en la protección del medio ambiente y la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.
Durante la 12 Conferencia de las Partes (COP 12) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), que concluyó este viernes 17 en Pyeongchang, Friederich dijo que el bambú puede contribuir a cumplir con algunas Metas de Aichi , acordadas en la ciudad japonesa de Nagoya en 2011.
«La planta de bambú, y hay alrededor de 1.250 especies diferentes,… tiene sistemas de raíces muy fuertes y muy extensos y por tanto son instrumentos asombrosos para combatir la erosión del suelo y para ayudar a recuperarlo”, explicó.
«Más bambú absorberá más CO2 y… le ayudará con sus metas de REDD+”, dijo en referencia a la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques, un mecanismo que forma parte de los planes de acción adoptados por la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
“Cuando usted corta el bambú y lo utiliza, atrapa el carbono y… como gramínea que es, crece rápidamente y puede cortarlo después de unos cuatro o cinco años, a diferencia de los árboles que hay que dejar por mucho tiempo”, añadió.
Con el bambú «obtiene un retorno mucho más rápido en su inversión, evita la tala de árboles y proporciona materia prima para toda una serie de usos», observó Friederich.
La Oficina de Normas de Jamaica está instalando tres fábricas en la isla y realiza cursos de formación hasta fines de noviembre para quienes quieran trabajar en el sector.
El organismo también pretende que la población cultive, preserve y coseche el bambú para sus diferentes usos.
«Se puede plantar como la caña de azúcar. El potencial para la exportación es grande”, así como para la creación de empleos, aseguró El director de proyectos especiales de la oficina, Gladstone Rose.
Sobre las Metas de Aichi, Friederich recordó que la meta 14 refiere a la recuperación, para 2020, de los ecosistemas que proporcionan servicios esenciales, como aquellos relacionados con el agua, y que contribuyen con la salud, los medios de vida y el bienestar, tomando en cuenta las necesidades de las mujeres, las comunidades indígenas y locales y las personas pobres y vulnerables.
La meta 15 tiene que ver con incrementar la resistencia de los ecosistemas y la contribución de la biodiversidad a las reservas de carbono, mediante la conservación y la recuperación, incluida la restauración de por lo menos el 15 por ciento de los ecosistemas degradados, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático y a la adaptación a este, y a la lucha contra la desertificación.
“Estamos aquí para alentar a las partes en el convenio que sean productores de bambú a considerar a este como una de las herramientas para alcanzar algunas de las metas de Aichi e incorporarlo… a su estrategia nacional de diversidad biológica”, señaló.
El presidente de la Sociedad Agrícola de Jamaica, el senador Norman Grant dijo que le “llegó la hora a la industria” del bambú.
El ministro interino de Agricultura y Pesca, Derrick Kellier, advirtió a los jamaiquinos que no talen bambú para utilizarlo como palos para cavar. «Estamos colaborando para difundir este mensaje: dejen de destruir las reservas de bambú existentes”, declaró.
«Es una planta de crecimiento muy rápido, y tan pronto como la industria se ponga en marcha, cuando la gente vea su valor económico, empezarán a plantarlo en sus terrenos. Crece en tierras marginales, como hemos visto en todo el país, por lo que estamos en buenas condiciones para sacarle el máximo provecho”, afirmó.
El director ejecutivo adjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Ibrahim Thiaw, sostuvo que en los países en desarrollo no se comprende que la biodiversidad es la base del desarrollo.
Como consecuencia, agregó, no invierten lo suficiente en la biodiversidad, ya que la consideran un lujo.
«Para que los países del Caribe sigan beneficiándose del turismo… tendrán que invertir en la protección de la biodiversidad. Los turistas no vienen solo para ver a la buena gente del Caribe, sino para apreciar la naturaleza”, comentó Thiaw a IPS.[related_articles]
«Es importante que los países en desarrollo inviertan sus propios recursos, ante todo, para conservar la biodiversidad… Es solo una cuestión de prioridad. Si se entiende que la biodiversidad es la base del desarrollo, usted invierte en su capital”, destacó.
La Oficina de Normas de Jamaica tiene el objetivo de aprovechar el lucrativo mercado mundial de productos de bambú, que se calcula en 10.000 millones de dólares, con el potencial de llegar a los 20.000 millones para el 2015.
«Estuve en Vietnam la semana pasada y descubrí que un decreto… fomenta el uso del bambú. En Ruanda una ley recomienda su uso… en las laderas de los ríos y en las orillas de los lagos como protección contra la erosión. En Filipinas un decreto presidencial estipula que 25 por ciento de todos los muebles escolares deben estar hechos de bambú”, indicó Friederich.
«Ya hay instrumentos políticos reales que fomentan el bambú. Lo que intentamos hacer es alentar a otros países a seguir esos ejemplos y a analizar las diferentes opciones disponibles”, agregó.
«El bambú tiene un enorme potencial para la protección del medio ambiente y la biodiversidad. La evidencia muestra que… está seriamente infravalorado” en este sentido, concluyó.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga