La Copa Mundial de la FIFA que se desarrolla en Brasil ha puesto en alerta a las organizaciones que luchan contra la explotación de niños, niñas y adolescentes, durante un acontecimiento que ha atraído a 3,7 millones de turistas a las 12 ciudades sede.
Además de divisas, oportunidades de negocios y trabajo, el Mundial de fútbol también eleva los riesgos de explotación laboral y sexual de menores de 16 años, según plantean organizaciones sociales y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“No tenemos números para medir la intensidad del problema, pero el Mundial reúne factores para que los casos de explotación aumenten”, entre niños, niñas y adolescentes, dijo a IPS la coordinadora de Childhood Brasil, Flora Werneck.
La oleada de turistas desde el 12 de junio y hasta el 13 de julio, en las ciudades donde se juegan los partidos de la Copa de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), multiplica la demanda temporal de servicios y aumenta el trabajo infantil y la vulnerabilidad de los derechos de los niños y niñas, aseguró la especialista.[pullquote]3[/pullquote]
Childhood Brasil trabaja desde hace 15 años en el combate del abuso sexual en este país latinoamericano.
Para Werneck, el ritmo acelerado de construcciones y de proyectos de infraestructura para el Mundial generó una explosión de trabajos temporales, migración de trabajadores y desalojos de familias, a los que se une ahora durante la Copa las vacaciones escolares, otro factor de riesgo.
Por coerción, niños, niñas y adolescentes pueden participar en actividades ilegales como la venta de drogas y prostitución infantil. “Ellos quedan más expuestos a estos y otros riesgos”, comentó Werneck.
La incidencia de violaciones a los derechos infantiles se alimenta con factores de vulnerabilidad social como la desigualdad, la pobreza falta de acceso a la educación, el consumismo y la cultura machista, plantearon Werneck y otros especialistas consultados por IPS.
La explotación sexual de niños y niñas relacionada a grandes eventos deportivos pone sobre la mesa un problema silenciado y poco abordado en las políticas públicas.
Un estudio realizado en 2013 por la Universidad Brunel de Londres, encomendado por Childhood Brasil en asociación con la Fundación Oak, apuntó factores que determinan el aumento de los casos de violencia contra niños y niñas, por la existencia de “riesgos significativos” para la población infantil en el ámbito de grandes eventos deportivos.
Además de la presente Copa Mundial, esta ciudad de Río de Janeiro será en 2016 sede de los Juegos Olímpicos de verano.
La falta de datos que permitan verificar la magnitud de los riesgos no implica que estos no existan, indica el informe. “No se puede suponer que la ausencia de datos signifique la ausencia de problemas”, argumentó.
Los especialistas consultados argumentan que Brasil sufre de una gran carencia de datos relacionados a la explotación infantil. Las cifras existentes son del programa “Disque (llame) Denuncia Nacional” de la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República (Disque 100).
En esa secretaría se registraron en 2013 más de 120.000 denuncias de violaciones de derechos de niños y adolescentes.
De los 12 estados brasileños que son sede de partidos de fútbol en este Mundial, cinco lideran el número de estas denuncias: São Paulo (17.990), Río de Janeiro (15.635), Bahia (10.957), Minas Gerais (9.565) y Río Grande do Sul (6.269).
“Ningún niño o niña debe sufrir por la construcción de un estadio de fútbol o debe ser víctima de explotación por el turismo sexual. No hay datos consolidados que puedan probar el hecho de que los megaeventos coinciden con el aumento del abuso infantil”, dijo a IPS el coordinador en Brasil de la campaña Save the Dream, Alesandro Pinto.
Pero, subrayó, “estamos aquí para observar de cerca este fenómeno en Brasil por los próximos dos años”.
La campaña es una iniciativa conjunta del Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte (ICSS, por sus siglas en inglés) y el Comité Olímpico de Qatar. Pinto comentó que hasta los Juegos Olímpicos de 2016 pretenden reunir datos concretos sobre el vínculo entre mega acontecimientos deportivos y violencia infantil.
“El deporte tiene una gran responsabilidad hacia el ser humano, la sociedad y los derechos humanos”, afirmó Pinto.
El activista participó el 20 de este mes en el acto para dar el balance preliminar de la campaña Proteja Brasil contra la explotación sexual a niños y niñas, promovida por Unicef y el gobierno brasileño, enfocada al Mundial de la FIFA.[related_articles]
Una de las estrategias utilizadas para facilitar las denuncias contra agresiones a niños y niñas fue la creación de una aplicación que puede descargarse gratuitamente en los teléfonos celulares. La aplicación Proteja Brasil representa un esfuerzo inédito en el mundo aseguró la ministra de la Secretaría de Derechos Humanos, Ideli Salvatti.
la actividad en línea quiere aprovechar la existencia de más de 70 millones de teléfonos celulares en Brasil para diseminar la comunicación de delitos que afectan la población infantil. La aplicación está disponible en portugués, inglés y español.
La jefa del programa de protección de niños, niñas y adolescente de Unicef, Casimira Benge, dijo que en Brasil por ser un país de megaeventos, la violencia infantil también es a gran escala, dado que de sus más de 200 millones de habitantes, 56 millones son niños, niñas y adolescentes.
“Aprendimos mucho de la experiencia del Mundial en Sudáfrica en 2010. Los niños y niñas se quedaron sin clases porque las escuelas cerraron durante la competencia y de esa manera quedaron sin supervisión. Aquí en Brasil, trabajamos para mantener el acompañamiento de los estudiantes incluso durante las vacaciones escolares”, dijo a IPS.
Entre el lanzamiento de la aplicación en línea, el 18 de mayo, y el viernes 20 se la descargó 60.000 veces y hubo 3.800 llamadas telefónicas a los órganos de protección a la infancia. Según Unicef, en solo un mes la campaña llegó a 40 millones de personas.
El perfil de las víctimas, realizado a partir de las denuncias de Disque 100, muestra que casi 50 por ciento es de sexo femenino, 60 por ciento de las víctimas son afrodescendientes y la violencia se concentra en víctimas entre ocho y 14 años, sin contar que 65 por ciento de los agresores integran el círculo familiar.
La violencia sexual figura en cuarto lugar de denuncias del Disque 100, en 2013, con 26 por ciento. En 2012, cuando hubo más de 130.000 denuncias, un tercio se relacionó a la violencia sexual.
Para Benge, la mejor estrategia para evitar la violencia es prevenir y facilitar el proceso de denuncia.
La violencia sexual tiene dos categorías, explicó, el abuso sexual cometido en el ámbito familiar, como el estupro, y la explotación sexual con fines comerciales como prostitución. En 2013, hubo 28.552 denuncias de abuso sexual y 10.664 de explotación sexual.
La representante de Unicef argumenta que debe dedicarse especial atención a ciudades del norte y nordeste de Brasil, como Manaus y Ceará, que son más vulnerables.
“La vigilancia tiene que ser en las 12 ciudades sede, pero con una particular atención para las que tienen mayor incidencia”, dijo Benge.
Desde que comenzó la Copa FIFA no se informó sobre detenciones en las ciudades sede por delitos de este tipo, pero dos semanas antes la policía cerró en Río de Janeiro dos locales, por presunta explotación sexual infantil.