El CO2 vacía de nutrientes los alimentos básicos

Mujeres plantan arroz en Nepal. Más de 2.400 millones de personas obtienen nutrientes claves con el consumo de arroz, trigo, maíz, soja o sorgo. Crédito: Mallika Aryal/IPS

Los crecientes niveles de dióxido de carbono (CO2) harán mucho menos nutritivos los cultivos de alimentos básicos, como el arroz y el maíz, según un estudio de la Universidad de Harvard.

Importantes cultivos tendrán niveles más bajos de zinc y hierro a mediados de este siglo, si no se reducen las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles, sostiene un análisis sobre los experimentos de campo realizados en tres continentes.

“Dos mil millones de personas ya sufren de bajos niveles de zinc y hierro. Es una carga enorme para la salud mundial”, expresó Samuel Myers, de la Facultad de Salud Pública de la estadounidense Universidad de Harvard y uno de los autores del estudio “El incremento del CO2 amenaza la nutrición humana”, publicado en la edición de la revista científica Nature del miércoles 7.

Las deficiencias de zinc y hierro tienen una amplia gama de repercusiones en la salud humana, como el aumento de la vulnerabilidad ante las enfermedades infecciosas, anemia, niveles más altos de mortalidad materna y merma del coeficiente intelectual.

Más de 2.400 millones de personas reciben estos nutrientes claves a través del consumo de arroz, trigo, maíz, soja, guisantes forrajeros y sorgo, explicó Myers a IPS.

El científico y sus colegas de Harvard evaluaron los datos obtenidos de 143 cultivos experimentales con niveles de CO2 que son 100 por ciento superiores al promedio preindustrial, ya que al ritmo actual de las emisiones industriales el CO2 de la atmósfera se duplicará para el año 2060.

El trigo cultivado en esas condiciones tiene 9,3 por ciento menos zinc y 5,1 por ciento menos hierro que las plantas con la concentración actual de CO2.

«Encontramos efectos significativos de CO2 alto para todos estos cultivos, pero algunas variedades de semillas tuvieron mejores resultados que otras», indicó Myers.

El contenido nutricional de muchos cultivos de alimentos disminuyó en los últimos 100 años, según Myers. Una razón es que los agricultores favorecieron el crecimiento rápido y el rendimiento sin tener en cuenta el aspecto de la nutrición. A eso se suma que los actuales niveles de CO2 son 42 por ciento más elevados que hace 150 años.

“Los niveles más altos de CO2 ayudan a que las plantas crezcan más rápidamente, pero eso es sobre todo en forma de aumento del almidón y los azúcares”, precisó David Wolfe, profesor de ecología de las plantas y el suelo en la estadounidense Universidad de Cornell.

“Hay más hidratos de carbono”, o sea almidón y azúcar, “pero menos proteínas y nutrientes», agregó Wolfe, que no participó del estudio de Harvard.

Esta situación provoca lo que algunos llaman “alimentos huecos”, es decir, alimentos con insuficiente nutrición, que podrían ser una de las causas del rápido aumento de la obesidad. Es posible que la gente coma más para obtener la nutrición que necesita, señaló Ken Warren, portavoz de The Land Institute, un centro de investigación agrícola de Estados Unidos.[related_articles]

Los cultivos toman minerales, oligoelementos y otras propiedades de la tierra cada año. La agricultura moderna devuelve a la tierra algunos fertilizantes químicos que no sustituyen todo lo que se perdió, explicó Warren a IPS.

Un análisis de 2006 del gobierno británico sobre los nutrientes en la carne y los productos lácteos reveló que el contenido mineral de la leche, el queso y la carne vacuna disminuyó hasta 70 por ciento en comparación con los de la década de los 30.

El queso parmesano tenía 70 por ciento menos de magnesio y de calcio, las costillas de carne contenían 55 por ciento menos de hierro, el pollo un 31 por ciento menos de calcio y un 69 por ciento menos de hierro, mientras la leche también reveló una fuerte disminución en la cantidad de hierro y un 21 por ciento de reducción del magnesio.

El cobre, un oligoelemento importante y un nutriente esencial que se consume en pequeñas cantidades, también tuvo una caída de 60 por ciento en las carnes y de 90 por ciento en los productos lácteos, según el estudio británico.

Se cree que los cultivos de alto rendimiento y los métodos de agricultura intensiva son los factores responsables de esta situación, de acuerdo con The Food Commission, la organización independiente que publicó aquel estudio.

Los impactos medidos de los altos niveles de CO2 en los cultivos de alimentos incluidos en el estudio de Harvard no replican las temperaturas más altas y las condiciones climáticas extremas que se esperan para mediados de este siglo.

Otras investigaciones revelaron que el incremento del calor estresa a las plantas y, aunque el mayor nivel de CO2 genera plantas más grandes, su rendimiento fue mucho menor, destacó Wolfe, de Cornell.

El cultivo de alimentos en Estados Unidos será más problemático con el cambio climático, especialmente en el occidental estado de California, el suroeste y en partes de las Grandes Llanuras, según la Evaluación del Clima Nacional que el gobierno de ese país publicó el martes 6.

La evaluación, que llevó cuatro años, constituye una declaración científica concluyente sobre las repercusiones actuales y futuras de la contaminación de carbono en Estados Unidos.

El aumento previsto de las temperaturas secará las tierras, por lo que será imposible cultivar alimentos sin riego extensivo. La región ya padece una sequía desde hace 10 años que seguramente se agravará.

Las temperaturas más cálidas también aumentan la evaporación, lo que deseca aún más los suelos y quita efectividad al riego. Los recursos hídricos subterráneos también están en toda las zonas indicadas.
“California y el suroeste se enfrentan a enormes problemas de agua”, advirtió Wolfe, uno de los 300 científicos que contribuyeron con la evaluación.

Añadió que “California tiene el clima perfecto para el cultivo de alimentos en este momento, pero no lo tendrá si el clima se calienta más”.

Hay pocas dudas de que California y el resto de Estados Unidos tendrán temperaturas más altas a menos que las emisiones de CO2 bajen en ese país y en el resto del mundo. Mientras la mitad occidental del país norteamericano es cada vez más seca, la mitad oriental, y en particular el noreste, recibirá lluvias más intensas y más inundaciones.

El noreste experimentará más sequías en los veranos, pero cuando lleguen las lluvias lo harán como diluvios, según Wolfe. En la última década la región experimentó un clima invernal sumamente errático.

En 2012, la calidez extrema del invierno permitió que los cultivos frutales florecieran cuatro semanas antes, pero luego se produjo una fuerte helada que generó pérdidas por cientos de millones de dólares.
“La imprevisibilidad es el mayor desafío para los agricultores”, dijo Wolfe.

El científico agregó que es optimista, pero para el futuro prevé alimentos con precios más altos, por encima de lo que puede pagar la población pobre, y una gran cantidad de trastornos para las comunidades agrícolas. Los productores de alimentos estadounidenses van a necesitar ayuda para adaptarse, en cuanto a educación y financiación.

«Tenemos que ir más allá de los seguros para las cosechas. El cambio es arriesgado para los agricultores y muchos no tienen los fondos para adaptarse a lo que se viene”, advirtió Wolfe.

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