“Los hombres no quieren ceder ninguno de sus escaños, es tan simple como eso”, dijo Subhhasini Ali, de 67 años y candidata al parlamento de India, manifestando el sombrío pronóstico que prevalece entre las organizaciones de mujeres de este país.
Ali, dos veces legisladora y dirigente de la Asociación de Mujeres Demócratas de Toda India (AIDWA, por sus siglas en inglés), brazo del Partido Comunista de India-Marxistas, se postula por Barrackpore, un distrito electoral del oriental estado de Bengala Occidental.
En este gigantesco país, los comicios parlamentarios se desarrollan entre el 7 de este mes y el 12 de mayo.
Ella es una de las pocas mujeres que se postulan a cargos electivos. Los partidos políticos, incluso aquellos que apoyan fervientemente la existencia de una cuota femenina en el parlamento, no han logrado ni siquiera una candidata por cada 10 hombres aspirantes a los 543 escaños del Lok Sabha, la cámara baja.
Las mujeres constituyen apenas siete por ciento de los 3.355 candidatos en las primeras cinco fases de las nueve que tienen los comicios en este país, según la Asociación por las Reformas Democráticas, que lucha por mayor transparencia e inclusión en los comicios indios.
Hay 388 millones de mujeres habilitadas para votar, 47,6 por ciento de un padrón electoral de 814,5 millones.
“Si nuestra presencia no se considera importante en el parlamento, si las decisiones sobre nuestro futuro se toman sin consultarnos, ¿por qué debemos votar por políticos que no creen en la causa del empoderamiento de las mujeres en este país?”, planteó Ranjana Kumari, del Centro para la Investigación Social, con sede en Nueva Delhi.
“Tenemos la sensación de que hemos perdido. Las mujeres estamos quedando cada vez más marginadas”, dijo a IPS la activista Jyotsna Chatterji, del Programa Conjunto de Mujeres.
En 2009, cuando se celebraron las 15 elecciones generales, se candidatearon 556 mujeres, esto es 6,9 por ciento de los 8.070 postulantes de 363 partidos políticos, según la Comisión Electoral. Cincuenta y nueve mujeres (10,9 por ciento) salieron victoriosas, la mayor proporción de políticas postulantes y elegidas desde 1957.
Desde hace 18 años, varios partidos políticos bloquean un proyecto de cuota femenina que propone reservar a las mujeres la tercera parte de los escaños de la cámara baja del parlamento y de los órganos legislativos estaduales.
Si esta ley se aprobara, las candidatas tendrían asegurados 180 escaños de la cámara baja.
[related_articles]Los partidos políticos que se oponen al proyecto alegan que se debería fijar una cuota dentro de la cuota femenina para representantes de comunidades vulnerables. Pero los pueblos tribales y los dalits (los intocables del sistema de castas hindú) ya tienen 120 escaños reservados en la cámara baja. Y en 2009, 17 mujeres se convirtieron en legisladoras por esta representación.
“Muchos partidos políticos habían accedido a conceder voluntariamente 33 por ciento de las postulaciones a mujeres”, dijo Chatterji, quien condujo en los años 90 el movimiento por la cuota femenina. Pero no han cumplido.
Como la presencia femenina es visiblemente mayor en la esfera profesional, en los debates públicos y en las votaciones, las organizaciones de mujeres esperaban que las dirigencias partidarias predicaran con el ejemplo y reservaran 15 o 30 por ciento de los lugares en sus listas nada menos que a la mitad de la población, reconociendo los grandes cambios sociales y políticos de las últimas décadas.
Pero, “no va a cambiar nada en la representación femenina a menos que se apruebe el proyecto”, dijo Ali.
Las tres principales fuerzas –el gobernante Partido del Congreso; el derechista Bharatiya Janata (BJP), favorito para formar gobierno; y el novel Partido Aam Aadmi (del hombre común)– han prometido que aprobarán la ley de cuotas, si primero ganan las elecciones.
“A menos que se superen ciertas actitudes, será inútil esperar que los partidos por su cuenta presenten más candidatas, sobre todo si no están obligados a hacerlo”, dijo a IPS la dos veces legisladora Malini Bhattacharya, de 70 años y exintegrante de la Comisión Nacional de las Mujeres.
Ruth Manorama, de 62 años, defiende los derechos de las mujeres dalits y preside la Alianza Nacional de Mujeres, y ahora se postula por el distrito de Bangalore Sur en una lista del partido secular Janata Dal.
Ella es más optimista. “Necesitamos ir paso a paso”, dijo a IPS.
Otros quieren reformas radicales. “Las estructuras partidarias y el proceso electoral en sí mismo necesitan un cambio drástico si queremos una abundante participación femenina”, dijo Tapashi Praharaj, de AIDWA.
“La capacidad de las mujeres de triunfar está permanentemente en cuestión, pero no se intenta fortalecerla”, agregó.
“Los enormes fondos que se necesitan para hacer campaña son otro obstáculo”, dijo Chatterji. Para estos comicios, el gobierno elevó los límites de lo que puede gastar un candidato a 116.000 dólares.
Según Chatterji, aunque los dirigentes alegan que no pueden hallar buenas candidatas, hay muchas que están aptas pero no consiguen atraer el interés de los partidos.
Más de dos millones de mujeres han ocupado cargos en órganos de gobiernos locales, los “panchayat raj”, en virtud de una cuota de 33 por ciento que sí está vigente para aldeas y distritos desde 1993 y que en algunos estados se elevó a 50 por ciento.
Los concejos locales de las ciudades también deben reservar una proporción de escaños a representantes femeninas. Estas cuotas han creado una masa significativa de dirigentes políticas.
India, la mayor democracia del mundo, tiene apenas 11,4 por ciento de legisladoras en ambas cámaras parlamentarias, mientras el promedio mundial es de 21,8 por ciento. Afganistán tiene una representación femenina de 27,6 por ciento, y Pakistán, de 18,5 por ciento, según datos de este año de la Unión Interparlamentaria.