Caribe teme perder especies marinas esenciales

La pesca es una importante fuente de ingresos en los países que integran la Comunidad del Caribe. Crédito: Desmond Brown/IPS

La mortandad generalizada de estrellas de mar que se registró en los últimos meses a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos también puede repetirse en la región del Caribe por culpa del cambio climático, que amenaza al vital sector pesquero, advierte un biólogo marino.

Desde junio de 2013, los científicos vienen notando que las estrellas de mar, que constituyen una piedra angular del ecosistema marino, mueren misteriosamente por millones.

“La causa de este fenómeno en el océano Pacífico se desconoce de momento, pero es posible que sea el resultado de varios factores, entre ellos el cambio climático”, dijo John Mussington a IPS.

“Si resulta que factores ligados al cambio climático, como el calentamiento oceánico, tienen que ver con la muerte de las estrellas de mar, entonces existe la posibilidad de que lo mismo ocurra en el Atlántico y afecte a las especies caribeñas”, señaló.

“Vivimos en una era en la que los pronósticos sobre el cambio climático se han vuelto realidad. La muerte a gran escala puede, por lo tanto, ocurrir en el Caribe”, agregó Mussington.

Las estrellas de mar desempeñan un rol clave en los sistemas marinos. Comen mejillones, percebes, caracoles, moluscos y otros pequeños animales, por lo que su salud se considera un parámetro para evaluar cuán saludable es la vida marina en una zona. A su vez, son alimento de aves playeras, gaviotas e incluso de nutrias de mar.

Mussington explicó que algo similar a lo que está pasando en el occidental estado estadounidense de California ya ocurrió antes en la región.

En 1983 hubo una mortandad generalizada de erizos de mar negros desde las Bahamas hasta el sur.

El erizo de mar “era una especie fundamental del ecosistema marino caribeño, similar a las estrellas de mar afectadas en el ecosistema del Pacífico-California”, dijo Mussington.

“Si algo afecta a sus grandes poblaciones, puede interpretarse como una señal confiable de problemas en todo el ecosistema que probablemente impacte a otras especies”, agregó.

“Algo estaba muy mal en el ecosistema marino caribeño en 1983 y el erizo de mar negro desapareció; actualmente la especie se considera funcionalmente extinta. Con el declive de estas especies cruciales, el Caribe ha experimentado un deterioro significativo de sus arrecifes de coral y de las comunidades marinas que estos mantienen, incluidas especies comerciales económicamente importantes”, agregó.

Los erizos se alimentan de algas y es importante controlar la cantidad de algas que hay en los arrecifes de coral.

La degradación del hábitat, especialmente de los arrecifes, es citada en numerosos estudios como la principal causa de la actual reducción de las poblaciones de peces caribeños.

En las últimas décadas, los arrecifes experimentaron graves pérdidas. Los peces se refugian en la estructura coralina, que también contribuye a la protección costera.

Algunas investigaciones pronosticaron que es probable que las comunidades costeras, así como las economías nacionales en la región del Caribe en general, soporten grandes pérdidas económicas si se mantiene la tendencia de degradación y destrucción de arrecifes.

Se estima que las reservas pesqueras asociadas a los arrecifes del Caribe generan ganancias anuales netas de por lo menos 310 millones de dólares.

La continua degradación de los pocos arrecifes coralinos que quedan en la región habrá reducido estas ganancias anuales entre 95 y 140 millones de dólares para 2015. La consecuente disminución del turismo de buceo también podrá afectar los ingresos del sector.

“Tiene que haber cierto equilibrio, y cuando especies importantes están muriendo hay repercusiones en todo el sistema. No debemos olvidar que el ser humano es parte integral de este sistema y que las consecuencias para nosotros serán serias”, dijo Mussington a IPS.

El sector pesquero de la región de la Comunidad del Caribe (Caricom) es una fuente importante de sustento.

La población local depende de este recurso, que contribuye a la seguridad alimentaria, el alivio de la pobreza, el empleo, el ingreso de divisas, el desarrollo y la estabilidad de comunidades rurales y costeras, así como de la cultura, la recreación y el turismo.

La pesca brinda empleo directo a más de 120.000 pescadores y oportunidades de empleo indirecto a otros miles, particularmente mujeres, en el procesamiento y la comercialización, construcción de botes, fabricación de redes y otros servicios de apoyo.

Un arapaima, el pez de agua dulce más grande del mundo, está amenazado por la sobrepesca. Crédito: Desmond Brown/IPS
Un arapaima, el pez de agua dulce más grande del mundo, está amenazado por la sobrepesca. Crédito: Desmond Brown/IPS

El coordinador del Programa Ambiental del Caribe de la Unidad Coordinadora Regional Caribeña en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Nelson Andrade Colmenares, dijo a IPS que la pesca está amenazada.

“El mar Caribe, hogar de un vibrante ecosistema que beneficia por igual a pescadores, industria turística y pobladores, está amenazado”, señaló.

“La pesca excesiva, el cambio climático y la contaminación de aguas servidas, efluentes agrícolas e industriales, han llevado a que 75 por ciento de los arrecifes coralinos de la región estén en riesgo”.

El secretario permanente en funciones del Ministerio de Pesca de Dominica, Harold Guiste, explicó que el futuro de las poblaciones de caracolas y langostas está amenazado pese a los esfuerzos regionales para protegerlas.

Guiste culpó de la sobreexplotación a países ajenos al Caribe que practican ilegalmente la pesca de arrastre en aguas de la región.

[related_articles]“Notamos una fiebre mundial de la pesca, acompañada de una falta de comportamiento responsable en el sector pesquero”, dijo a IPS.

“Este tipo de conducta de ‘hooligan’ (hincha violento) ha causado severas reducciones en algunas importantes reservas pesqueras del mundo, y ha hecho colapsar otras”, agregó.

El funcionario dominicano reclamó un enfoque colaborador para evitar que estos recursos se extingan.

El comercio de langosta genera 456 millones de dólares a las naciones de la Caricom, pero la demanda ha llevado a la sobrepesca.

“Algunos factores están fuera de nuestro control, como mitigar el calentamiento global”, admitió Mussington, pero tanto los países en desarrollo como los industrializados tienen que hacer más, añadió.

“Quienes más sufriremos –las poblaciones de estos pequeños estados insulares en desarrollo– en definitiva no somos responsables de los problemas que estamos teniendo; lo son los países industrializados”, continuó.

“Hasta ahora, los países industrializados se han resistido a implementar políticas y cambios que tienen que ocurrir”, agregó Mussington.

La del cambio climático “es una lucha que el mundo tiene que ganar si quiere sobrevivir, porque si los pequeños estados insulares no ganan, significará que el planeta Tierra en su conjunto no gana, y que la raza humana bien podría enfrentar la extinción total”, alertó Mussington.

“Eso es lo que tenemos por delante: el mundo se volverá inhabitable”, enfatizó.

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