Azerbaiyán parece estar uniéndose a la campaña del primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en contra de un movimiento religioso liderado por el clérigo islámico Fethullah Gülen, radicado en Estados Unidos.
Erdogan sostiene que los integrantes del movimiento del intelectual y teólogo islamista turco están decididos a derrocar a su gobierno, y durante 2013 llevó a cabo una ofensiva abierta contra presuntos gülenistas en su territorio.
El 8 de este mes, Erdogan dijo a los miembros de su Partido Justicia y Desarrollo que había debatido sobre el movimiento con funcionarios azerbaiyanos, durante una visita que realizó a comienzos de abril a Baku. Aquí, entregó una lista de azerbaiyanos considerados partidarios de Gülen.
Azerbaiyán es el aliado regional más cercano de Turquía.
En los últimos años, el gobierno de Azerbaiyán intentó restringir las actividades de las organizaciones islámicas, pero hasta hace poco no había tomado ninguna medida pública contra los gülenistas.
Gülen es considerado uno de los 100 intelectuales más influyentes del mundo y define su movimiento como «centrado en una educación del corazón y el alma, además de la mente».
Sus seguidores –también llamados «nurçular», por el teólogo del siglo XX Said Nursi (1877-1960), quien inspiró los fundamentos educativos de Gülen- no tienen el mismo peso en la sociedad azerbaiyana que en la turca. Pero este mes hubo varios indicadores de que Baku está endureciendo su posición con ellos.
Representantes del movimiento de Gülen niegan las acusaciones de Erdogan sobre participación en actividades contra el Estado, pero en Azerbaiyán cunden los nervios ante grupos críticos del gobierno.
En las últimas semanas, las redes sociales y medios de comunicación favorables al gobierno en Baku se llenaron de rumores sobre quienes de sus integrantes podrían simpatizar con el movimiento de Gülen.
Un supuesto simpatizante de Gülen, el portavoz de la Presidencia Elnur Aslanov, fue despedido el 17 de marzo.
El gobierno azerí no ha formulado declaraciones sobre los informes recibidos, pero los hechos ya hablan en su nombre.
A comienzos de marzo, Jalik Mammadov, vicepresidente de la Compañía Estatal de Petróleo de la República Azerbaiyana (Socar), anunció que la empresa había tomado el control de 11 escuelas secundarias que enseñaban en idioma turco, 13 centros de preparación de exámenes universitarios y la privada Universidad del Cáucaso, con sede en Baku.
Todas estas instituciones son administradas por la firma educativa turca Çağ Öğrətim (educación de la era).
Desde 2011, Socar administra una red de escuelas con el presunto fin de mejorar los estándares educativos azeríes. Çağ Öğrətim, ahora conocida como Centro Internacional de Educación de Baku, opera en Azerbaiyán desde 1992.
La empresa turca es célebre por producir estudiantes disciplinados, sensibles a la ética islámica y capaces de ingresar a las universidades más prestigiosas del mundo.
Çağ Öğrətim nunca admitió tener vínculos con el movimiento de Gülen, pero la mayoría de los especialistas en educación y expertos políticos de Azerbaiyán ven a sus instalaciones como parte de la red de escuelas que en 140 países posee ese movimiento. [related_articles]
Çağ Öğrətim es parte de la Asociación Internacional de Industriales y Empresarios Turcos y Azerbaiyanos, integrada por muchas empresas turcas que defienden los principios de Gülen.
Los representantes de Socar no han explicado su interés por las escuelas de Çağ Öğrətim. Pero algunos observadores ven un vínculo con las sospechas turcas sobre el movimiento de Gülen en las compras por el conglomerado de sus centros, realizadas en 2013 menos en el caso de la Universidad del Caucaso.
«Pienso que para las autoridades azeríes la idea es sin duda ‘podemos controlarlos más eficientemente si los manejamos’ directamente», evaluó el especialista turco Bayram Balci, residente en París y quien antes trabajó en Baku para el Instituto Francés de Estudios Anatólicos.
En marzo, en una medida vista como un intento de socavar las finanzas de Gülen, Turquía clausuró escuelas privadas asociadas a su movimiento, que, como Çağ Öğrətim, preparan a los estudiantes para los exámenes de ingreso a universidades. Erdogan pidió a otros países que hicieran lo mismo.
Balci razonó que probablemente el gobierno turco urgió al «fraternal» Azerbaiyán, un país con lazos lingüísticos y culturales con Turquía, a «prestar atención» a esas escuelas también.
«Para el gobierno azerbaiyano, esta es una buena oportunidad de mostrarle a Ankara que Baku siempre es solidario con ella», planteó.
La estatal Socar, aliada histórica de Turquía, parecería un candidato natural para esa estrategia. No fue posible acceder a los portavoces de la compañía para obtener sus puntos de vista. Tampoco Çağ Öğrətim respondió a las solicitudes de entrevistas sobre la situación con Socar.
El rector de la Universidad del Cáucaso, Ahmet Saniç, dijo a EurasiaNet.org que prefiere no hablar sobre el tema «por un tiempo».
Aunque Ankara no presione, parecería que los líderes de Azerbaiyán tienen razón en mirar con cautela los centros de enseñanza secundaria y de preparación de exámenes de Çağ Öğrətim.
Además de en Baku, existen estas escuelas en centros demográficos regionales clave, como Ganja, Lenkoran y Sumgait, así como en ubicaciones más apartadas. Algunos observadores creen que su presencia en las regiones es una potencial fuente de preocupación para el gobierno de Azerbaiyán, que en los últimos años ha enfrentado protestas regionales a gran escala.
«Como exalumnos de esas escuelas, como todos los demás en el mundo, ellos tienen su propia comunidad. En Azerbaiyán, donde los partidos políticos y otras instituciones han sido debilitadas, su red (de escuelas)… sobresale aún más», dijo Altay Goyushov, profesor de historia islámica en la Universidad Estatal de Baku.
«Eso es lo que al gobierno azerí no le gusta: la competencia», añadió.
Sin embargo, Erestin Orujlu, director del Centro de Investigaciones Oriente-Occidente de Baku, cree que ciertos funcionarios solo están buscando «debilitar la posición del otro».
Aparte de Aslanov, una lista publicada de presuntos azerbaiyanos gülenistas también incluyó al ministro de Defensa Zakir Hasanov, al director del Comité de Estado para el Trabajo con Organizaciones Religiosas, Elshad Iskenderov, e irónicamente el vicepresidente de Socar.
Como Aslanov, quien ahora trabaja en el Ministerio de Comunicaciones, el Ministerio de Defensa ha negado la presunta afiliación al movimiento Gülen de Hasanov, el titular de esa cartera. Las otras personalidades involucradas no hicieron declaraciones públicas.
Para algunos azerbaiyanos, el silencio no es ninguna sorpresa. Las acusaciones son falsas, sostuvo Orujlu. «El gobierno de Azerbaiyán no enfrenta ninguna amenaza del movimiento nurçu», dijo.
Shahla Sultanova es una periodista independiente que se especializa en asuntos de Azerbaiyán. Este artículo fue originalmente publicado en EurasiaNet.org.