Centroafricanos desbordan refugio temporal en Camerún

Niños centroafricanos refugiados en la fronteriza localidad camerunesa de Garoua-Boulai. Crédito: Monde Kingsley Nfor/IPS

Abdul Karim llegó a la fronteriza localidad camerunesa de Garoua-Boulai desde la República Centroafricana a fines de febrero, como parte de una nueva oleada de refugiados.

Ese mes, unas 30.000 personas –el mayor número desde que comenzó la crisis centroafricana en marzo de 2013—cruzaron la frontera a Camerún, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Ahora, la pequeña localidad de Garoua-Boulai afronta dificultades para atender las necesidades básicas de los refugiados y de sus propios residentes.

Desde que llegaron, Karim y los 32 miembros de su familia han compartido una tienda de campaña de 50 metros cuadrados en el campamento temporal de Pont-Bascule, en Garoua-Boulai.

“Estoy aquí con mis dos esposas, mis hijos, los hijos de mi hermano y mi madre. Nos fuimos de República Centroafricana sin nada. Solo contamos con Acnur para satisfacer nuestras necesidades”, dijo a IPS.

Karim y miles de otros refugiados esperan que la oficina de Acnur en Camerún los registre y les encuentre un lugar definitivo para vivir. Según trabajadores de ayuda de la agencia, varios ciudadanos de Chad y Nigeria que se encontraban en República Centroafricana también huyeron a Garoua-Boulai.

Los enfrentamientos entre las milicias musulmanas Séléka y las cristianas Antibalaka (antimachete) acabaron con la vida de 2.000 personas y desplazaron a una cuarta parte de los cuatro millones de habitantes de República Centroafricana, desde que las primeras dieron un golpe de Estado en marzo de 2013.[related_articles]

Se estima que actualmente hay unos 130.000 refugiados centroafricanos en Camerún.

El número de centroafricanos que huyen de su país crece cada día. Cientos de camiones de carga salen a diario del Aeropuerto Internacional de Douala, en Camerún, y se dirigen a República Centroafricana a través de la autopista de Garoua-Boulai.

Y cada día, casi 100 regresan trayendo a muchos musulmanes perseguidos por las milicias antibalaka.

“Más de 100 camiones llegaron ayer de República Centroafricana con refugiados, y hoy ya comenzaron a arribar algunos. Esto es así desde febrero”, dijo a IPS el comandante del ejército camerunés en Garoua-Boulai, Ngotio Koeke.

El camionero Adamu Usman dijo a IPS: “Transportamos muchos refugiados cada vez que descargamos y regresamos a Camerún desde Bangui”, la capital centroafricana.

“No puedo estimar cuántos refugiados lleva mi camión, pero pueden ser cerca de 100”, afirmó.

El trabajador explicó que en su último viaje a República Centroafricana fue testigo de una tragedia. “Una mujer embarazada que estaba en mi camión de pronto comenzó su trabajo de parto y perdió al bebé antes de llegar a Camerún”, contó.

Usman explicó que, cuando llegaron a un puesto de control de los antibalaka y debió frenar, jóvenes milicianos entraron al camión pero descendieron de inmediato sin molestar a nadie porque vieron “a la mujer yaciendo sobre su propia sangre con un bebé muerto a su lado”.

Muchos centroafricanos entran a Camerún viajando en camiones de carga que llegan desde Bangui. Crédito: Monde Kingsley Nfor/IPS
Muchos centroafricanos entran a Camerún viajando en camiones de carga que llegan desde Bangui. Crédito: Monde Kingsley Nfor/IPS

La mayoría de los refugiados son del pueblo indígena mbororo, del oeste y norte de República Centroafricana, a los que las milicias atacan para robarle su ganado.

“Ni siquiera sabíamos quiénes eran los Séléka, pero ahora somos los que sufrimos. No es justo odiar a todos los musulmanes. Nosotros ni siquiera nos parecemos a los musulmanes chadianos en República Centroafricana, pero de todas formas nos atacan” los antibalaka, dijo el refugiado mbororo Abdul a IPS.

Además, aseguró que jamás volverá a su país, aun cuando termine la violencia. “No tengo nada. Dejé atrás mi manada de ganado. No la voy a recuperar si regreso”, dijo.

Mientras los adultos del campamento se preocupan por el futuro de sus numerosas familias, se puede a ver a niñas y niños tranquilos, siempre con sus madres, compartiendo alimentos en bandejas comunes o jugando en su nuevo ambiente.

Pero la situación en Garoua-Boulai está lejos de ser idílica. La alcaldesa de la ciudad, Esther Yaffo Ndoe, dijo a IPS que la localidad no tiene la capacidad para atender a tantos refugiados.

“Garoua-Boulai tiene apenas 40.000 habitantes, pero ahora hay cerca de 80.000 debido a la crisis en República Centroafricana”, dijo.

“Las actuales necesidades de la localidad en materia de salud, alimentos y refugio exceden la capacidad de la administración local y de las agencias de ayuda. Los refugiados han estado en este sitio temporal por más de dos meses esperando ser transferidos”, añadió.

La funcionaria también señaló que la creciente llegada de refugiados estaba dificultando la vida de los residentes, “ya que los escasos recursos ahora deben ser compartidos”.

Los alimentos menguan y los precios de bienes y servicios aumentan. En especial se incrementó el costo de productos como el arroz y el maíz.

El precio del kilo de arroz pasó de un dólar a 1,50 dólares, mientras que el maíz se elevó de 80 centavos a un dólar.

Pero Ndoe también señaló que la presencia de refugiados incrementó la inseguridad y la delincuencia juvenil.[pullquote]3[/pullquote]

Buba, un productor agrícola de 24 años, dijo a IPS que refugiados atacaron su granja. “Rompieron los palos que tenía en la valla de mi plantación. Ahora está expuesta al ganado (que come los cultivos). Algunos refugiados están cosechando en forma anticipada los productos de otras granjas”.

Sin embargo, muchos de los refugiados se dedican a comercializar artículos pequeños, como leña y alimentos básicos, a sus pares y a residentes cameruneses.

La situación sanitaria también preocupa. Muchos presentan problemas como desnutrición, diarrea y otros desórdenes gastrointestinales y malaria, según la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).

“Mientras los refugiados no estén instalados en campamentos (definitivos) y tengan acceso a agua potable, saneamiento, alimentos y abrigo, también hay riesgos de epidemias como cólera, sarampión y malaria”, dijo a IPS el jefe de la misión de MSF en Camerún, Jon Irwin.

“Estos riesgos aumentaron porque ya comenzaron las lluvias, y se necesita una campaña de vacunación”, añadió.

Irwin explicó que MSF se concentraba en atender a niños y niñas con desnutrición aguda. Según Acnur, 51 por ciento de los refugiados centroafricanos en Camerún son menores de 11 años.

“Los niños desnutridos son más vulnerables a la malaria y a las infecciones respiratorias, y esta es exactamente la tendencia que vemos en los refugiados centroafricanos”, señaló.

MSF llamó a una urgente movilización de recursos para atender a los refugiados desperdigados por la frontera camerunesa.

Una clínica móvil de la organización, que brinda asistencia a refugiados en diferentes localidades y aldeas fronterizas, atiende a unas 70 personas a diario.

“Logísticamente, es también difícil que nuestros equipos asistan a los refugiados que están diseminados en varias localidades. Queremos brindar atención médica al mayor número de personas, pero pasamos nuestro tiempo viajando para llegar a los que más nos necesitan”, señaló Irwin.

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