Cuatro mil infecciones de VIH en una población de 20 millones de habitantes no debería ser algo difícil de manejar. Pero expertos en Sri Lanka advierten que las costumbres sociales y las estrictas leyes les impiden realizar adecuadas campañas de prevención y toma de conciencia entre los grupos de alto riesgo.
A pesar de las impresionantemente bajas tasas nacionales de contagio, hay señales de una propagación del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) en esos sectores vulnerables y en gran medida marginados.
Este pequeño país insular del océano Índico tiene una baja prevalencia del virus, según estadísticas oficiales.
De acuerdo con la última información del Programa Nacional de Prevención del Sida, en el país hay más de 1.800 infectados, de los cuales la abrumadora mayoría son hombres (1.080).
Aun si se incluyeran los casos no registrados, los infectados llegarían a alrededor de 4.000, dijo a IPS el director del Programa, Susantha Liyanage.
No obstante, el funcionario advirtió que estas cifras tan bajas podrían estar ocultando una situación mucho más explosiva y compleja.
“Existe una verdadera posibilidad de que haya tasas más elevadas de infección entre los grupos de alto riesgo. Ya estamos viendo una tendencia en ese sentido”, dijo a IPS.
Una advertencia similar fue hecha por el Plan Nacional Estratégico contra el VIH en Sri Lanka 2013-2017, lanzado el año pasado. “Ciertos factores socioeconómicos y de comportamiento detectados en el país podrían desatar una epidemia en el futuro”, alertó.
Entre los grupos de riesgo identificados en el plan se encuentran los hombres que tienen sexo con otros hombres, los jóvenes de entre 15 y 25 años, los adictos a las drogas intravenosas y los hijos de personas VIH positivas.
Expertos señalan que, aunque aumentó la toma de conciencia en Sri Lanka en los últimos tiempos, la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en los grupos de riesgo se ve obstaculizada por las estructuras sociales y legales.
[related_articles]“De acuerdo con la ley srilankesa, la homosexualidad y el consumo de drogas son delitos penales, lo que hace extremadamente difícil trabajar abiertamente en esos grupos”, dijo a IPS el director del Consejo Nacional de Servicios Juveniles, Milinda Rajapaksha.
Por su parte, Liyanage señaló que la situación es similar para las trabajadoras y los trabajadores sexuales, identificados como otro grupo de alto riesgo.
“Con todos estos sectores tenemos que ser discretos y utilizar a organizaciones intermediadoras para realizar programas de toma de conciencia y de prevención”, afirmó.
De los contagios registrados, 80 por ciento se produjeron por actividad sexual sin protección y 4,4 por ciento a través de la transmisión de madre a hijo.
Liyanage dijo que, a pesar de la existencia de servicios prenatales en toda la isla a cargo del Ministerio de Salud, el seguimiento de los casos de mujeres embarazadas VIH positivas era muy pobre.
El Plan Nacional Estratégico señaló en 2011 que solo tres por ciento de todas las embarazadas se habían sometido a exámenes de VIH, aun cuando más de 95 por ciento de estas tuvieron acceso a atención prenatal.
Otro detalle llamativo es que, de las infecciones conocidas, 20 por ciento se produjeron en el grupo etario que va de los 15 a 25 años. Cinco años atrás, este grupo respondía por menos de seis por ciento de los contagios.
Liyanage explicó que estos datos generan gran preocupación. “Indican que los programas de toma de conciencia no son efectivos entre los jóvenes”, señaló.
En noviembre de 2013, el gobierno creó un comité interministerial, presidido por Liyanage, con la tarea de redactar nuevas recomendaciones destinadas a frenar la propagación de la enfermedad entre la juventud.
El programa oficial de enseñanza de Sri Lanka no incluye la educación sexual.
Rajapaksha, del Consejo Nacional Juvenil, dijo que esta falta de información constituye un serio problema, ya que cada vez más jóvenes se vuelven activos sexualmente a edades tempranas.
El funcionario señaló además que la política de salud de Sri Lanka todavía no reconoce a la población joven como una categoría especial, lo que dificulta diseñar estrategias específicas para el sector.
Una nueva Política Nacional de Juventud, que será lanzada este mes, recomienda enmendar esta situación.
Rajapaksha dijo que los hombres homosexuales se encuentran particularmente en riesgo, ya que las convenciones sociales los estigmatizan severamente.
En las áreas urbanas, sobre todo en la Provincia Occidental, organizaciones de la sociedad civil y activistas ayudan a grupos de gays, pero esa tarea es particularmente difícil en las áreas rurales.
“Frente a esto hay pocas posibilidades de realizar campañas de toma de conciencia a gran escala destinadas a estos grupos. La reacción negativa del público sería muy grande”, indicó.
El activista gay Asela reconoció que solo puede trabajar con grupos muy reducidos de homosexuales, y que casi no existen programas públicos de apoyo.
“Si estás en la red, la ayuda está rápidamente disponible. Pero no hay programas destinados al público en general a través de los cuales podamos alcanzar a hombres o mujeres homosexuales que no conocemos”, dijo.
Según investigaciones, hay entre 30.000 y 40.000 hombres que tienen sexo con hombres en Sri Lanka. Las infecciones de VIH dentro de ese grupo mostraron un firme aumento en los últimos cinco años.
En 2009, cuando el grupo comenzó a ser estudiado, la tasa de contagios era de 0,48 por ciento, pasando a 0,9 por ciento en 2011 y a 12,3 por ciento en la actualidad.
Los estudios revelaron que los miembros de este grupo tenían un gran número de parejas sexuales, y al menos una cuarta parte mantenían relaciones también con mujeres.
Para los grupos vulnerables de Sri Lanka, el tiempo apremia.