Ley antigay ugandesa pone en riesgo programas de ayuda

Una escena del premiado documental “Call Me Kuchu” (Llámame Kuchu), sobre la lucha del activista David Kato contra la homofobia en Uganda. Crédito: Katherine Fairfax Wright

Estados Unidos revisará sus programas de asistencia a Uganda luego de que el presidente de ese país, Yoweri Museveni, promulgó la Ley Antihomosexualidad, conocida popularmente como la norma “maten a los gays”. Pero activistas advierten que una suspensión de la ayuda podría tener efectos contraproducentes.

Aunque no establece la pena de muerte para miembros de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT), como proponía el proyecto original presentado en el parlamento ugandés, la nueva ley sí castiga con cadena perpetua la “homosexualidad agravada”, esto es, casos repetidos de relaciones homosexuales entre adultos o con menores, discapacitados o personas VIH positivas.

La Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas y la propia Iglesia Católica condenaron la ley. Aunque en ese país africano ya existían disposiciones contra la homosexualidad, la nueva norma prevé castigos más severos.

“Ahora que esta ley fue promulgada, iniciamos una revisión interna de nuestra relación con el gobierno de Uganda para asegurarnos de que todas las dimensiones de nuestra participación, incluyendo los programas de ayuda, respeten nuestras políticas y principios contra la discriminación y reflejen nuestros valores”, anunció el lunes 24 el secretario de Estado (canciller) estadounidense, John Kerry.

Noruega, Dinamarca y Holanda ya suspendieron su ayuda financiera a Uganda en forma de protesta, mientras que otros países europeos como Austria y Suecia están revisando también sus compromisos de asistencia.

Importantes líderes políticos en Washington llaman al gobierno de Barack Obama a que suspenda los 456,3 millones de dólares en ayuda a Uganda que el Congreso legislativo había aprobado para el próximo año fiscal.

“Tenemos que examinar de cerca toda la asistencia estadounidense a Uganda, incluyendo la entregada a través del Banco Mundial y de otras organizaciones multilaterales”, dijo el martes 25 el senador Patrick Leahy, del gobernante Partido Demócrata.

“No puedo apoyar el envío de más fondos al gobierno de Uganda hasta que Estados Unidos haya realizado una revisión de nuestras relaciones” con ese país, añadió.

Los programas de salud y saneamiento ugandeses son los que más dependen de la ayuda exterior, y en particular los que se enfocan en la lucha contra el VIH/sida.

La tasa de prevalencia del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) en Uganda es de 7,2 por ciento, y se duplica entre hombres que tienen sexo con hombres.[related_articles]

“Estamos muy preocupados por el potencial que tiene la ley de retrasar los esfuerzos de salud en Uganda”, dijo Kerry, “incluyendo los dirigidos contra el VIH/sida, que se deben realizar de una manera no discriminatoria para que sean efectivos”.

La nueva ley, promulgada el lunes 24, también castiga a las organizaciones que ayuden a la comunidad LGBT, grupo de alto riesgo en la pandemia del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Muchas de esas organizaciones reciben fondos del Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del SIDA (PEPFAR).

“Desde un punto de vista puramente operativo… sabemos que la ley tiene consecuencias específicas en la asistencia de PEPFAR”, señaló Timi Gerson, directora de promoción del American Jewish World Service (AJWS), organización por el desarrollo que trabaja en Uganda.

“Van a tener que considerar cómo impactará esta ley en su capacidad de administrar esos programas”, añadió.

Gerson duda sobre la conveniencia de congelar toda la ayuda a Uganda. “AJWS no apoya el recorte de asistencia fundamental a esos países. No estamos a favor de frenar toda la ayuda a los ugandeses comunes”, afirmó.

“Yo no hablaría de cortar la ayuda, sino de cambiar su rumbo. Creo que la gran pregunta es cómo se hará eso (suspender la asistencia) en el terreno a la luz de la actual situación. Ese tiene que ser lo primero y más importante de la revisión” de Estados Unidos, afirmó.

Influencia evangélica

Algunos defensores de la comunidad LGBT señalan la ambivalencia de la ayuda estadounidense a Uganda, y consideran inaceptable que esta sea administrada por grupos cristianos evangélicos conservadores con una clara agenda antihomosexual.

El financiamiento estadounidense por lo general termina en manos de esas organizaciones religiosas a través de un complejo sistema de ramificación de donaciones.

Los conservadores “hacen un trabajo realmente excelente cuando se trata de servicios como orfanatos y escuelas”, admitió el reverendo Kapya Kaoma, de la organización por justicia social Political Research Associates, en diálogo con IPS.

“Las escuelas conservadoras tienen muy buenas bibliotecas, a diferencia de otros colegios, y tienen libros que presentan un ángulo conservador de la política ugandesa. Eso es una ventaja para ellos”, añadió.

Pero Kaoma criticó que organizaciones encabezadas por personas como Martin Ssempa, pastor evangélico ugandés que predica vehementemente contra a la comunidad LGBT y contra el uso de condones, hayan recibido 60.000 dólares de parte de grupos a su vez son financiados por PEPFAR.

“Escucho esos llamados a suspender la ayuda y me genera un conflicto”, dijo Kaoma. “No creo que sea la mejor forma de proceder, pues solo afectaría a los pobres y no a los ricos. Museveni no perderá absolutamente nada”.

En cambio, propuso sanciones contra individuos ugandeses responsables de la ley y contra líderes evangélicos que, sostuvo, alimentaron el odio a la comunidad LGBT en ese país africano.

“La alternativa es sancionar selectivamente las personas responsables, todos los predicadores contra los gays”, dijo. “Si pueden ser sancionados, entonces puede haber una ley que diga que ningún dinero debe salir de una organización estadounidense para un grupo en Uganda” que haga campaña contra la comunidad LGBT.

“Entonces comenzarán a sentir la presión. Si cortan la ayuda, eso solo incrementará el odio contra la personas LGBT como represalia”, advirtió.

Kaoma sostuvo que varios individuos deberían tener prohibida la entrada al país africano, y entre ellos mencionó a importantes líderes evangélicos como Scott Lively, Caleb Lee Brundidge, Don Schmierer y Lou Engle, a quienes acusó de haber influenciado directamente la nueva ley.

En marzo de 2009, Lively organizó una conferencia para las elites políticas, clericales y cívicas ugandesas, en la que habló sobre la “agenda gay”. El líder evangélico dijo que los homosexuales eran responsables del Holocausto judío y del genocidio en Ruanda, y advirtió que ahora tenían como objetivo “convertir” a los niños y niñas de Uganda.

Kaoma asistió y filmó esa conferencia, registrando los discursos de Lively, Brundidge y Schmierer. Una semana después, parlamentarios ugandeses hicieron circular el primer borrador de la ley ahora promulgada.

“El proyecto de ley original parece el propio Scott Lively hablando”, dijo Kaoma.

En nombre de la organización Minorías Sexuales de Uganda, el grupo por los derechos civiles Centro para los Derechos Constitucionales, con sede en Nueva York, presentó una demanda en un tribunal estadounidense contra Lively, al que acusa de promover el odio contra gays y lesbianas.

Lively ha llevado a cabo campañas similares contra la comunidad LGBT en distintas partes de África, así como en Rusia y Ucrania. 

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