Estados Unidos despliega saña y frustración contra Cuba con motivo de la celebración de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en La Habana.
Estados Unidos y Canadá están excluidos en forma expresa de la Celac y demás organismos de integración suramericanos.
Cuando arrancó el 28 de enero la cumbre de dos días, un vocero anónimo del Departamento de Estado acusó a los participantes de “traición” a los principios democráticos, al “respaldar el sistema unipartidista del régimen cubano”.
Añadió que lo encontraba “particularmente inexplicable para una organización cuyo supuesto apoyo a la democracia y a los derechos humanos quedó expresado en la Primera Cumbre», en Santiago, en enero de 2013.
Un motivo más de su frustración es la participación en la cumbre de La Habana de los secretarios generales de la Organización de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.
Nicolás Maduro, el presidente venezolano, respondió: “!Qué se traguen sus declaraciones!”. Vio “amargura” en sus palabras. “Están derrotados por el poderoso espíritu unitario de América Latina y el Caribe”, aseguró.
En efecto, el sostenido ascenso de Cuba en el ámbito continental es un trago amargo para Washington. América Latina ya no se pliega a sus mandatos. La inmensa mayoría de sus países mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con la isla, y las ahonda.
¿Puede Estados Unidos acusar al continente de “traición a la democracia y a los derechos humanos” mientras que apoyó a los golpistas de Honduras (2009) y de Paraguay (2012) contra sus presidentes constitucionales? [related_articles]
El presidente de Estados Unidos, el demócrata Barack Obama respaldó al gobierno espurio de Porfirio Lobo, violento, antidemocrático y corrupto.
Igualmente apoya a su sucesor desde el 27 de enero, Juan Orlando Hernandez, partidario del golpe y hábil en propiciar ilegalidades contra su Corte Suprema de Justicia, en la que reemplazó en 2012 a cuatro de sus 15 magistrados, cuando era presidente del Congreso legislativo.
En ese país “democrático” la policía, los militares y el poder judicial son corruptos, comprometidos con el narcotráfico y el crimen organizado.
No obstante, Estados Unidos continúa dando multimillonario apoyo a esas fuerzas del orden represoras y corruptas. Bajo el mandato de Lobo (2010-2014), Honduras se convierte en el país más violento del mundo, con un índice de asesinatos, en 2011, de 91,6 homicidios por 100.000 personas.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito afirma que en tres años ese índice ha aumentado 59 por ciento, según datos de noviembre.
El desinterés de Obama hacia sus aliados del Sur continental es evidente. Así lo expresó con dolor Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil (2003-2010), al hablar sobre el primer mandato del gobernante estadounidense (2009-2013).
El 28 de enero, en su discurso anual del Estado de la Unión, calificado como “disminuido” en un editorial por el New York Times, Obama dedicó solo un corto párrafo a “las Américas”: “Hemos construido nuevos lazos comerciales y expandido las relaciones y educativas con intercambio de jóvenes”. ¿Y las políticas?
No cumple con lo dicho en su primer encuentro con los mandatarios continentales en Trinidad y Tobago, en abril del 2009, en la V Cumbre de las Américas. Entonces, promete un diálogo con el continente y con Cuba, “de igual a igual”.
Y a pesar de la insistencia de líderes latinoamericanos y de personajes estadounidenses, entre ellos el expresidente Jimmy Carter y el representante Jim McGovern, ambos demócratas, a favor de levantar el embargo a Cuba, lo mantiene. Tampoco retira a ese país de la lista de “estados terroristas”, como todos le piden.
Cuba sigue siendo víctima de la persecución comercial y financiera que le impone el bloqueo económico por más de medio siglo.
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, escoge a Cuba para negociar un acuerdo de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y dar fin al sangriento conflicto interno que este año cumple medio siglo, tema prioritario de su gobierno.
Las negociaciones están en proceso. Santos agradece la ayuda que prestan Fidel y Raúl Castro, y la que prestó Hugo Chávez, presidente de Venezuela entre 1999 y su muerte en marzo de 2013. Las califica de “cruciales”.
Hay “optimismo cauto”, dice Santos, mientras medios de comunicación reportan acuerdos importantes.
Respecto a las relaciones con Cuba y al embargo, hay que aclarar que levantarlo no depende solo del presidente estadounidense.
El Congreso legislativo, a través de los años, adopta un enjambre de duras leyes difíciles de deshacer. Además, los republicanos, con mayoría en la Cámara de Representantes desde el 2012, se oponen a cualquier concesión.
En su segundo cuatrienio, iniciado en enero de 2013, Obama está más libre frente a los republicanos. Dice que actuará por decreto cuando se opongan, aunque mejorar las relaciones con Cuba no está en su horizonte. Una de las condiciones de esas leyes, para levantar el embargo, es el cambio de régimen en La Habana.
Clara Nieto es escritora y diplomática, exembajadora de Colombia ante la ONU y autora del libro «Obama y la nueva izquierda latinoamericana”.