Durante muchos años no pudieron cantar, bailar o tocar sus instrumentos favoritos. Los artistas de Jyber Pajtunjwa perdieron su voz mientras el movimiento extremista Talibán perpetraba ataques terroristas y prohibía la música, calificándola de antiislámica. Pero tras varios meses de avances tentativos, esta provincia pakistaní revive al son de sus acordes.
Al reanudarse las ventas abiertas de productos musicales, así como las ocasionales obras de teatro, los sonidos vuelven en todo su esplendor en muchas áreas, si no en todas. El gran cambio se produjo en los meses posteriores a las elecciones de mayo de 2013.
[pullquote]3[/pullquote]“Los últimos cinco años fueron muy difíciles para los músicos por culpa de los insurgentes del Talibán. Ahora suspiramos aliviados porque los actos terroristas han disminuido”, dijo a IPS el cantante Gul Panra.
El pueblo pashtún, que habita la región, era tradicionalmente entusiasta de la música. Pero entre 2008 y 2013, los músicos enfrentaron tiempos difíciles, pues Jyber Pajtunjwa (ex Provincia de la Frontera Noroccidental) estaba bajo el dominio del Partido Nacional Awami, contrario a los talibanes, y los insurgentes perpetraban constantes explosiones y ataques suicidas.
Fue de esa manera que el Talibán impidió que los músicos realizaran sus representaciones.
Sin embargo, al menguar la influencia de ese movimiento fundamentalista en la región, y con el nuevo gobierno provincial alentando activamente a los artistas desde que llegó al poder, ahora la música está regresando.
“Gracias al nuevo gobierno, la mayoría de los cantantes e instrumentistas han vuelto a trabajar”, dijo Panra, quien estudia en la Universidad de Peshawar pero está ocupado con sus actuaciones en conciertos y casamientos, además de hacer canciones para películas.
Swat, un distrito de Jyber Pajtunjwa, fue otrora conocido por sus cantantes y bailarines. La región, montañosa y pintoresca, tiene muchas corrientes y ríos que fueron usados como escenario para escenas musicales de películas. Pero el área se quedó sin artistas entre 2007 y 2010, a causa de los castigos que infligía el Talibán.
En enero de 2009, insurgentes talibanes mataron a la famosa bailarina Shabana en Swat, haciendo que un escalofrío recorriera la espalda de la comunidad artística. Muchos huyeron o abandonaron su profesión para evitar ser blancos del Talibán.
Pero actualmente puede oírse música en las colinas y los valles de Swat. El Talibán fue expulsado de ese distrito mediante un operativo militar en 2010.
“Estamos de regreso. Todas las noches hay funciones musicales que brindan entretenimiento a los lugareños, y hay muchos entusiastas del resto del país”, dijo Mohammad Suleiman, quien toca el armonio (instrumento de viento con teclado) en Swat.
Suleiman dijo que sus dos hijas bailarinas eran el único sostén económico de su familia de 12 miembros, y que mientras el Talibán dominó la zona se volvió difícil poner dos comidas diarias sobre la mesa.
Su hija de 18 años, Noreen Begum, señaló: “Ahora volvemos a recibir ofertas para actuar en bodas”.
Bailar siempre fue su pasión. “Disfruto de la música y de la danza. Y con lo que gano, mis dos hermanos pueden continuar sus estudios en la escuela”, explicó.
La música también está de regreso en Peshawar, la capital de Jyber Pajtunjwa. Tras llegar al poder en la provincia el partido Pakistan Tehreek Insaf, del jugador de cricket devenido político Imran Kan, la escena musical se transformó.
“La gente nos invita a actuar en programas privados, y nos paga bien. Los pashtunes tradicionalmente aman la música, y arrojan dinero a los intérpretes en señal de aprecio”, dijo Shah Sawar, un novel cantante, a IPS.
Sawar, de 25 años, relató que en los últimos tiempos actuó frente a Imran Kan, quien lo elogió. “Fue alentador recibir una palmadita suya en la espalda”, dijo.
El Nishtar Hall, único teatro en Peshawar, volvió a la vida y ahora ya realiza funciones musicales casi a diario.
[related_articles]“Todos los días recibimos llamadas de patrocinadores. Además de los artistas locales, cantantes de otras partes del país también actúan aquí”, dijo Karam Kan, un funcionario del gubernamental Nishtar Hall, en diálogo con IPS.
Cada función en la sala de 600 butacas congrega a cientos de entusiastas que acuden en bandadas mucho antes del inicio, señaló.
“Pasaron los días en que el Nishtar Hall permanecía cerrado por las amenazas del Talibán. La situación volvió a la normalidad y las actividades culturales han cobrado impulso”, dijo Karam Kan.
Mashooq Sultan, una diva de antaño, también está feliz con el partido de Imran Kan. “Él demostró ser una bendición para más de 10.000 artistas que prácticamente habían estado desempleados antes de que este partido llegara al poder. A mí se me había vuelto difícil mantener a mi familia, porque había pocas funciones musicales. Apreciamos a Imran por mejorar la situación de la ley y el orden”, dijo.
“Los últimos seis meses fueron muy buenos para nosotros. Hemos actuados en el Nishtar Hall y en funciones privadas”, dijo Sultan, quien aseguró haber interpretado 5.000 canciones en televisión y radio, entrevistada por IPS.
Las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA), cerca de la frontera con Afganistán, aún está repletas de insurgentes, que privan a la población del lugar de danzas y música. Algunas partes de Jyber Pajtunjwa, donde el Talibán todavía ejerce influencia, pueden sentir las restricciones incluso ahora.
Sin embargo, Sultan dijo que nadie podrá parar la música en esta parte del mundo. “Los matrimonios y otras ceremonias festivas se consideran incompletas sin música, y el Talibán no puede prohibirla para siempre”, enfatizó.