Chilenos y peruanos se alejan de conflictos de Estado

El peruano Juan González, a la izquierda, y el chileno Luis Monsalve se abrazan ante el quiosco del segundo, en la Plaza de Armas de Santiago de Chile, en una fraternidad ajena al diferendo limítrofe binacional que dirimió la Corte de Justicia de La Haya. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

Juan González y Luis Monsalve tienen orígenes distintos, pero mucho en común. González, un inmigrante peruano de 40 años, que desde hace ocho vive en Santiago, y Monsalve, un chileno de 63, coinciden en que los conflictos limítrofes nunca benefician a los pueblos.

Ambos vivieron la expectación generada por el fallo de la Corte Internacional de Justicia, que el lunes 27 acogió parcialmente en su sede de La Haya los argumentos de Chile y Perú, pero que entregó miles de kilómetros cuadrados a Lima, que hasta ahora estaban bajo control de Santiago.

En la Plaza de Armas de Santiago, donde los dos hombres trabajan, unidades móviles de televisión, periodistas y fotógrafos se instalaron ese día para observar las reacciones de chilenos y peruanos al fallo, que dirimió uno de los diferendos limítrofes pendientes en América Latina.

«Se consiguió un pedazo de mar que es más importante para los dirigentes grandes (autoridades) porque a nosotros, a los chilenos y a los peruanos, no nos regalan ni un pescado”, afirmó González, vendedor de comida peruana a un costado de la Plaza, cuando dialogó con a IPS el miércoles 29.

Para Monsalve, que regenta un pequeño quiosco en la plaza, el diferendo “es un tema lejano” porque “nuestros reales problemas se centran en cómo darle de comer a nuestras familias”.

La Plaza es el kilómetro cero de Chile y el lugar donde habitualmente se pasean gran parte de los 103.624 peruanos residentes, que componen la principal comunidad de inmigrantes en este país.

La Corte fijó nuevos límites marítimos bilaterales y otorgó a Perú unos 22.000 kilómetros cuadrados de la que fue zona económica exclusiva de Chile por más de 60 años.

El dictamen, calificado de salomónico en las dos capitales, si bien respetó el llamado Hito 1 como el nacimiento del paralelo demarcador de la frontera, que postulaba Santiago, cortó la línea en la milla 80 y no en las 200 millas como aspiraba su gobierno.

La zona hasta ahora en litigio es frecuentada por unos 1.300 pescadores artesanales de anchoveta, utilizada principalmente para hacer harina de pescado, pero está controlada por un gran consorcio del Grupo Angelini, el tercero más poderoso de Chile.

“La Corte de La Haya resguardó la pesca de los pescadores artesanales pero igualmente la de la gran industria, que también explota el recurso hasta más o menos la milla 60”, explicó a IPS el economista Claudio Lara.[related_articles]

“Por lo tanto, los intereses de la pesca chilena, principalmente la empresarial, fueron resguardados por el fallo”, opinó el director de la maestría de economía de la Escuela Latinoamericana de Estudios de Postgrado de la Universidad Arcis.

Perú se declaró ganador del proceso que inició en 2008 con su recurso a La Haya, mientras Chile minimizó la pérdida al señalar que la Corte reconoció su posición de que los límites marítimos estaban trazados.

Mientras el presidente del tribunal internacional, Peter Tomka, leía el fallo inapelable en la ciudad holandesa, en la Plaza de Armas decenas de inmigrantes peruanos y ciudadanos chilenos dialogaban sobre sus alcances.

Chile se enfrentó a Bolivia y Perú en la sangrienta Guerra del Pacífico (1879-1883), en la que Lima perdió las provincias de Arica e Iquique, y Bolivia perdió Antofagasta.

A Perú, la guerra lo dejó sin la extensión marítima que reclamó ante La Haya, mientras que a Bolivia la dejó sin salida al océano Pacífico, en un diferendo aún sin dirimir.

Durante el conflicto, los soldados chilenos saquearon distintas zonas peruanas, incluyendo Lima, robaron valiosas obras de arte y libros, violaron mujeres y quemaron viviendas.

Sin embargo, 130 años después, Chile y Perú comparten mucho: son miembros de la Alianza del Pacífico (con Colombia y México) y conviven en numerosos mecanismos regionales e internacionales.

Además, las inversiones chilenas en Perú sumaron 13.600 millones de dólares entre 1990 y 2013 y las peruanas en Chile 8.000 millones de dólares, según la oficina de ProChile en Lima.

En la zona fronteriza, cientos de miles de personas de los dos países viajan libremente entre la chilena Arica y la peruana Tacna.

Los chilenos acuden a hospitales y clínicas de Tacna, donde el acceso a la salud es más barato y la atención más cordial, dicen. Según el alcalde de Arica, Salvador Urrutia, unas 5.000 personas cruzan la frontera a diario, cifra que se triplica los fines de semana.

La cientista política Francisca Quiroga, profesora de la gubernamental Academia Diplomática de Chile, cree que, más allá de la postura de los Estados, “hoy se moviliza la ciudadanía, se genera una mayor movilidad social y, por lo tanto, se establece una mirada desde otros puntos de vista, ya no solo del estado-nación”.

El discurso del enemigo externo se ve enfrentado hoy a una ciudadanía que plantea nuevas formas de resolución de conflictos.

Para el peruano González el fallo estuvo bien. “Fue mejor así, para no estar peleando”, dijo.

“Si le hubieran dado un pedazo más a Perú, para los chilenos habría sido peor y la cosa podría haberse puesto más seria”, añadió.

“Fue todo normal, tranquilo”, asintió el chileno Monsalve.  “Había distintas opiniones, las de los peruanos y las nuestras, pero nunca hubo un clima de odiosidad”, valoró.

Los dos coinciden en que la relación entre chilenos y peruanos es cordial. Conviven en la Plaza de Armas, donde se han apostado locales con frutos y comidas de Perú.

Quiroga afirmó que la ciudadanía ha ido avanzando hacia otras formas de relacionarse, pese a que los Estados de la región se mantienen en una postura sobre la soberanía bastante rígida.

Como ejemplo, citó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que “en su tratado constitutivo mantiene el principio de soberanía muy restrictivo, sostiene el principio de no intervención y de defensa al interior de cada nación”.

Chile y Perú, con su política de estrategias paralelas, establecieron una mirada política-jurídica del fallo, sin tocar la económica, añadió.

Lara aseguró que, desde que se inició el diferendo en 2008, los chilenos han invertido en Perú más de 8.000 millones de dólares.

El miércoles 29, en una reunión bilateral en el marco de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en La Habana, los presidentes Sebastián Piñera, de Chile, y Ollanta Humala, de Perú, acordaron implementar gradualmente el fallo, en un clima de cordial vecindad.

Mientras en Santiago, González y Monsalve dialogaban por primera vez, pese a trabajar a media cuadra de distancia. En los próximos días, Luis irá a comer al local de Juan, quien dijo que lo esperará gustoso.

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