El monopolio estatal de la educación en Cuba comparte creciente espacio con operadores privados, como maestros e iglesias, que neutralizan debilidades de la enseñanza y ofrecen conocimientos necesarios ante la reforma económica, como la gestión de negocios.
“Hoy en día no basta con la escuela”, dijo Raiza Martínez, madre de una adolescente de 13 años. “A veces el profesor de una materia no sabe llegar a los alumnos o da mal el contenido. Tuve que buscar apoyo en los repasadores (maestros privados que ayudan a reforzar los conocimientos)”, relató a IPS.
“En mi tiempo no era así. La escuela (pública) te preparaba muy bien”, recordó Martínez, de 48 años y residente en La Habana.
Según esta mujer que tiene dos empleos, “ahora hay buenas condiciones materiales en las aulas y reciben las clases planificadas. Pero son menos los maestros excelentes que teníamos antes (de la crisis)”.
Su hija, Patricia Barrios, revisa dos veces por semana sus asignaturas con una maestra jubilada. También asiste con la misma frecuencia a una pequeña academia privada, en el barrio del Vedado, que desde hace casi 20 años imparte clases de inglés a escolares.
Ania Porro es otra madre que apoya a su hijo con “la mayoría de las asignaturas”. “Mi ayuda era suficiente mientras tuvo buenos maestros en la escuela primaria. Ahora está en secundaria, donde no hay constancia y faltan profesores. Tuve que ponerlo en clases privadas de inglés y matemáticas”, explicó.
La educación pública y gratuita de Cuba no recupera la calidad perdida desde que comenzó la crisis económica en los años 90, con el paulatino deterioro de la infraestructura educativa y el éxodo de docentes a empleos mejor remunerados, como los del turismo.
En el actual curso escolar, hay 1,84 millones de estudiantes en primaria y secundaria y 200.000 más matriculados en las universidades, en un país con casi 11,2 millones de personas y una población en marcado envejecimiento.
Mejorar las instalaciones y recuperar la excelencia educativa es una meta escurridiza para las autoridades, pese al mayor rigor en la formación pedagógica y la redistribución del personal disponible.
La Habana vive la situación más crítica. Este año, la capital contrató 3.069 profesores de varias provincias, la mayoría de enseñanza secundaria. Las provincias de Matanzas, Artemisa, Mayabeque, Camagüey y Ciego de Ávila siguen en la lista de las zonas con mayores problemas, indicó Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación.
En cambio, Pinar del Río, Las Tunas, Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo tienen una amplia plantilla, que permite que profesores con bajos resultados realicen cursos de recalificación a tiempo completo.
“Todavía no se notan todos los resultados, porque no es de hoy para mañana”, explicó Velázquez en medios locales el 16 de diciembre. Por ahora no está previsto recurrir a sistemas rápidos de preparación, como el programa de Maestros Emergentes que en 2000 garantizó la cantidad necesaria de personal en las aulas.
Mientras, las familias con recursos y las que exprimen sus bolsillos contratan repasadores privados.
Esta actividad fue reconocida en 2010 como trabajo por cuenta propia, aunque está vedada para docentes activos en el sistema público. Desde mediados de los 90, las autoridades expedían licencias para profesores de taquigrafía, mecanografía e idiomas.
Algunos emprendedores transforman habitaciones en aulas, y otros prestan servicios a domicilio. Las tarifas fluctúan entre 10 y 50 pesos cubanos (40 centavos de dólar y dos dólares) por clase.
El salario estatal promedio es de 19 dólares mensuales.
Algunos promocionan sus servicios en sitios de anuncios como Porlalivre y Mil Clases.
En octubre, las oficinas de empleo registraban unos 1.023 repasadores en un conjunto de más de 444.000 trabajadores por cuenta propia.
En ese mismo mes, el oficial diario Grama informó que muchos maestros de escuelas públicas y otros profesionales ofrecen servicios contraviniendo la ley.
Las iglesias no se han quedado atrás en la apertura educativa.[related_articles]
Las escuelas religiosas desaparecieron en 1961, dos años después de comenzar la revolución, cuando se estatizó la enseñanza.
Pero en los primeros años de la depresión económica, las iglesias abrieron una ventana con cursos de temas no religiosos para satisfacer necesidades locales.
Cerca de 500 jóvenes suben a lo largo de la semana la empinada loma que lleva al Centro La Salle, en el municipio de 10 de Octubre. Administrado por la orden católica Hermanos de las Escuelas Cristianas, la institución brinda desde hace 15 años diplomados para las nuevas necesidades del mercado laboral.
“Los profesores son muy buenos y nos inculcan una serie de valores que no los encuentras en otros lugares”, dijo a IPS el joven Andy Morera, que lleva una cruz en el cuello y un atributo de la religión yoruba en su muñeca. “He pasado varios cursos de inglés. Soy un alumno asiduo”, afirmó.
Clases de inglés para jóvenes y niños, administración de pequeñas y medianas empresas, computación, gerencia ejecutiva y formación en valores humanos son las materias que oferta el centro dirigido por Aurelio Gómez, conocido como Hermano Martín. “No damos abasto para satisfacer la demanda”, expresó a IPS.
Los talleres de inglés y de emprendimiento de negocios privados, con 150 estudiantes, son los más requeridos.
En 2014, se añadirán cursos de preparación para exámenes de ingreso a la universidad, porque “la gente los solicita mucho”, argumentó.
El Centro La Salle tiene otra institución similar en Santiago de Cuba, 847 kilómetros al este de La Habana, y se financia con el cobro de los cursos, que ronda los 25 pesos cubanos por mes (un dólar). “Damos cursos de verano gratuitos para las personas menos favorecidas de la comunidad”, añadió.
“En los últimos tiempos se ha visto el esfuerzo de todas las diócesis por contribuir con la educación”, dijo a IPS el portavoz de la Arquidiócesis de La Habana, Orlando Márquez. Actualmente, detalló, existen varias iniciativas educativas en las 11 diócesis del país, algunas pagas y otras gratuitas.
Estos cursos abarcan repasos, clases de idiomas, computación, diseño gráfico, formación pedagógica, educación preescolar y gestión empresarial.
El Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba diseña talleres para el creciente sector privado desde septiembre de 2011. La institución de inspiración evangélica ha capacitado a más de 106 emprendedores de la ciudad de Cárdenas, en el occidente cubano.
A sus talleres sobre agricultura, ambiente, género, sexualidad, parejas y convivencia familiar, entre otros temas, concurrieron este año 1.435 personas, 500 no creyentes y 935 con alguna fe religiosa.