La reconstrucción de la zona central de Filipinas, arrasada por el tifón Haiyan, debe evitar errores cometidos luego de catástrofes anteriores.
Casi dos semanas después del paso del tifón, académicos y expertos de la sociedad civil reclaman a la comunidad internacional que aprenda de los errores cometidos en las respuestas a desastres desde el terremoto de 2010 en Haití.
«El gran mito es creer que el socorro se divide en diferentes etapas, la ayuda de emergencia primero y luego la reconstrucción», dijo a IPS el investigador asociado del Centre for Economic and Policy Research (CEPR), Jake Johnston.
«Lo que se necesita es una visión más integral desde el principio», agregó. El CEPR es un centro de estudios con sede en Washington.
Johnston siguió de cerca las gestiones de reconstrucción en Haití tras el terremoto que dejó unos 316.000 muertos y 300.000 heridos, y desplazó a casi 1,5 millones de personas. Varias lecciones aprendidas en la catástrofe haitiana pueden aplicarse a la crisis actual en Filipinas, aseguró.
«Algo que no estuvo bien en Haití fue que las organizaciones extranjeras dejaron en gran medida de lado al gobierno y a la sociedad civil de ese país», destacó.[related_articles]
Por ejemplo, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) “destinó casi 1.300 millones de dólares a empresas y organizaciones no gubernamentales, la inmensa mayoría estadounidenses o radicadas en ese país, y menos de uno por ciento de ese dinero se dirigió a entidades haitianas», explicó Johnston.
En Filipinas, la ayuda internacional debe asegurarse de que el gobierno de ese país encabece las operaciones y juegue un papel destacado en la coordinación de la reconstrucción, opinó.
La transparencia y la rendición de cuentas también necesitan mejorarse mucho. De este modo se garantizaría que las organizaciones que trabajan en el terreno respondan a las necesidades locales con eficacia, agregó el investigador.
«Las organizaciones no gubernamentales y las empresas han sido las intermediarias en la mayoría de estos fondos», explicaron Vijaya Ramachandran y Owen Barder, dos investigadores del Center for Global Development (CGD), un grupo de investigación en Washington.
Pero, a pesar de que “estas organizaciones son beneficiarias de fondos públicos, hay muy pocas evaluaciones publicadas sobre los servicios que prestaron, las vidas que salvaron o los errores que cometieron».
Esta falta de transparencia y rendición de cuentas generó un desaliento creciente en la población haitiana.
«En Haití vimos que los grupos que trabajaban allí no se comunicaban entre sí”, lo que llevó a que “se duplicaran acciones», dijo Johnston, del CEPR. «Es un claro indicio de la opacidad de la ayuda».
Mayor comunicación entre las organizaciones les permitiría ser más eficaces en su trabajo y rendirles cuentas de mejor manera a los contribuyentes y donantes, opinó.
Algunas organizaciones no gubernamentales que trabajan en Filipinas subrayan que la transparencia y la comunicación son una parte central de su labor.
«Tratamos de ser muy transparentes acerca de nuestras finanzas y nos aseguramos de que todo el mundo vea a dónde va nuestro dinero”, dijo a IPS la integrante del equipo de comunicaciones de All Hands Volunteers, Rachel Sawyer.
«Nos comunicamos constantemente con otras organizaciones», agregó Sawyer, cuya organización sin fines de lucro trabaja en áreas de desastre en todo el mundo.
«Las ‘operaciones de socorro’ constituyen, evidentemente, una expresión muy amplia».
Otra cuestión importante es asegurar que la inyección de fondos recaudados apenas sucede un desastre se sostenga en el tiempo, que es lo que requiere la reconstrucción a largo plazo.
«Los medios de comunicación, los patrocinadores y los socorristas dedican poco tiempo a las necesidades inmediatas, lo cual no genera la infraestructura para mitigar riesgos futuros y deja sin resolver ni financiar necesidades de largo plazo, como el reasentamiento, la salud pública y la viabilidad fiscal», escribió en un artículo Lori Bertman, presidenta de la estadounidense Pennington Family Foundation, una institución que otorga donaciones.[pullquote]3[/pullquote]
Hay quienes sostienen que esta atención de corto plazo se debe a la naturaleza cíclica de la cobertura noticiosa, que tiende a desviar la atención del público rápidamente.
“El ciclo de noticias es uno, e intentar que la gente siga prestando atención a un tema no funciona”, dijo a el profesor de economía del desarrollo Jesse Anttila Hughes, de la Universidad de San Francisco.
Pero las actuales estrategias pueden mejorarse, observó.
«La financiación en estas situaciones se centra en gran medida en el refugio y los alimentos. Pero cuando los fondos se acaban, la reconstrucción aún requiere atención», dijo. Es necesario “asegurar que los pedidos de fondos están explícitamente vinculados a la reconstrucción», apuntó.
La última información del Consejo Nacional de Reducción de Riesgos de Desastres de Filipinas informó que hasta la fecha el tifón Haiyan provocó la muerte a más de 4.000 personas y dejó a casi 4,5 millones de personas sin vivienda.
A principios de esta semana, el Banco Mundial anunció que liberaría 500 millones de dólares para la recuperación y reconstrucción de Filipinas, en respuesta a una solicitud del gobierno.
Funcionarios del Banco Mundial ya están analizando cómo ir empleando ese dinero a largo plazo, y a la vez eludir algunos de los problemas que afectaron reconstrucciones previas.
«Dada la magnitud de este desastre, el país necesitará un plan de reconstrucción», declaró el lunes 18 Axel van Trotsenburg, vicepresidente del Banco Mundial para Asia Oriental.
«Podemos aprovechar las lecciones aprendidas en nuestro trabajo tras de los desastres de Aceh, Haití y otras áreas, que podrían ser útiles en Filipinas», añadió.