Zimbabwe vive un nuevo éxodo

En Rodeport, la terminal de autobuses transfronterizos de Harare, los zimbabwenses se preparan para partir en busca de pasturas “más verdes”. Crédito: Jeffrey Moyo/IPS.

Admire Gumbo, de 26 años, detesta la idea de abandonar Zimbabwe e irse a Botswana. Sin embargo, ve que no tiene más opción que regresar al país vecino, donde trabajó durante tres años como obrero.

“Me recibí de electricista, tengo un diploma nacional. Mientras estuve en Botswana, nunca tuve un trabajo decente, pero me las arreglé con empleos temporales, generalmente como ayudante de obra en la construcción, donde ganaba 60 pulas (siete dólares) al día. Ahora tomé la difícil decisión de volver porque no puedo conseguir trabajo aquí”, dijo Gumbo, del populoso suburbio capitalino de Mabvuku, a IPS.

Apenas dos meses después de las polémicas elecciones del 31 de julio, que le aseguraron al presidente Robert Mugabe un nuevo período de gobierno, los zimbabwenses, convencidos de que no habrá ningún cambio en este país, lo abandonan en bandadas.

Edwin Gandari, presidente de la Asociación de Transportistas Transfronterizos de Zimbabwe, dijo a IPS que el tránsito llegó a su clímax luego de los comicios.

[pullquote]3[/pullquote]“No estábamos seguros del negocio hasta que, un mes después de las elecciones, gente en busca de mejores oportunidades empezó a solicitar nuestros servicios en grandes cantidades”, explicó. Muchos emigrantes indocumentados elijen viajar por este medio.

“En promedio, nuestra asociación registra unos 1.200 emigrantes por día que deciden cruzar la frontera hacia países limítrofes como Sudáfrica, Mozambique y Botswana”, agregó.

Un funcionario fronterizo sudafricano cree que casi se ha duplicado la cantidad de zimbabwenses que ingresan a su país.

“Nuestro gobierno saludó el resultado electoral en Zimbabwe pero, para nuestra sorpresa, más de dos meses después estamos registrando diariamente más de 700 zimbabwenses que atraviesan la frontera hacia Sudáfrica”, dijo a IPS el funcionario a condición de no revelar su identidad.

Según él, antes de las elecciones, el flujo diario era de 400 inmigrantes zimbabwenses.

Se estima que más de tres millones de personas se fueron del país después de 2000, en el momento más duro de la crisis económica. Entre 2003 y 2009, Zimbabwe vivió una de las peores olas de hiperinflación del mundo. En 2008, la inflación anual llegó a más de 231 millones por ciento.

Los que huían como refugiados fueron tantos que, en 2009, el Departamento de Asuntos Internos de Sudáfrica suspendió las deportaciones y autorizó su permanencia, otorgándoles permisos de trabajo y de estudio.

Muchos zimbabwenses, como Jason Mandundu, de 31 años, que volvió de Sudáfrica a comienzos de este año, esperaban que esta disposición ya no fuera necesaria, y que una nueva era política en su país les permitiera quedarse definitivamente.

“Esperábamos un nuevo Zimbabwe bajo un nuevo gobierno que no estuviera liderado por Mugabe. Pero ahora… no tenemos ninguna esperanza económica. Sin duda, a la gente como yo no le queda más que mendigar en Sudáfrica”, dijo Mandundu a IPS.

[related_articles]“La gente se va porque Zimbabwe ha demostrado que no puede ofrecer medios de supervivencia a los desempleados”, dijo Okay Machisa, director de la Asociación de Derechos Humanos, en declaraciones a IPS.

Varios economistas coinciden en que el renovado éxodo obedece a que la situación económica del país no mejora.

Se culpa del colapso a las políticas de Mugabe, entre ellas la controvertida reforma agraria iniciada en 2000, por la cual más de 300.000 personas ocuparon por la fuerza tierras que antes eran propiedad de unos 4.000 agricultores comerciales de raza blanca.

Antes, la agricultura brindaba empleo a entre 60 y 70 por ciento de la población, y contribuía con entre 15 y 19 por ciento del producto interno bruto anual.

“Aquí no está cambiando realmente nada destacable. Más bien, la vida se está volviendo más difícil y más costosa día a día, desde que la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) obtuvo una polémica victoria. Los zimbabwenses que habían empezado a volver a casa ahora se dirigen a los países vecinos”, dijo a IPS el economista independiente Kingston Nyakurukwa.

Prosper Chitambara, economista del Instituto de Investigación sobre Trabajo y Desarrollo Económico de Zimbabwe, un grupo de expertos independientes, cree que “hay muchas incertidumbres y preguntas sin respuesta con respecto al curso que está tomando la economía”.

John Robertson, director de Servicios Robertson de Información Económica, dijo a IPS que “al ver que aquí no pueden esperar empleos, quienes aguardaban un cambio buscan ahora oportunidades fuera de fronteras. Ellos también sufren los efectos de que el gobierno de la ZANU-PF no respete el derecho a la propiedad”.

La Ley de Indigenización y Empoderamiento Económico, de 2007, estableció que las empresas de capitales extranjeros deben vender 51 por ciento de su paquete accionario a ciudadanos de este país para estimular el crecimiento económico. En una entrevista anterior con IPS, Robertson había dicho que esta política ahuyentaba a los inversores y ya había conducido al cierre de varias compañías, tras haber pasado a manos de zimbabwenses.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe