La justicia climática, nexo entre los derechos humanos y el cambio climático, debe ser un pilar de la agenda de desarrollo a partir de 2015, según la destacada dirigente Mary Robinson, expresidenta de Irlanda (1990-1997).
Las comunidades pobres padecen de modo desproporcionado los problemas de salud, los costos financieros y las alteraciones sociales y culturales que se desatan con el calentamiento global, alega la ex alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (1997-2002), que estableció y dirige la Fundación Mary Robinson – Justicia Climática.
En diálogo con IPS, Robinson se refirió a los desafíos y oportunidades que enfrentan los países en desarrollo, especialmente los pequeños Estados insulares que pueden sobrevivir o extinguirse en las próximas décadas.
IPS: En 2009, durante la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague, usted dijo que no veía a periodistas o ministros de países industrializados exponiendo la urgencia del recalentamiento planetario. ¿Cree que la Asamblea General de la ONU ofreció este año algún cambio?
MARY ROBINSON: Me sorprende que haya más jefes de Estado y ministros de países en desarrollo que no hablan sobre sus realidades, aunque estén sufriendo cada vez más por las alteraciones climáticas.
Hablan en privado, pero, por algún motivo, no quieren exhibir vulnerabilidad. En eso se diferencian los jefes de Estado de los pequeños Estados insulares, que tal vez sucumban (a los efectos del cambio climático). No tienen opción, así que hablan y piden justicia climática.
Conocemos la realidad, y también entendemos que las comunidades que no han contribuido (al problema) tienen que beneficiarse de la economía baja en carbono que debemos adoptar, en particular en el acceso a energías baratas y renovables.
IPS: Muchos países pobres se ven en el trance de elegir entre el desarrollo económico y el costo de proteger el ambiente. ¿Qué hacer?
MR: Hay costos injustos que pesan sobre los países pobres. Necesitamos mucho más apoyo para la adaptación y para la resiliencia climática, ya sea en áreas rurales como en ciudades.
Estuve hablando con la presidenta (liberiana) Ellen Johnson Sirleaf. A raíz del clima, ella quizás deba trasladar a parte de la población de Monrovia, la capital, y no tiene presupuesto para hacerlo. Así que necesitamos mucho más apoyo para la adaptación y también para las tecnologías que ayuden a los países pobres a beneficiarse del crecimiento sin carbono.
Hay muchos ejemplos de cooperación Sur-Sur, por ejemplo en materia de energía, incluso en el ámbito local, y siento un gran entusiasmo en promoverlos al máximo.
[related_articles]Pero debemos reconocer que estamos llegando a un período muy difícil. Si no hacemos lo correcto en 2015 y no lograrmos un acuerdo justo, robusto y equitativo que nos mantenga debajo de los dos grados (de calentamiento), a los países con gran crecimiento de población… les resultará mucho más difícil hacer frente a la seguridad alimentaria y adaptarse.
Así que este es un momento precioso, y es por eso que la justicia climática se vincula a una buena agenda de desarrollo sostenible para todos los países, a qué países deben asumir más responsabilidad en reducir las emisiones (de gases de efecto invernadero), y a un acuerdo climático justo.
IPS: ¿Usted se mantiene en contacto con lo que acontece en Irlanda?
MR: Sí, y también observaría si Irlanda asume su responsabilidad. Como expresidenta, no participo en cuestiones políticas internas, y eso se entiende. Pero Irlanda es un buen país a partir del cual trabajar sobre seguridad alimentaria, porque tenemos una muy buena reputación en la lucha contra el hambre… y estoy orgullosa de eso.