Dianne Christian Simmons recuerda los días en que se embarcaba con su esposo en expediciones de pesca en el Golfo de Paria, un mar llano y mediterráneo de cerca de 800.000 hectáreas ubicado entre Trinidad y Tobago y la costa este de Venezuela.
“Volvíamos con por lo menos cinco barriles llenos de pescados”, relató Christian Simmons, presidenta de la Asociación del Mercado Pesquero, a IPS. “Ahora, si podemos llenar uno es un milagro”.
Gary Aboud, ambientalista y secretario de una organización local llamada Fishermen and Friends of the Sea (Pescadores y amigos del mar), acusó a quienes practican la pesca camaronera de arrastre a escala industrial de crear “desiertos” en las aguas territoriales de Trinidad y Tobago, utilizando métodos que, señaló, están prohibidos en muchos países.
Aboud señaló que, ya en 1996, el Instituto de Recursos Mundiales, con sede en Estados Unidos, advirtió que la captura de camarones por medio de la pesca de arrastre era comparable a dinamitar los recursos pesqueros en términos de sostenibilidad.
“En otras palabras, la pesca camaronera de arrastre lo mata todo. Es el tipo de pesca más destructivo e insostenible del mundo”, dijo a IPS, aplaudiendo la decisión que a comienzos de este mes tomó el gobierno de prohibir esa práctica en aguas locales.
[pullquote]3[/pullquote]Según el ministro de Producción Alimentaria, Devant Maharaj, preocupado por la reducción de las existencias de mariscos y por el daño ambiental asociado a la captura de camarones con redes de arrastre, el gobierno considera enmendar la Ley de Pesca para dar fuerza a las nuevas medidas.
El jerarca anunció que se crearía un comité para considerar un “paquete de alivio” para los pescadores desplazados que serían afectados por la prohibición.
A fines del año pasado, el presidente de la Asociación de Pescadores de Arrastre de Trinidad y Tobago, Shaffi Mohammad, dijo que sus miembros estaban preparados para terminar con esa práctica si el gobierno los compensaba adecuadamente.
El grupo, que protesta vigorosamente contra la prohibición, tiene ahora hasta el 26 de octubre para presentarle al gobierno una propuesta sobre manejo sostenible de los recursos pesqueros.
Christian Simmons cree que las 5.000 personas que se estima trabajan en la industria deben aceptar la necesidad de frenar la anticuada modalidad de captura de camarones.
“No estamos diciendo que dejen de pescar camarones, sino que cambien su método. Hay otros más sustentables” para hacerlo, agregó.
La pesca de arrastre involucra el remolque manual o mecanizado de una “red de arrastre” por el agua o a lo largo del lecho marino. Las redes varían en tamaño, pero pueden abarcar unos cuantos metros y extenderse otros tantos kilómetros detrás de la embarcación (redes de deriva), dragando indiscriminadamente las aguas y el lecho marino.
“Este estado de situación ha causado serios conflictos entre los pescadores que compiten entre sí, y los ambientalistas también lo han usado como una justificación persuasiva para que se tomen medidas inmediatas y fuertes a fin de abordar las actividades de pesca de arrastre”, dijo Maharaj.
Aboud explicó a IPS que las redes que usan las embarcaciones industriales son muy pesadas y se hunden en las profundidades del mar, capturándolo todo.
A eso se suma que “son naves tan grandes y poderosas” que “en un día cubren un área equivalente a 50 canchas de fútbol”. Esto significa que crean un enorme desierto, “así que la destrucción es inmensa”, agregó.
Las redes también capturan peces pequeños y jóvenes, lo que causa una drástica reducción de la población pesquera.
“Así que lo que se está haciendo es matar las futuras capturas de camarones”, dijo. “Y también se está matando la fuente alimenticia de todos los otros peces”.
Estudios muestran que Trinidad y Tobago tiene la mayor proporción de desecho de alevines capturados en comparación con cualquier otra parte del mundo, añadió.
[related_articles]“Tenemos 1,73 libras (seis kilogramos) de alevines atrapados y desechados por cada libra de camarones”, dijo Aboud, agregando que también se destruyen los pastos marinos, que brindan refugio y alimento a los peces pequeños.
La práctica fue prohibida o restringida en varios países, incluidos Australia, Brasil, Canadá y Malasia.
Una gran proporción de los ejemplares descartados incluyen especies comercialmente importantes, como pejerreyes, pargos y meros, dijo Maharaj. A consecuencia, observó, “se han suscitado conflictos entre pescadores de arrastre artesanales y no artesanales a propósito de la destrucción del hábitat que resulta de arrastrar las redes sobre el lecho del mar”.
Aboud cree que una manera amigable con el ambiente de capturar camarones sin perturbar el ambiente sería el uso de pequeñas trampas similares a jaulas de alambre.
El presidente de Pescadores Unidos de Trinidad y Tobago, Peter Glodon, envió una carta a Maharaj enfatizando que los 52.000 pescadores artesanales de este estado insular ven con buenos ojos la ofensiva contra la pesca camaronera de arrastre, que “ha destruido completamente la especie ‘battalie’ de tortugas en el Canal de Colón”, colocando a “muchas más especies al borde de la extinción”.
Pero dijo que la prohibición no debería abarcar solo a quienes practican la pesca de arrastre a escala industrial, sino también a “las flotas semiindustriales y artesananales” que capturan camarones de esta manera.
“De no hacerlo, se acelerará el colapso de la industria pesquera. Ya sean grandes, medianas o pequeñas, todas contribuyen al destrozo de los ejemplares jóvenes”, escribió.