Los incidentes de violencia eran habituales luego un importante partido de cricket en Pakistán. Sin embargo, en las norteñas Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA), este deporte se ha convertido en una herramienta para promover la paz.
Durante más de una década, las FATA y su provincias vecinas, que forman un cinturón tribal sobre la frontera con Afganistán, han sido refugio seguro para insurgentes del movimiento islamista Talibán que huyeron de la invasión a ese país liderada por Estados Unidos en 2001, así como de la posterior ocupación por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de sus fuerzas aliadas.
El gobierno local fracasó en varios intentos por sofocar violentamente al Talibán y erradicarlo completamente de esa zona montañosa.
Desesperado, centró su atención en estrategias alternativas, convirtiendo rápidamente a los deportes en una popular “arma” contra los extremistas religiosos, especialmente como medio de alejar a los jóvenes de la actividad insurgente.
El optimista Shahid Shinwari, secretario de la Asociación Olímpica de las FATA, dijo a IPS que está gratamente sorprendido por la masiva concurrencia al reciente campeonato de cricket en el que, durante una semana, la agencia de Mohmand –uno de los siete distritos que integran las áreas tribales- venció a la anfitriona agencia de Bajaur.
Hasta 2012, la agencia de Bajaur fue una verdadera zona de guerra. En 2008 fue escenario de una importante ofensiva del gobierno contra el Talibán, que causó la muerte de 1.600 rebeldes y 150 civiles, además de dejar 5.000 heridos.
De los 300.000 civiles forzados a huir de los combates, solo 18.000 regresaron. La mayoría de los desplazados viven en asentamientos improvisados, con poco acceso a servicios tan básicos como agua corriente y atención médica.
El hecho de que este atribulado distrito pueda convocar multitudes con fines meramente civiles marca un punto de inflexión en la búsqueda de una “paz elusiva” en Pakistán, según. Ciudadanos afluyeron en bandadas a apoyar a los 16 equipos que compitieron entre el 7 y el 14 de este mes.
Shinwari también dijo que las celebraciones posteriores a la estrecha victoria de la agencia de Mohmand contrastaban particularmente con el clima de terror y ansiedad que prevalece en el país desde hace años.
Alentado por el innovador enfoque de las FATA para combatir el terrorismo, un equipo de cricket de la nororiental provincia de Kunar, en la frontera afgana, también participó en el campeonato patrocinado por el ejército pakistaní.
El capitán del equipo de Kunar, que pidió no ser identificado, elogió la hospitalidad brindada a los deportistas, agregando que esos hechos eran “vitales para potenciar las relaciones entre los dos países”, cuyos pueblos soportan penurias similares a manos del Talibán.
“Solo espero que los deportes continúen promoviendo la paz”, dijo a IPS.
El capitán del equipo anfitrión, Taj Ali, de 17 años, señaló a IPS que muchos jóvenes de su generación se integraron al Talibán por falta de otras vías que les permitieran canalizar sus energías.
Ahora, sostuvo, las FATA han pasado por “un mar de cambio”, en el que la juventud se deleita en esta renovada oportunidad de “desbaratar a los terroristas”.
Alrededor de 100 pequeños equipos de cricket, por lejos el deporte más popular entre los jóvenes locales, han surgido en aldeas apartadas de toda la agencia de Bajaur.
Ansioso por capitalizar el entusiasmo local, el gobierno pakistaní encargó el año pasado la construcción de un complejo deportivo por 4,9 millones de dólares. Equipado con todas las instalaciones necesarias para entrenar a jóvenes atletas, cuenta con un gimnasio, canchas de cricket y de fútbol, y otras, techadas, para básquetbol, voleibol, squash y badminton.
Ya hay unos 5.000 niños y niñas que frecuentan este complejo, trabajando con varios profesionales entrenados para dominar el deporte de su elección.
Kashif Ali, un jugador de kabbadi (deporte de lucha que se practica en Asia meridional y es popular en India, Pakistán y Bangladesh) de 17 años y residente de la agencia Orakzai, dijo a IPS que su hermano fue insurgente durante tres años, pero que ahora renunció a esa actividad para dedicarse al fútbol.
Ali dijo conocer personalmente a por lo menos una veintena de otros muchachos que han hecho lo mismo, lo que lleva la cantidad de insurgentes convertidos en atletas a unos 150.
Según los entrenadores, los deportes también prometen a los jóvenes pobres un ingreso decente en el futuro, ya que muchos atletas de las FATA se integran a equipos nacionales o a organizaciones profesionales.
[related_articles]Los gobiernos regionales tienden sus redes de modo de incluir a las mujeres –durante mucho tiempo marginadas por el Talibán en el norte de Pakistán- en la oleada de fiebre deportiva que se extiende por la región.
Khanum Bibi, una jugadora de badminton de 16 años, llegó a Peshawar, capital de Jyber Pajtunjwa (KP, ex Provincia de la Frontera Noroccidental), en busca de instalaciones que faltaban en su pueblo natal.
Según ella, las mujeres quieren practicar deportes, pese a los estrictos códigos religiosos que las han excluido de las canchas durante años.
“Las deportistas se desempeñan mejor académicamente porque las actividades al aire libre las mantienen en forma y saludables”, dijo a IPS.
Su prima, que llegó a Peshawar para entrenarse como jugadora de ping-pong, se hizo eco de sus palabras, agregando que el gobierno de KP debería invertir en centros deportivos en las áreas rurales para que los habitantes puedan jugar “con su propia gente en vez de con extranjeros de Peshawar”.
Unas 5.000 mujeres de las provincias del norte de Pakistán son parte de equipos deportivos.
El gobernador de KP, Shaukatullah Jan, dijo que el gobierno local ha empezado a buscar unas 160 hectáreas sobre las cuales construir un complejo deportivo internacional por 1.000 millones de dólares. La idea es que cuente con canchas, hosteles y servicios médicos, y que cubra a las áreas tribales, tras reconocer que “los deportes son la única manera de vencer al Talibán”.
Jan elogió a los atletas de las FATA por haber ganado 16 medallas en los recientes Juegos Nacionales que se celebraron en Islamabad, pese a su falta de entrenamiento.
“Nuestros jugadores salieron segundos en tiro al arco y terceros en básquetbol y yudo en la competencia nacional, lo que sorprendió a todos”, dijo, agregando que esto resultó muy ilustrativo de la aptitud natural de los habitantes de las FATA para los deportes.
El mayor general Ghayyur Mahmood, del cuerpo de frontera, está a cargo de las operaciones militares para las FATA. Los deportes también son cruciales en los esfuerzos por mejorar la ley y el orden en la región, al promover la paz y “la sensación de normalidad”, dijo a IPS.
Shinwari señaló: “Tenemos varios grandes acontecimientos en ciernes, para los cuales estamos creando modernas instalaciones abiertas y cerradas”, en las que se pueda realizar unos 20 juegos.
El encuentro que se aguarda con más ansiedad es el inminente campeonato de clubes de las FATA, que empezará el 14 de agosto y durará 11 días. Durante el mismo, los equipos ganadores en las competiciones intra-agencias de abril pasado se disputarán los principales puestos en básquetbol, voleibol, cricket, kabbadi, badminton, squash, hockey, kushti (una forma de lucha local) y otros deportes.
Kashif Ali y su hermano se están entrenando duramente para participar en los juegos, con la esperanza de llevar la gloria a su agencia y ganarse el respeto de su familia y de los miembros de su comunidad.