El estatal Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical de Cuba perfecciona el momento y la dosis de aplicación de una película comestible, obtenida a partir de quitosana (polímero extraído de esqueletos de moluscos y crustáceos), que alarga el tiempo del almacenaje de frutas como el mango.
“Este recubrimiento también protege de enfermedades pos cosecha y, al ser natural, no provoca afectaciones a la salud humana”, explicó Tania Mulkay, la investigadora al frente del estudio, iniciado hace un año.
“Estamos entrando a un mercado exigente de alimentos sanos y queremos incluirnos en la tendencia internacional de potenciar lo ecológico”, añadió a Tierramérica la experta de la entidad que brinda servicios técnicos y científicos a los productores y empresas frutícolas de todo el país.
La nación caribeña aplica a los frutos que exporta o debe almacenar películas comestibles con componentes químicos.